La Cena

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Erza colgó el teléfono y ambos se miraron.

-¿Te apetece? –Sonrió al ver la ternura en los ojos de ella, dudaba de su respuesta después de todo lo que llegó a pasar.

-Claro, podría llegar a pasármelo bien. –Se acerco para dejarle un beso en su pelo. –Déjame ayudarte. –estiro sus manos y dejo que Erza pusiera las suyas encima.

-En verdad puedo sola. –Solamente acabar la frase Jellal ya le estaba cubriendo con una manta.

-Se que eres toda una súper mujer, pero sigues siendo mi querida mujer... -Dijo en tono seductor mientras recortaba la distancia. –Te cuidare aunque sea lo último que haga.

-Estoy emocionada, él primero y el mejor. –Apoyo su mano en el pecho de él, ante eso solo pude sonreír y acercarse un poquito más.

-Y el único. –Sonrieron ambos mientras se besaban pero por desgracias tenían que irse porqué habían sido citados.

Y ese hombre estaba demasiado estresado en su casa, tanto que no podía parar de andar por todo el salón.

-¿Respirar? –Estaba preocupado por los pensamientos que podía tener su única nieta. – Necesitaba respirar u olvidarse de mí, ¿la estoy atosigando demasiado? –Se rascaba la nuca mientras sol podía pensar en ella. -¿la estoy perdiendo?

Esa era la única pregunta que más temía y que más le costaba decir. Sin aguantar más solo pudo buscar respuesta en una foto.

-¿Qué estoy haciendo mal? –Acarició la foto en la que había dos personas adultas y una pequeña pelirroja sonriente. -¿por qué me torturas de esta forma? -Se fijo en la sonrisa de la niña. –Me pregunto cuándo tiempo hace que no me sonríes así.... y porqué a él si le sonríes de esa forma... -No soportaba esa situación con su nieta, la única que sabía que era lo más importante.

Dejo la foto donde estaba mientras seguía caminando por toda aquella casa, inquieto y sin obtener respuesta.

Pasó el rato y por fin había empezado a tranquilizarse, hasta que escuchó un ruido de una moto.

-Lo que faltaba encima el chulo del barrio tiene bicicleta. –Dijo suspirando, se levantó y fue hacía la puerta.

Solamente abrir vio esa sonrisa dirigida a él.

Se separaron del que era un abrazo para el hombre que estaba en la puerta y lo que era un apoyo para evitar dolor por parte de los dos jóvenes.

-Abuelo. –Saludo Erza sonriente. Sin pensarlo dos veces y sin respirar mucho se dirigió a su abuelo y lo abrazó con fuerza, por la alegría que le daba al saber que estaba dispuesto a darle otra oportunidad al su amor.

-Mi niña, ¿estás bien? –Acarició el rostro de su nieta favorita y notó algo extraño.

-Sí, todo bien. –Se separó un poco y Rob prefirió no atormentarse más con otras preguntas como....

¿Han estado juntos? ¿Habrán hecho....?

No quería ni pensarlo.

-¿Tú no saludas? –Se dirigió al joven que estaba apoyado en su moto viendo con una sonrisa divertida y un tanto provocadora toda esa escena.

-Perdón, Hola abuelo de Erza... -Dijo lo más cortés y juguetón que podía, solo provocaba a una Erza quien se mordía el labio para no reírse y por parte del abuelo un poco de molestia, pero entendía ese carácter.

-Venga, tirar los dos. Tenemos cosas que hablar... -Notó una mirada por parte de Erza y enseguida se quiso corregir. –Ya sabes estáis saliendo y... –Miró a su nieta. –No sé que más decir...

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