Capítulo 6

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Me levanté, ¿cómo decirlo? Emocionada. No solo porque fuera viernes, sino porque hoy vería a Dylan. Lo sé, es raro viniendo de mí, pero por alguna razón quería verlo. Espera, ¿no estaré...? No, imposible. Quité esa idea de mi cabeza y bajé a desayunar.
Mis padres estaban en el salón como siempre, viendo las noticias.
-Bueno días -dije cortante.
-Hola Alexia, -dijo mi madre, ¿qué tal fue ayer la clase con Dylan? No nos contaste nada.
-Y vosotros no me contasteis que íbamos a darnos clase mutuamente -dije molesta.
-Si hubieses estado más atenta...
En parte tenían razón, pero podrían habérmelo comentado con antelación.
-Bueno, me voy ya -cogí una tostada y mi padre me dijo:
-Oye Alexia, ayer, lo que te comenté...
-No pasó nada papá -y dicho esto salí de casa.
Fui a la parada de autobús donde me esperaba Mackenzie.
-Alexia, vamos que perdemos el bus.
-No sería la primera vez... -ambas reímos.
Nos fuimos al instituto y empezó la primera clase. No sé porque, pero colaboré más que otras veces, y hasta Amalio me felicitó.
-Oye Alexia, ¿hoy te ha subido la moral no? -dijo Mack.
-No se, yo me noto igual que siempre...
-Está bien... -dijo esbozando una pequeña sonrisa.
Llegó la última clase del día y estaba bastante nerviosa.
No se me daba bien la gimnasia, y por supuesto no quería hacer el ridículo delante de Dylan.
Y sonó el timbre, mientras todos gritaban entusiasmados. En ese momento Mackenzie se me acercó.
-¿Te vienes de compras?
-Lo siento, no puedo. -le dije.
-¿Y eso? ¿Te han castigado?
-Que va pero... ¡Ui se me hace tarde! Me voy, ya te lo explicaré. Adiós.
-Está bien... adiós Alexia.
Me dirigí corriendo al vestuario de chicas y me cambié lo más rápido posible, menos las zapatillas que me las puse dando saltitos mientras iba al gimnasio.
Cuando entré, Dylan me observaba desde la distancia sonriéndome.
-Llegas tarde -gritó sonriéndome otra vez.
-Solo cinco minutos -dije acabando de abrocharme las zapatillas.
-Para mí eso es tarde.
Me acerqué a donde él estaba, y pude notar como me miraba de arriba abajo.
-Vaya, estás guapa.
-Hemos venido a hacer gimnasia ¿no? Pues vamos. ¿Qué tengo que hacer?
Dylan sonrió. -Para empezar, dos vueltas al gimnasio.
-¿Dos vueltas? ¿Y tú mientras qué haces?
-Observarte -dijo mirándome fijamente.
-Vaya, que halago... -contesté sarcásticamente.
Cuando acabé de dar las vueltas, me sentí cansada.
-Como se nota que no haces mucho deporte.
-Ya te lo advertí -dije jadeando.
Me senté en una de las gradas para poder descansar, aunque solo fuesen cinco minutos.
-Vamos Alexia, de pie, ahora toca pasarnos el balón.
-¿No puedo descansar un momento?
-Pero si no has hecho nada -dijo riéndose.
-Está bien...
Estuvimos cinco minutos pasándonos el balón en silencio. Él me lo lanzaba muy bien, y yo lo hacía lo mejor que podía.
-Y bueno, apenas nos conocemos... -dije. Cuéntame algo sobre ti.
-¿Qué quieres saber?
-Pues, tus planes de futuro, ya sabes... Relaciones, trabajo, sueños...
-Relaciones... ¿Te refieres a tener novia? Porque no tengo -dijo.
-¿Cómo? Que raro, con todas las chicas que tienes detrás tuyo...
-No me interesan, prefiero a otra clase de chicas -dijo mirándome otra vez fijamente.
Aparté la mirada disimuladamente.
-Y bueno, sobre el trabajo... cualquier cosa menos lo de mi padre.
-Pues ya somos dos -le dediqué una pequeña sonrisa.
-Y, hablemos de ti, ¿tu sueño?
-Pues, puede sonar algo raro pero... ser libre, salir de fiesta, ya sabes, esas cosas que hacen los adolescentes normales.
-Oye, quizá algún día podrías venirte de fiesta conmigo.
-Ya veremos... -dije guiñándole un ojo (¿por qué he hecho eso?)
-Y, para acabar con la clase, toma. -dijo dándome un pañuelo rojo.
-¿Para qué es esto?
-Intenta pillarme.
-Está bien... Pero ¿esto que tiene que ver con el deporte?
-No mucho la verdad, pero es un buen ejercicio para guiarte por la voz de tu compañero.
Se acercó por detrás mía y apartándome el pelo delicadamente, me puso el pañuelo. Me entró un escalofrío.
-Y ahora, ¡a pillarme!
Estuve mucho tiempo intentando pillarlo, y, sin querer, me tropecé y caí, pero él me agarró de la cintura, haciendo que cayéramos los dos al suelo. Me quitó la venda y sus ojos conectaron con los míos, tenía que reconocerlo, eran de un color miel muy bonito.
Me levanté sonrojada, y dije:
-Bueno, ya se ha acabado la hora, me tengo que ir.
-Está bien -contestó.
Me fui a paso rápido, y, cuando estuve a punto de salir por la puerta, una voz me gritó:
-¡Alexia espera!
-¿Qué pasa Dylan?
-Hem, se me ha olvidado algo. -dijo rápidamente.
-¿El qué? -pregunté intrigada.
-Esto: y me besó... en la boca.
-Fue un beso muy dulce, sus labios eran suaves y encajaban con los míos perfectamente.
Sin duda, aquel beso me encantó.

Capítulo 6 fin.
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(Por fin se besan jajaja, ahora empieza lo bueno...)

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