Capítulo 8

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Por fin sábado.
Me levanté, desayuné y fui a tocar el piano, como hacía todos los sábados por la mañana.
Y cuando menos me lo esperaba, ya eran las cuatro de la tarde.
-Alexia, ¡ya estoy aquí! -entró Mackenzie a mi casa medio chillando.
Fui a ella corriendo y le tapé la boca.
-No chilles, que te pueden oír mis padres.
-Ah claro, que íbamos a "estudiar".
Fuimos a mi habitación, y me fijé en las bolsas que traía Mack.
-Solo me vas a arreglar un poco ¿eh?
-Venga, no te quejes.
Me senté en la silla, y empezó planchándome el pelo. Me maquilló un poco, no demasiado, y me cambié cinco veces de vestido, porque a Mackenzie no le gustaba ninguno, hasta que finalmente dijo: -Perfecto, ya podemos salir.
-Espera, no tan deprisa. Hay que ver como distraer a mis padres.
-De eso me ocupo yo.
Bajamos abajo y me oculté en una estantería, mientras Mackenzie iba a hablar con mi madre.
-Señora Rosse, Alexia y yo nos vamos.
-¿Dónde está? Quiero decirle una cosa antes de que se vaya.
-Hem, está en el baño, ya se lo digo yo.
-Está bien, dile que no llegue muy tarde.
-De acuerdo, adiós.
Se me acercó y me susurró:
-Dice tu madre que llegues a la hora que quieras.
Ambas nos reímos.
Salimos rápidamente y me despedí de Mackenzie.
-Adiós Alexia, y buena suerte -me guiñó un ojo.
Me fue al instituto, y allí me esperaba Dylan.
-Por fin apareces, ya pensaba que te habías echado atrás.
-Tampoco soy tan mala -dije sonriéndole.
-Bueno, vamos  -dijo con una pequeña sonrisa.
Fuimos a pie a la cafetería, y la verdad es que estaba muy nerviosa.
-¿Te encuentras bien, estás muy tensa...?
-Eh, sí, estoy bien.
-Mmm, está bien -y como si fuera lo más normal, me rodeó con el brazo. (¿Qué está haciendo?) (¿Y ahora qué hago?)
No hablamos en todo el camino, pero al final nos soltamos un poco. Al fin llegamos, y un camarero nos recibió.
-¿Desean tomar algo la parejita?
Al instante me sobresalté.
-No, no somos...
-Sí claro -me interrumpió Dylan.
-Muy bien, acompáñenme -dijo el camarero.
Pensé que nos llevaría a la típica mesa con dos velas y un mantel a cuadros, pero no. Estábamos en una esquina nosotros dos solos, con una bonita mesa redonda y flores adornadas, y me quedé sorprendida.
-¿Te gusta? -me dijo Dylan.
-¿Lo has planeado tú? -Ahora me quedé aun más sorprendida.
-Puede... -y nos sentamos.
Al principio hablábamos de temas no muy importantes: del instituto, las clases, los padres... Pero noté que Dylan se ponía nervioso.
-¿Estás bien Dylan?
-Hem, sí claro.
-Está bien -y empecé a tomar mi helado.
-Alexia, -me dijo. -Tengo que decirte algo.
Yo solo asentí.
-Mmm, ¿por dónde empiezo?
-Me estás asustando Dylan...
-Más asustado estoy yo, créeme, pero escucha.
Empezó a hablar.
-Cuando te vi en la cena, tengo que reconocerlo, me fijé en ti, pero al llegar a casa me di cuenta de que estaba empezando a sentir algo más.
Levanté la vista, y él continuó hablando.
-No pensé que te iba a volver a ver más, pero de repente apareces en el mismo instituto que yo. Cada vez que te veía, me alegrabas el día, y cuando llegaba a mi casa, esperaba con ansias a que llegara el día siguiente para volver a verte.
No sé si creo en el destino, pero que podamos dar clase juntos no ha sido una casualidad. Y cuando te besé..., sentí un cosquilleo por todo mi cuerpo, y entonces supe, que estaba enamorado de ti.
Me quedé sin habla, no podía creer que esas palabras acabaran de salir de la boca de Dylan.
-¿Puedes decirme algo? -dijo nervioso. -Soy malo con las palabras.
Le miré, y noté que sus ojos brillaban, al igual que los míos.
-Sí, -dije. -Esto - me armé de valor y me abalancé sobre él, besando sus dulces labios. Él no lo dudó, y me correspondió el beso.
Esta vez fue más largo que el anterior, y también con más pasión. Él me sujetaba de la cintura, mientras yo le sostenía la cara. Todo era perfecto, hasta que el maldito oxígeno nos pidió a gritos que nos separásemos, y lo hicimos.
-¡Sí, la parejita feliz! -gritó el camarero que nos había servido antes.
-Espera, -dije, -¿Estaba todo planeado?
-Sí bueno, no podía hacerlo solo, y Frederick es de confianza.
Le di un pequeño codazo a Dylan haciéndome la ofendida, y me giré de espaldas. Entonces Dylan se acercó a mi y me besó en el cuello,y yo no pude resistirme a besarlo de nuevo.
-Bueno -dijo Frederick. -Mejor os dejo solos -y le guiñó un ojo a Dylan.
Éste, me miró fijamente y me sonrió.
-Alexia, vamos al parque, tengo que darte tu regalo.
¡El regalo! -pensé. Ya ni me acordaba
Nos dirigimos cogidos de la mano y fuimos hasta el parque, que por suerte, estábamos solos. Entonces cogió la cajita y me dijo que me diese la vuelta. Él apartó mi pelo con cuidado y me puso un collar con un atrapa sueños (foto de la portada).
-Dylan, es precioso.
-Por eso te lo doy, porque es tan bonito como tu.
Yo me sonrojé, y me dedicó una pequeña sonrisa.
-Que romántico te has vuelto de repente -dije mirándolo y riéndome.
-Sí bueno... Hem, pero, quería hacerte una pregunta... Ya sabes, eso que se suele preguntar cuando estás...
Y como si le hubiese leído el pensamiento le dije:
-Sí Dylan, quiero salir contigo.
Al pronunciar esas palabras, pude ver una sonrisa de oreja a oreja en Dylan. Lo que hizo fue cogerme de la cintura y levantarme dándome vueltas, y no podía parar de reír. Cuando me bajó, nos estuvimos observando durante unos segundos, perdiéndonos en los ojos del otro.
Parecía mentira que todo esto estuviese pasando, pero todo era tan perfecto, tan irreal... Pero había una cosa que lo estropeaba todo, algo en lo que todavía no había caído.
-Dylan... -dije con miedo, -mis padres...

Siii, por fin son pareja!!! Esto se pone interesante...
¡Nos vemos en el próximo capítulo! :)

~Wings Of Love~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora