Capítulo 5

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Ya habían pasado dos días desde que Dylan me dio aquel beso en la mejilla. De hecho, me costaba mirarlo a la cara, y cada vez que lo hacía, me sonrojaba.
Él, por otro lado, no paraba de mirarme por encima del hombro y, de vez en cuando, me dedicaba alguna sonrisa (momento incómodo).
Hoy, jueves por la tarde, volví a mi casa cansada (como siempre) y me tiré al sofá, con la esperanza de poder dormir, aunque sea solo un rato, pero, cuando mis ojos se empezaron a cerrar, la voz de mi padre me sobresaltó.
-Alexia, ¿qué haces ahí? -Deberías de estar preparada.
-¿Preparada para qué? -dije con los ojos aún cerrados.
-¿Tu madre no te lo ha dicho? -preguntó confundido. -Hoy empiezas las clases particulares con Dylan Anderson, el hijo de mi amigo Daniel.
Cuando oí el nombre de Dylan, abrí tanto los ojos que casi se me salen de las órbitas.
-¿¡Qué!? -dije con voz entre asombrada y asustada. -¿Cómo que <<Dylan>> y yo vamos a dar clases particulares?
-Sí, lo hablamos en la cena. -dijo poniéndose la chaqueta.
-Pues mamá no me dijo nada, debería estar informada de lo que hago con mi vida -dije levantando el tono de voz.
-Alexia, no quiero que empecemos con otra discusión, además, Dylan debe de estar a punto de llegar.
-Pero papá, ni siquiera sé que voy a dar con él, como se supone que...
Mi padre me interrumpió de golpe.
-Me tengo que ir, y recuerda Alexia, cuidado con lo que hacéis -y se fue.
Segundos después sonó el timbre de la puerta.
-Estupendo... -dije resoplando.
Le abrí la puerta, y allí estaba él, plantado enfrente de mí.
-Hola Alexia, -dijo Dylan con aquella sonrisa que enamora a todas.
Acto seguido le cerré la puerta, y segundos después me percaté de lo que había hecho. De nuevo le abrí, y algo avergonzada le dije:
-Perdón, ha sido un impulso.
-Da igual. ¿Puedo pasar? -me preguntó.
-Hem, sí claro...
Al entrar, se quedó observando todos los detalles de la casa.
-Wow, bonita casa.
-Sí bueno, la tuya tiene que ser parecida. ¿No?
-Sí, puedes pasarte algún día si quieres, -dijo con segundas intenciones (o a mí me lo parecía)
-Pues... Vamos a subir a mi habitación. -dije cambiando de tema.
-¿A tu habitación? -dijo con una sonrisa.
-Sí, para tener más privacidad. -le contesté arqueando una ceja.
-Privacidad ¿eh?
-Idiota... -dije pasando de él y subiendo las escaleras.
Cuando llegamos, él se apropió de mi silla.
-Claro Dylan, puedes sentarte...
-¿Prefieres eso o la cama?
-En fin... ¿Y dónde me siento yo ahora?
-Bueno, te dejo sentarte en mi regazo.
-Eh, mejor voy a  por una silla.
Cuando bajé a la cocina, aproveché para mirarme al espejo y ponerme bien el pelo.
Y al volver a mi cuarto, vi a Dylan  de pie mirando las fotos de mi corcho.
-¿Qué haces? -dije con curiosidad.
-Nada... ¿Quién es este chico de la foto?
-¿Acaso estás celoso?
-Que va, es solo por curiosidad.
-Ya ya; y por cierto, es mi primo.
Su cara cambió y noté como se ruborizaba, pero supo disimularlo.
-Bueno, he venido a repasar matemáticas. ¿Empezamos?
La primera media hora se hizo tranquila, yo le explicaba cosas y el tomaba apuntes. Después, me acordé de algo, y paré la clase.
-Oye... dije buscando las palabras.
Él dejó de apuntar, y levantó la vista para mirarme fijamente.
-¿A qué vino eso del beso en la cafetería...?
Él sonrió y volvió a sus apuntes.
-¿Es que no te gustó? -dijo con una pequeña sonrisa.
-Es que... me pillaste desprevenida.
-Bueno, como tú has dicho antes, fue un impulso.
Y ahí acabó la conversación.
-¡Ui! Creo que hemos acabado por hoy. -dije.
Él recogió sus cosas y se dirigió a la puerta. Cuando bajamos, Dylan se volvió a mí.
-Recuerda que mañana tenemos clase de gimnasia después del instituto.
-¿Cómo que clase de gimnasia? -dije perpleja.
-Se nota que no prestaste atención en la cena...
(¿Cuántas veces me habrán dicho ya eso?) -Te lo explicaré, tu padre y mi padre hablaron y llegaron a un acuerdo, darnos clase mutuamente, tú me das clases de matemáticas, y yo te doy clases de gimnasia.
(Está claro, luego tendría una conversación con mis padres)
-Pero... Si se me da fatal el deporte.
-Por eso mismo te doy yo clases. -dijo con una sonrisa.
-Hay que ver como se las apañan nuestros padres...
-Sí... En fin, te veo mañana Alexia, recuerda, a las cinco en el gimnasio.

Capítulo 5 fin! Gracias lectores :)

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