Capítulo 11: Leila Y Los Leonard James

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Cuando llegamos a casa pasan de las dos de la mañana. Christian abre la puerta con sigilio, pero en cuanto veo el cómodo sofá entro con soltura y me tiro "elegantemente" sobre él. Christian sólo tuerce la boca y pone los ojos en blanco, como desaprobación. Yo me río y tiro mis botas negras lejos de mi vista. Él, en cambio, camina a la cocina.

—Se fueron —me dice Christian desde la cocina, cinco minutos después.

—¿Quién?

—Mamá y papá.

Frunzo el ceño.

—¿Por qué?

No hay respuesta.

Refunfuñando porque tengo que levantarme, camino perezosamente a la cocina. Hay un paquete de lasaña en la isla de la cocina y una nota en el frigorífico.

Niños:

Ha surgido un imprevisto en Australia. Tenemos que viajar de inmediato a solucionarlo. En verdad lo sentimos. Sé que no pasamos mucho tiempo juntos... Pero sabéis que los amamos y nosotros sabemos que vosotros sois muy maduros.

Christian, por favor intenta no contestarle a la maestra de Historia, que nos ha mandado una carta explicando la situación. Un saludo a Leila.

Ana, por favor ten cuidado con Theodore. No lo conocemos aún y... Sabes como es tu padre. Si te llegara a hacer algo, mataría al muchacho. Aún así, mándale nuestros saludos y ganas de conocerlo. Oh, y si tienes un tiempo libre, ayuda a Christian a pasar las materias.

Sobre la isla de la cocina hay un poco de lasaña. No se acuesten tarde.

Los amamos y confiamos en vosotros,

Mamá y papá.

Un sentimiento de culpa me invade, y me impide ver a Christian a los ojos.

"confiamos en vosotros"

—Creo que prefieren estar en Australia a estar en Seattle —dice Christian con un tono amargo.

—Supongo —me encojo de hombros.

—Dijeron que era su última noche en Seattle —medita.

—Lo tenían planeado —susurro. —Si no querían tener hijos, ¿Por qué nos tuvieron?

El toma mi rostro con delicadeza y planta un beso en mi frente.

—Olvídalo, nena.

Tomo su mano y la coloco en mi cintura. Después lo beso.

Y el beso es todo menos casto.

* * *
—¡Christian!

Leila hace resonar sus increíbles tacones del quince y se acerca a Christian inmediatamente después de que él pone un pie fuera del auto. Lo besa sonoramente y a mí me dan arcadas.

—Te extrañé tanto...

Verlos sigues siendo un golpe en el estomago. Leila es muy linda. Tiene todo lo que yo no.

El flechazo de baja autoestima se va en cuanto veo a Theodore. Ignoro la mirada de mis amigos y camino hacia él.

—Hola —le digo.

—Hola —contesta.

—No te ves muy bien.

—Ni tú.

Forbidden Love #TheGrey'sAwardsIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora