Capítulo 3: No Cambia Nada

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From the very first time we touched
Walking on wires and power lines
When you put your body
On tope of mine
Everytime that you lift my up
To the heaven and stars above.

.

—No... no fue mi intención, nena —susurro.

—Dices la verdad —su voz es un murmuro. Abre la puerta de cristal y yo sigo jugueteando con la caja en mis manos. Se sienta a mi lado y me besa la mejilla. Entonces la volteo a ver. Pelo húmedo, hombros con perlas de agua tibia y hermosos ojos azules me sonríen con tristeza.
—Muéstrame la baratija, Steele —se resigna. Me trago una sonrisa y le enseño el anillo.

Es simple. Oro puro y un hermoso diamante azul en el centro.

Ana lo toma como si fuera ácido y se lo coloca en la mano izquierda, dedo anular.

—Algún día, me quiero casar —me dice y se coloca el anillo en la mano derecha, en su dedo índice. —Me gustaría algo privado.

—¿Cumpliendo dieciocho y pensando en boda? —no intento ocultar mi aversión —¿Con quién? ¿José?

—Cállate y ayúdame a levantar, estúpido hermano mayor —me bromea. Yo bufo y atraigo su dulce y pequeña cintura hacia mí.

—Esas son... —intento encontrar un adjetivo —Cosas totalmente ridículas. No.

—Me casaré a escondidas de ti, Christian.

—Bah. Te localizaré.

—Tú y tus aparatitos a la James Bond.

* * *

—Te ves preciosa, Ana. —le digo mientras baja las escaleras. Se sonroja y aparta la mirada. (Nota de la autora: Soy pésima describiendo, vestido en la galería)

—¡Christian! Ve arriba y cámbiate, ya. —Mia me empuja a las escaleras. Lo último que veo de la planta baja es a Elliot dándole un sonoro beso a Ana en la mejilla.

—Creí que querías ir a juego —me dice y me tiende una camisa rosa.

—¿Qué te hace creer que me pomdré cosas rosas? —le pregunto. Ella pone los ojos en blanco y me vuelve a tender la camisa. Se le acaba la paciencia. —Pon esto en mis manos, Mia. Me pondré algo negro.

—¡Tus vaqueros ya son negros! —replica con un grito. —No puedes ir completamente de negro.

—¿Por qué no?

—¡Porque yo lo digo! Además, es una fiesta. Tu hermana cumple diecisiete y no puedes andar por ahí con ropa negra —exclama haciendo muchos gestos con las manos y los brazos.

—Mírame —le digo y le cierro la puerta en la cara.

—¡Christian Steele! ¡Abre la puerta o conocerás a Mia Grey!

La verdad es que Mia es un poco intimidante. Por eso cierro con seguro la puerta. Me pongo los vaqueros y la camisa, busco mis zapatos favoritos y me los calzo. Miro mi figura en el espejo y paso una mano por mi cabello para darle forma. Todo lo hago en cinco minutos y en cinco minutos Mia no deja de aporrear la puerta. Finalmente la abro.

—Basta, Mia. Nadie se murió. —le digo secamente. Sus ojos se agrandan.

—Te queda bien... —me halaga —Tal vez debería dejar que escojas tu ropa de ahora en adelante.

* * *
La fiesta pasa como un borrón. Entre risas, bromas, bailes y regalos. Mia le hizo un pastel a Ana y ella quedó encantada. Está feliz.

Sin embargo yo no.

Forbidden Love #TheGrey'sAwardsIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora