El sonido del altavoz resonó en la sala de espera."Pasajeros con destino a Japón, favor de abordar el vuelo 07317."
Mei ajustó la correa de su bolso y se puso de pie con un suspiro. Su corazón latía con una extraña mezcla de nerviosismo y resignación. En pocas horas, estaría en la residencia Asahina, un lugar que no terminaba de sentir como suyo, pero donde pasaría los próximos meses.
Desde el accidente, su vida había cambiado de una forma que aún no terminaba de procesar. Sus padres y su hermano mayor habían desaparecido en un instante, dejando un vacío que, curiosamente, no dolía tanto como se suponía que debía doler. Tal vez porque todavía esperaba verlos entrar por la puerta en cualquier momento.
Ahora, en lugar de seguir adelante por su cuenta, estaba aceptando la oferta de Miwa, la madre de los Asahina, de quedarse con ellos. No porque lo necesitara, sino porque insistió. Mei podía arreglárselas sola. Tenía 20 años, una carrera estable y suficiente independencia como para mantenerse. Pero Miwa había sido cercana a su madre, y tal vez por eso se sentía responsable de ella.
Aún así, la idea de convivir con una familia tan grande era extraña. Catorce hermanos. No estaba segura de cómo encajaría en un entorno así.
El vuelo transcurrió sin sobresaltos. Habituada a los viajes constantes, Mei pasó la mayor parte del tiempo con los ojos cerrados, sumida en pensamientos que no llevaban a ninguna parte. Cuando el avión finalmente aterrizó, tomó su bolso y salió con la seguridad de quien ha hecho esto incontables veces.
El aeropuerto estaba abarrotado, pero Mei se movía con facilidad entre la multitud. Sabía que debía buscar a alguien de la familia Asahina, aunque Miwa no le había especificado quién.
No tardó en notar a un joven alto, de cabello rubio y expresión serena, que sostenía un cartel con su nombre.
—¿Ukyo? —preguntó al acercarse.
Él alzó la vista, sorprendiéndose levemente antes de asentir.
—Tú debes ser Mei.
Su voz era calmada, pero firme. Tenía un aire serio, aunque sin ser distante.
—Así es —respondió ella con una sonrisa educada.
Por un momento, Ukyo la observó con atención, como si intentara asociar su rostro con algún recuerdo, pero finalmente dejó pasar el pensamiento.
—Miwa nos habló de ti. Bienvenida.
Mei asintió y lo siguió hacia la salida. Había algo en su tono que la hizo sentirse menos incómoda. No era cálido en exceso, pero tampoco indiferente.
El camino hacia la residencia Asahina transcurrió en un silencio intercalado con breves intercambios de palabras. Mei no era de las que iniciaban conversaciones con extraños, y Ukyo parecía igual de reservado.
—Miwa mencionó que eres cantante —dijo él en algún momento.
—Sí —respondió ella sin dar más detalles.
No quería que la trataran diferente por su fama.
Aún así, el tema no se extendió, lo cual agradeció.
Cuando llegaron a la casa, Mei sintió una ligera punzada de sorpresa. No era una casa, era prácticamente una mansión. La estructura imponente se alzaba frente a ella con una elegancia que no esperaba.
—Vaya... —murmuró.
Ukyo sonrió levemente.
—Sí, suele causar esa impresión. Pasa, siéntete como en casa.
Al entrar, el ambiente se sintió inmediatamente distinto. No era solo un lugar grande, sino un espacio lleno de vida. Voces y risas se escuchaban a lo lejos, y antes de que pudiera dar un paso más, un chico de cabello blanco se acercó corriendo.
—¡Ukyo-nii trajo a su novia! —canturreó con diversión.
Mei parpadeó, sorprendida por la falta de filtro.
—Tsubaki —lo regañó una voz más calmada. Otro chico, similar a él pero de expresión más serena, se acercó con una leve inclinación de cabeza—. Disculpa a mi hermano.
—No hay problema —respondió Mei con ligereza.
Ukyo suspiró.
—Ella es Mei. Va a vivir con nosotros por un tiempo. Sean amables.
Tsubaki la observó con más atención y de repente sus ojos se abrieron con reconocimiento.
—Espera... esa voz... ¡Yumi! ¡Eres Marasaki Yumi!
Un murmullo recorrió el lugar. Mei sintió varias miradas sobre ella mientras Tsubaki la señalaba con emoción.
—¿Marasaki Yumi? —preguntó un tercer chico, bajando por las escaleras. Su cabello rubio le daba un aire más sofisticado—. No me digas que nuestra nueva hermanita es una idol.
Mei suspiró. Bueno, se acabó el anonimato.
—Algo así.
Los más jóvenes parecían emocionados, mientras que los mayores la observaban con curiosidad. No la reconocían del todo, pero ahora sabían quién era.
—Bien, ahora que todos están enterados —intervino Ukyo, algo exasperado—, Mei necesita descansar.
Mei le lanzó una mirada de agradecimiento. Al menos alguien entendía que no quería ser el centro de atención en ese momento.
—Te mostraré tu habitación —continuó él.
La habitación estaba en el segundo piso. Al abrir la puerta, Mei se encontró con un espacio amplio y decorado en tonos neutros. Era elegante pero sobrio, como si Miwa hubiera querido que lo personalizara a su gusto.
—Miwa pensó que preferirías elegir la decoración —explicó Ukyo.
Mei asintió, recorriendo el lugar con la mirada. Era acogedor, más de lo que esperaba.
—Gracias, Ukyo-kun —dijo con una leve sonrisa.
Él pareció sorprendido por el tono más cercano, pero no dijo nada.
—Descansa. Mañana te daré un mapa de la casa para que no te pierdas.
Mei dejó escapar una risa baja.
—Sería útil, gracias.
Ukyo se quedó en la puerta un momento antes de asentir y marcharse. Cuando Mei se quedó sola, dejó caer su bolso en la cama y se sentó con un suspiro.
Había sido un día largo.
Su nueva vida comenzaba aquí.
Poco a poco, cerró los ojos, y por primera vez en semanas, el cansancio la venció.
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⚠️ Este capitulo está editado
Cambios realizados:
Se retiro la presencia de mochi.(tal vez mas adelante aparezca pero sin que hable, no queremos una copia de emma)
La edad de mei pasó de 17 a 20 (pues... empezando con que masaomi, ukyo tienen mas de 30)
La personalidad de msi ahora es mas calmada (se le acaban de morir su familia, hasta el mas feliz se calma con eso)
Es hijastra de la hermana de miwa (antes eran primos 💀)
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Amada Hermana •Brothers conflict•
РазноеMei Asahina, hijastra de la hermana de Miwa, ve su vida dar un giro drástico tras una terrible tragedia que la deja sin el apoyo de sus padres. Al enterarse de su situación, Miwa, madre de trece hermanos, decide acogerla en su hogar para que no enfr...