Por el camino

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La fiesta aun no había empezado y Jellal ya se había duchado y curado algunas heridas, poniéndose una venda en el brazo, en su mano derecha y una pequeña tirita en la ceja, su enemigo le había magullado ya que era un tipo de grandes puñetazos pero no fue problema. Jellal gracias a su padre estaba hecho para aguantar cualquier golpe, incluso si provenía de una botella de cerveza.

Jellal al salir se dio cuenta de que era viernes y en todos los sitios se entendía como fiesta. O al menos el lo entendía así.

"Qué clase de persona no sale un viernes por la noche..." Soltó una pequeña risa al pensar eso e inmediatamente presentarse la imagen de una pelirroja. "Ese tipo de persona."

Cuando salió cobre ya estaba allí esperando.

-¿ya te has puesto guapo? –Dijo sonriente. La verdad es que solo llevaba una camiseta de tirantes y por encima una camisa de cuadros roja y negra, seguido de un pantalón negro un tanto desgastado.

-¿Ya has salido del armario? –Jellal al caminar a su lado vio que Cobra se había arreglado como siempre, camisa morada abierta un poco por arriba y pantalones de color gris oscuro.

-Chaval mas quisieras que fuera así, de esa forma no te robaría todos los ligues. –E hizo su gesto habitual de tirarse el pelo para atrás.

-Más quisieras, por cierto ¿podemos tomar una desviación? –Lo pregunto pero en verdad ya estaban andando hacia el lugar donde Jellal tenía en su mente.

-¿Te has encariñado de alguien? –Cobra sonrió. –Vaya será un honor conocer a esa mujer.

-No te he dicho que fuera mujer.

-Es esa pelirroja que... -No le dejo acabar.

-Para ya, solo le enseño a vivir. –Dijo sonriendo.

-Ya claro, ¿a vivir dentro de tus sabanas no? –Cobra empezó a reírse mientras Jellal se ponía bien la camisa y negaba sonriente. – ¿Que serás su tipo malote? –Le dio un golpe en el hombro. –Ya me lo veo venir la tipa buena y rezagada, mosquita muerta que no sale con nadie porque tiene que estudiar y tu el tipo malo que pasa de todo y que hace lo que se le viene en gana. La pareja soñada.

-Tío, que no es así... -Jellal lo miró. –Solo quiero ayudarla, es una esclava de los libros, siempre estudiando... acabara mal si quiere seguir siendo libre y no lo consigue, me la encontré en un buen apuro.

-No si al final serás un buen tipo. –Cobra le dio su aprobación. –Pero ten en cuenta una cosa, si te la llevas a la fiesta puede que te de la brasa... -Y después de hablar intentó contener la risa. –Alomejor le dan toque de queda. –Ambos rieron.

-Seguramente. –Cobra siguió riendo.

-Madre mía, yo no podría con una vida así... sin hacer lo que me diese la gana viviendo como un simple peón de la sociedad.

-Lo mismo digo, aunque ella me quiere ayudar a ser más caballeroso. –Se miraron y ambos rieron.

-Imposible, ¿qué es esto? –Miró al cielo. –Es como si escuchara algo que no debiera.

-Ya empezamos, deja de hacer eso. –Le empujo un poco. –Las estrellas son mías y luego solo diré que escuchar voces en tu cabeza no es bueno. –Cobra le devolvió el empujón.

-Cállate pedazo de incordio, es que tengo el oído muy fino vale.

-Lo que tienes es unas orejas de elfo. –Recibió un golpe pero lo paró.

-Eres un capullo. –Se toco la oreja. –Son normales.

Iban haciendo un poco de escándalo por la calle hasta que llevaron a su destino, oculto un poco para que no se les viera.

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