Capítulo 4

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Se hizo un silencio muy incómodo, y aún no podía creer que él estuviera ahí.
-Tú... ¿Qué haces aquí?
-Hem, estudio aquí.
-¿Desde cuando?
-Desde hoy -me dijo.
-Oh... Genial (nótese el sarcasmo).
-Tengo la sensación de que no te caigo muy bien -dijo con una sonrisita.
-Eh, bueno... Tengo que irme.
-Te acompaño -dijo poniéndose de pie.
-No hace falta, de verdad, llego tarde a clase de matemáticas.
-Ah! Pues entonces ya somos dos -dijo en tono gracioso.
-Lo que faltaba... Caminé a paso rápido dejándolo atrás, pero él se incorporaba a mi lado.
-Oye, en la cena no me dijiste tu nombre. Por cierto, ibas muy guapa con aquel vestido negro ajustado...
-Eso seguro que se lo dices a todas las chicas que pasan por tu lado.
Me dedicó una sonrisa
-Enserio, ¿cómo te llamas?
-Lo descubrirás en cuanto entre por esa puerta y el profesor me riña. Entramos en clase, y todas las miradas se posaron en nosotros, bueno, más bien en quien tenía detrás.
-Vaya vaya... La niña rica tiene novio. Toda la clase se rió al unísono. -¿Quién es ese bombón Alexia?
Sentí que me ruborizaba y alguien susurró en mi oído:
-Ya sé como te llamas.
-Calla, este no es el momento -dije resoplando.
Ahora fue el profesor el que habló:
-Chloe basta. Y vosotros dos sentaos antes de que me enfade.
Me senté en un hueco vacío, al lado de Billy, el chico que nunca habla en clase. Estaba claro, hoy me tocaba aburrirme.
El chico, por su parte, se sentó en la última fila, y todas las chicas se giraban para mirarlo.
-Y bien chico nuevo ¿cuál es tu nombre?
El profesor Amalio repasó la lista.
-Ah! Tu debes de ser Dylan Anderson.
Me sobresalté al escuchar su nombre. Con que Dylan y no Daniel -pensé.
Como se nota que no estaba atenta en la cena.
La clase transcurría despacio, y notaba como Dylan me echaba miradas, y eso, me inquietaba un poco.
Y por fin, acabó la clase. Recogí mis cosas y miraba de reojo como todas las chicas acorralaban a Dylan, mientras éste intentaba "escapar". Y entonces tuvo que aparecer Chloe, la dichosa Chloe, poniendo orden, a su modo:
-Chicas, dejad a Dylan, ¿no veis que le estáis agobiando? -apartó a todas las del grupo. -Hey, ¿quieres que te enseñe el insti?
-Eh, no gracias, prefiero hacerlo por mi cuenta.
Salió por la puerta, seguido de un montón de chicas, y antes de irse, me echó una última mirada.
Yo, sin poder evitarlo, me sonrojé.
Cogí las cosas y me dirigí a la siguiente clase.
Las siguientes clases se me hicieron lentas, pero por fin llegó la hora de comer, y me reuní con mis tres amigos en la cafetería.
Cuando llegué, Mackenzie ya estaba sentada en nuestro sitio de siempre.
-Hola Mack, ¿qué tal las clases?
-Aburridas como siempre, ¿y tú?
-Igual -me senté a su lado
-¡Hola señoritas! -y ahí llegaban los chicos, llamando la atención de toda la gente, incluido Dylan, que por cierto, ya se había echado amigos.
-¿Acaso no sabéis hablar sin gritar? -dijo Mack.
-Eres una corta rollos Mack.
-Hugo, déjame en paz.
-Sabes que te quiero -dijo poniendo morritos.
-Buag, que asco -dijo riéndose.
Solté una risa y Mark me siguió el rollo, como sabiendo de qué iba la cosa.
-Oye chicas, ¿habéis visto al chico nuevo, Dylan? -preguntó Mark, -se ve que es muy popular, y guapo.
-Sí..., ya he tenido el "gusto de conocerlo"-dije sarcásticamente.
Mackenzie se quedó pensativa.
-Espera un momento... Ese Dylan no será...
-Mmm... puede -dije avergonzada, aunque enseguida me arrepentí de haberlo dicho.
-¡Ahhhhhh! -gritó Mack.
-Oh no, ya empieza, todos al suelo -dijo Hugo.
-Para Mack, no lo hagas... Calla, no chilles.
-Osea que... ¡Ese es el chico de la cena! ¡Preséntamelo!
-¿Qué cena? -preguntó Hugo.
-¿Qué chico? -completó Marc.
-Larga historia.
-Por favor Alexia -Mackenzie se estaba volviendo loca.
Y como si Dylan le hubiese leído el pensamiento, se levantó de su mesa y se dirigió hacia nosotros.
-Hola Alexia, ¿me presentas a tus amigos?
-Hem... yo...
Mack enseguida se me adelantó.
-Hola Dylan, soy Mackenzie. ¿Qué tal? Eres muy guapo, ¿qué champú utilizas? ¿Te gustan las galletas? Porque a mí me encantan. Ah, Alexia me ha hablado de ti...
-Mack, corta el rollo ¿quieres? -le dije tapándole la boca.
Dylan se echó a reír. (Vaya, que sonrisa tan bonita, espera, ¿pero qué estoy diciendo?)
-Bueno... Yo me tengo que ir -dijo Mack guiñándome un ojo. Y vosotros me acompañáis, ¿verdad chicos?
-Hem, yo aún estoy con el postre -dijo Hugo.
-He dicho que vosotros dos me acompañáis -dijo entre dientes.
-Venga tío, que no me gusta cuando se enfada -contestó Mark.
Los tres se marcharon por la puerta, dejándonos a Dylan y a mi solos.
-Genial -susurré.
-Con que... hablas de mí ¿eh? -dijo apoyando una mano en mi hombro.
-Tampoco te creas el centro de atención.
-No me creo el centro de atención, pero quizá podría ser tu centro de atención.
Antes de que pudiera decir nada, se acercó a mi y me dio un suave beso en la mejilla.
-Nos vemos mañana, Alexia.
Y acto seguido, volvió a su mesa, y me dejó a mi, ¿cómo decirlo? Confusa, sí, muy confusa.

Fin del capítulo 4. Esperamos que os haya gustado :)

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