Capítulo 5: Entre Recuerdos y Distracciones

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El sonido del despertador perforó la tranquilidad de la habitación. Mei se removió entre las sábanas, tratando de ignorarlo.

—Cinco minutos más... —murmuró, dándose la vuelta.

Pero el sonido insistente no cedió. Con un gruñido resignado, estiró la mano y lo apagó.

—Ugh... no quiero ir a la escuela...

Se quedó en silencio, mirando el techo con el ceño fruncido. Algo no cuadraba.

—Espera... ¿hoy qué día es?

Tomó el celular y revisó la pantalla.

—...

Sábado.

Se quedó quieta unos segundos, procesando la información, y luego se llevó una mano al rostro.

—Me quiero morir.

Suspiró, se quitó el uniforme que se había puesto por inercia y bajó en pijama a la cocina.

Al llegar, encontró a Ukyo preparando café.

—Buenos días... —saludó con voz aún adormilada.

—Buenos días —respondió él, pero al verla arqueó una ceja—. ¿Ibas a ir a la escuela?

Mei desvió la mirada.

—Cállate.

Ukyo soltó una pequeña risa, sirviéndose café.

—¿Quieres?

—Sí, por favor.

Se sentó a la mesa mientras Ukyo le pasaba una taza. Dio un pequeño sorbo y suspiró.

—¿Qué vas a hacer hoy?

—No lo sé... tal vez salir.

—¿Y tú?

—Supongo que cocinaré algo.

Mei lo miró de reojo.

—¿Necesitas ayuda?

Ukyo levantó la vista, algo sorprendido.

—¿Ayuda?

—Sí, ayuda —repitió, dándole otro sorbo a su café—. Sé cocinar, ¿sabes?

—Hmm... eso está por verse.

Mei entrecerró los ojos.

—Eso sonó como un desafío.

Ukyo sonrió de lado.

—Tú lo tomaste como un desafío.

—Pues lo acepto.

Ambos se miraron con competitividad antes de ponerse manos a la obra. Mei decidió demostrarle que, en efecto, sabía cocinar, y Ukyo no se quedó atrás. Entre bromas y algunos intentos fallidos, lograron preparar un desayuno decente.

Para cuando los demás hermanos entraron a la cocina, el aroma a comida lo llenaba todo.

—¡Ñeeeee, qué rico huele! —Tsubaki fue el primero en llegar.

—Por una vez tienes razón —dijo Azusa, detrás de él.

—Ukyo, ¿qué preparaste? —preguntó Kaname.

—Huevos estrellados, jugo de manzana y pastel de chocolate —respondió Mei con orgullo.

—¿Tú cocinaste? —preguntó Iori con escepticismo.

—Claro que sí, ¿qué insinúas?

—Nada... solo que es difícil imaginarte en la cocina.

—¡Oye!

Amada Hermana •Brothers conflict•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora