Capítulo 1: Relativamente Normal

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Christian Pov.

Ana está prácticamente, encima de mí sentada entre mis piernas, viendo la película de terror que he puesto a posta para asustarla.

—Eres un idiota, Christian —murmura mientras un asesino destripa a un pobre sujeto. —Tendré pesadillas.

—No seas llorona, Steele.

Ella me saca la lengua en un gesto tan infantil que encuentro sorprendente.

Mamá sale en ese momento poniéndose un arete.

—No se duerman hasta tarde —advierte y nos da un beso en la frente.

—Mamá... —le reclamo.

—¿Qué? Tu padre y yo estaremos fuera una semana. Merezco un beso. Nada de travesuras.

—Estamos algo grandes para hacer travesuras. —dice Ana, a lo que Mamá sólo ríe.

—Vamónos, Carla. No quiero perder el vuelo —dice papá saliendo de la nada —Déjalos, confío en ellos.

—Gracias, papá —le contesta Ana en un tono de voz absolutamente empalagoso. Pongo los ojos en blanco. Pequeña convenenciera.

—Nos vemos pronto —me despido con la mano de mis padres.

Cuando cierran la puerta principal, apago el reproductor de DVD y me volteo a Ana.

—¿Y bien? ¿Qué quieres hacer?

Ella ladea la cabeza y se muerde el labio inferior. Ese pequeño movimiento provoca un cosquilleo en mi columna vertebral que no puedo controlar. Ana aprovecha mi descuido y toma el bol de palomitas, toma un puño y me lo lanza. Eso hace despierte.

—Me la debías —susurra, se levanta del sofá y corre escaleras arriba riendo animadamente. Suspiro y niego con la cabeza mientras me levanto para seguirla con una sonrisa en los labios.

* * *

Más tarde, en mi cama, me pongo a pensar sin propósito fijo.

Carla y Ray Steele son los mejores padres del mundo. Mis padres. En mis dieciocho años de vida jamás les he visto pelear. Su amor permanece a dónde quiera que van. Ellos son socios de un importante Bufete de abogados, por lo que están constantemente de viaje, y casi no tengo la oportunidad de verlos. Eso me lleva a Anastasia, mi hermana menor.

Ana siempre está ahí para mí. Cuando me pasa algo, ella de alguna maldita manera lo siente y está ahí para mí. Es la castaña más linda que he visto. Sus ojos profundos azules brillan con inocencia y un hermoso rubor natural la acompaña casi siempre.

¿Qué mierda?

Un suave toque en mi puerta me distrae.

—Adelante —digo.

Ana llega y se sienta a un lado de mi cama. Me observa fijamente.

—¿Qué?

—Por tu culpa no puedo dormir —dice, con un puchero formándose en sus labios. Sonrío tenuemente y levanto mi edredón.

—¿Quieres dormir conmigo?

Asiente y se coloca a mi lado. La envulevo en un firme abrazo, le doy un beso en el pelo.

—No te he perdonado, Christian.

—Calla esa bocaza y duerme, nena.

* * *

Bajo del Audi y me apresuro a abrirle la puerta a mi hermana. Me sonríe mientras baja.

—¡Steele!

Forbidden Love #TheGrey'sAwardsIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora