Capítulo 4: Tensión (1/2)

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From the very first time we touched
The stroke of your fingers
The scent of you lingers
My mind running wild
With thoughts of your smile
Oh, you gotta give me some
Or you could give me it all
But it's never enough, no.

Nota de la autora: Tal vez no lo dije antes pero... Ana tiene tendencias suicidas y también a deprimirse por todo. Suele hacer cualquier burrada psicópata. A sufrir! (?) es decir, a leer :D

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Anastasia Steele Pov.

Ha pasado una semana desde mi cumpleaños.

Una semana desde que mi hermano se ha convertido en un total desconocido.

Los días pasan todos monótonos, iguales. Tomamos autos separados. Nos evitamos en clases. Él está con su novia -la perra de Leila- y yo me muerdo el labio y aprieto los puños debajo de la mesa.

¿No ve que me hace daño?

Me he quedado sola. Mamá y papá están constantemente de viajes de negocios y Christian está constantemente de viaje a las piernas de su puta.

Siempre he sido celosa. Posesiva y manipuladora, aunque jamás lo uso a mi favor. O no casi siempre. Cuando éramos niños, Christian y yo prometimos casarnos.

Menuda mierda.

Ya ni siquiera lo veo.

Me sorprendo pensando a menudo en él. He intentado arreglar mi gran vómito verbal pero él no me da oportunidad. Me he convertido en algún tipo de autómata que sólo tiene como amiga a una solitaria afilada hoja de navaja que reposa dentro del cajón de mi mesa de noche. A mi defensa puedo decir que sólo lo intenté cuatro veces; la primera para experimentar, la segunda para olvidar, la tercera para aliviar el dolor y la cuarta por placer.

Escucho la puerta principal ser abierta. Yo sigo picoteando la comida. ¿Mencioné que mi apetito se fue al carajo?

—Hola —dice. Su tono es incómodo, seco, impersonal y frío.

—Hola —grazno.

Se extiende un silencio fatal.

Y siempre que hay un silencio fatal, tiendo a cometer una estupidez fatal.

—Hay lasaña en el horno —le informo. —Voy a salir.

—¿Eh?

—Voy a salir —repito fuertemente.

—¿Con quién?

—José.

Más tensión. Más silencio fatal. Más estupideces fatales.

—No sé si llegue a dormir.

—¿Por qué?

No contesto inmediatamente. Me muerdo el labio, intento reprimir las palabras. Pero éstas salen sin permiso.

—¿Tú por qué crees? ¿Necesito explicarte gráficamente?

Entonces pasan varias cosas a la vez.

La primera, y no tan mala, es el silencio. Después es la copa de cristal estallando en su mano. Entonces, sus manos y el lavabo están cubiertos de sangre. Por último, le escucho maldecir entre dientes.

—Um, creo que no.

—¿Acaso tú me mandas, Christian?

—Sí.

—Tú no eres nadie para...

—¡Soy tu hermano, joder! —grita y se gira a mí —Y si yo te digo que no vas a putas salir con el tipo no lo haces y dejas el asunto en paz.

Forbidden Love #TheGrey'sAwardsIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora