Capítulo 7

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¿Alguna vez os habéis sentido en una situación en la que penséis que todo sea tan maravilloso para que sea verdad? Pues esa es mi situación en este momento.
Cuando los labios de Dylan y los míos se fueron separando lentamente, noté un cosquilleo por todo mi cuerpo, y no me atrevía a mirarlo.
Dylan, por su parte, me miraba fijamente, esperando una respuesta que no sabía como darle. Finalmente, el rompió el silencio.
-¿No vas a decirme nada? -me dijo tímidamente.
-Tengo que ir al vestuario.
Pasaron 3 minutos, sin parar de pensar en todo lo que había pasado hace un momento. De hecho, estaba tan nerviosa que me dejé la toalla en las gradas, pero ya era demasiado tarde, porque ya estaba en la ducha.
¿Y ahora qué hacía? Tenía dos opciones: 1-salir desnuda al gimnasio, 2-llamar a Dylan. Creo que me quedo con la segunda opción.
-Dylan... -grité tímidamente. -¿Me hechas una mano?
-¿Dices algo? -dijo entrando por la puerta. -Ah no, no dices nada -dijo riéndose.
-Dylan por favor, necesito mi toalla.
-¿Qué? ¿Estabas tan estupefacta con mi beso que se te ha olvidado?
-Venga va, ¿no querrás que salga desnuda, no?
-Es una buena idea -dijo guiñándome un ojo.
-No estoy para bromas, pásame la toalla -dije entre dientes.
-Está bien... Pero quiero algo a cambio.
<< Ya empezamos >> -pensé.
-¿Y qué quieres exactamente?
-Mañana a las cinco en la puerta del instituto. Iremos a tomar algo.
(¿Me estaba pidiendo una cita?) -Está bien, ¿me la pasas ya?
-Lo que tú digas -me tendió la toalla.
-¿Puedes girarte por favor?
-Eso ya es pedir demasiado Alexia.
-¿A qué juegas Dylan? -dije resoplando.
-Me gusta hacerte rabiar.
-Vaya, que simpático...
Él se giró. Cuando me acabé de enrollar la toalla, me miró, me guiñó un ojo, y se fue por donde había venido.
Una vez cambiada, salí del gimnasio y me dirigí a casa.
Mis planes para el resto de la tarde eran tirarme a la cama y escuchar música.
Pero al llegar a casa, vi a Mackenzie en la puerta con los brazos cruzados.
-Mack, ¿qué haces aquí?
-Mejor entramos, tenemos mucho de qué hablar. Noté que tenía una cara de enfado, raro en ella.
Cuando entramos, ambas nos sentamos en el sofá, y ella me miraba con una expresión seria.
-¿Qué te pasa Mackenzie? Hoy estás muy rara.
-Lo mismo podría decir de ti. ¿Me ocultas algo Alexia?
Ya no había vuelta atrás, era mi mejor amiga y no podía ocultarle nada, así que se lo conté todo, desde mi primera clase con Dylan hasta lo ocurrido en la ducha, y no faltó el tema del beso. Al principio se me quedó mirando algo seria, pero no pasaron más de diez segundos hasta que ella gritó.
-¡Ahhhh! Que fuerte Alexia, ¿lo dices enserio?
-Pues... sí -dije tímida.
-¡Te ha besado! ¡Dylan te ha besado! Seguro que le gustas, y tú... ¿Piensas lo mismo?
-Pues, es que ha pasado todo muy rápido Mack, aunque mañana lo averiguaré.
-¿Mañana? -dijo extrañada.
-¿Aún no te lo he dicho? Me ha pedido una cita.
Mackenzie me miró con los ojos abiertos de par en par, incapaz de pronunciar ninguna palabra.
-¡No me lo puedo creer! -dijo gritando, vas a tener una cita con uno de los chicos mas guapos del instituto.
-Bueno, la verdad es que estoy bastante nerviosa.
-Es normal, pero tranquila, mañana paso una hora antes a por ti.
-¿Y eso? -pregunté intrigada.
-Hombre, tendrás que ir guapa a tu primera cita...
-Mack, no empecemos...
-Tss, no te preocupes, déjamelo todo a mi.
-Eso es lo que me preocupa...
Pasó una hora, y mis padres volvieron del trabajo.
-Ya estamos aquí Alexia -dijo mi madre entrando por la puerta. -¿Qué tal las clases con Dylan?
Me puse nerviosa, no sabía que responder. No les iba a contar lo del beso, y mucho menos lo de la cita, porque sino mi padre mataría personalmente a Dylan.
-Bien, todo lo bien que puede estar con lo torpe que soy en gimnasia.
-Bueno, para eso están las clases, ¿no? Para hacer "deporte" .
Noté que mi padre decía la palabra deporte en un tono más alto de lo normal.
-Ya, bueno, una cosa, mañana he quedado con Mackenzie para estudiar.
-Bueno, pues que se venga a casa.
-No, no, no... Hemos quedado en la suya.
<<Por los pelos>> -pensé.
-Vale, de acuerdo.
Subí a mi habitación, me tiré en la cama y sonó mi teléfono.

(Número desconocido)

-Hola Alexia, ¿has llegado ya a casa?
Al principio me asusté, pero también tenía curiosidad por saber quien era.
-¿Quién eres? -dije.
-¿Tan pronto te has olvidado de mí? (Carita de guiño)
(Ya sabía quien era) -Hola Dylan, ¿cómo es que tienes mi número?
-Tengo mis contactos.
-Ya veo... ¿Y para qué me hablas?
-Para darte las buenas noches, y decirte que mañana te daré un regalito.
-Wow, estoy deseando saber que es.
-Lo sabrás, buenas noches.
Y dicho esto, colgó, dejándome con la intriga de saber cual será mi regalo.

Capítulo 7 fin :) besos!

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