Nota antes empezar a leer: este capítulo hace referencia a uno de los últimos de la historia, a partir del capítulo 2 la historia comienza desde el principio.
Corrí hasta que mis pulmones ardieron, llegue hasta su puerta y tome de la maseta azul la llave en la puerta de entrada. Abrí y cerré en un instante y rápidamente me dirigí a su cuarto. Abrí la puerta sin siquiera tocar, con el corazón latiendo más rápido que nunca y con medio cuerpo ya dentro de la habitación grite
―Me decidí por—en ese momento se voltea y veo a Lucia sentado en su regazo―ti...―agregue suavemente tras presenciar aquel espectáculo.
―Hola―dice ella en tono victorioso.
―Mejor me... adiós.
Corrí hasta las escaleras y baje los escalones de dos en dos. Al no encontrar las llaves de la puerta, me dirigí al estar y salte por la ventana. Llegue al cordón de enfrente cuando oí la puerta abrirse y cerrarse. Sin voltearme seguí corriendo.
―Mia—seguí corriendo― ¡Mia!
―No―dije cuando me agarra del brazo ya que no tarda en alcanzarme.
―Mia espera, por favor.
― ¿¡QUE?! Que ni se te ocurra decir que no es lo que parece, ni ninguna de esas estúpidas escusas, porque juro por dios que te mato.
Miro hacia abajo y con cara de espanto volvió su vista hacia mí.
―Mia, tu pierna...―al caer por la ventana aterrice sobre una maseta rota y me corte la pierna.
―Estoy bien, me tengo que ir―y nuevamente corrí.
― ¡Mia! ―volvió a gritar pero esta vez no me siguió.
Doble en la esquina y entre en la segundo casa de la cuadra, al entrar tranco la puerta y deslizo mi espalda por la puerta hasta llegar al suelo, encierro mi cabeza entre mis piernas y las lágrimas comienzan a corer nuevamente por mis mejillas...
-Mia, ¿qué pasó?-una voz familiar me pregunta mientras me abraza.
Levantó la cabeza y era Agustín, el dueño de la casa en la cual me encontraba, aquella persona la cual se hace llamar mi novio.
Agustín era un viejo amigo de mi hermano Juan. Él era un chico bastante más alto que yo, con el pelo castaño tirando a Rubio y ojos verdes.
-Mia tu pierna...-dijo mirando con asombro mi muslo izquierdo por el cual no paraba de correr sangre.
-déjame ayudarte-me cargo hasta arriba y me llevó al baño.
Agustín había estudiado en la universidad medicina, su capacidad de aprendizaje era impresionante. Pero después de entrar en el alcohol... Su carrera de despedazó, perdió su trabajo y después de dos años consiguió otro, lleva más de dos años y medio sobrio.Me retiro el zapato y comenzó a curar la herida de mi tobillo, y luego la del muslo. Mientras lo hacía me preguntaba repetidamente como me había hecho semejante rasguño, pero no sabía que responder.
-Fui a lo de Bruno...
-¿Qué fuiste a donde?-dijo gritando mientras bebía de su lata de gaseosa repetidamente.
-A lo de Bruno, a decirle que me quedaría contigo...
-¿Enserio?-me preguntó bajando el tono.
-Si. Eso hice, pero como estaba con Lucía me fui ya que no quise interrumpir, no logre encontrar la llave así que salte por la ventana y al caer me corte.
—¿Y el tratado ese no hizo nada?
—No me vio.
—Ahhh
Los dos nos quedamos callados por unos instantes hasta que oigo como mi estomago ruge.
—¿Quieres que prepare algo para cenar?-le digo mientras sujeto su mano.
-Ok. Aunque creo que sobro algo de anoche-me dice mientras comenzamos a bajar las escaleras.
Llegamos al final de la escalera y nos encontramos con un desastre, todo roto, vidrios por todas partes, paredes pintadas, y las cortinas rotas.
Lo único intacto era una foto de nosotros que tenía marcado en ella un corazón al rededor de nuestras caras, con una nota al lado que decía "no tan felices para siempre" escrito con una letra que sin duda no era de ninguno de nosotros dos.
Agustin comenzó a gritar como loco, gritando cualquier grosería a todo pulmón.
-Mia por favor ve para arriba-abrí la boca para hablar pero me interrumpió-Mia estas descalza y hay vidrios rotos por todas partes.
-Déjame ayudarte ahora vuelv...-me interrumpió.
-¡No Mia! ¡Ve para arriba! ¡Ahora subo yo también!
Subí para arriba me calcé, baje.
Me dirijo a la cocina tome una escoba un par de bolsas y me diriji a la entrada.
Al llegar al pie de las escaleras veo a Agustín quien tenía a Bruno agarrado del cuello contra la pared.
-¡Basta!
No para.
-¡Agustín basta ya!
Intenté desprenderlo pero no hubo resultado alguno. Así que salte encima de él, literalmente le salte encima y repetí que lo soltara
-Mia bájate. Mia bájate en este mismo instante-dijo en tono desafiante.
-No hasta que lo sueltes
-Mia te bajas ya-me pega un piñaso en la pierna.
-¡¡MIA BÁJATE!!-no me baje.
Me tomó por la espalda y me arrojó al piso. Caí sobre los vidrios y corte mi muñeca, mi cara y mi cuello.
-Mia, ¿estás bien?-me pregunta Bruno intentando de escaparse de los puñados de Agustín.
Me paro nuevamente y agarro el teléfono intentó llamar a la policia.
-Policía, ¿En que podemos ayudarlo?— Pero Agustín me ve y tira el teléfono al piso, le pega nuevamente a Bruno y lo tira al piso.
Se da la vuelta, me carga al hombro y me lleva para arriba.
Me encierra en el cuarto y simplemente no me deja salir.
Siento como Bruno golpea la puerta para entrar pero Agustín le repite que no puede entrar.~A la mañana siguiente~
Bruno está afuera con Agustín hablando con un policía.
Pero yo sigo arriba encerrada, esta vez en el baño, encerrada por mi cuenta.
Sin poder parar de vomitar y con una pequeña criatura dentro de mi, el dolor comienza a apoderarse de mi cuerpo.
Abro el cajón y busco aspirinas.
Tomó una, el dolor no cesa.
Repetí el proceso, pero el dolor sigue.
Nuevamente repetí el proceso.
Una vez más.
Y otra.
Y otra.
De pronto mis piernas colapsan y caen al piso, mis ojos solo ven un resplandor blanco, y mis oídos solo oyen un pitido muy agudo que se repite cada un segundo."¿Qué hiciste Mia?" Oigo una voz preguntar pero no distingo quién es ni de dónde viene.
¿Qué hice...?
ESTÁS LEYENDO
entre ellos y yo
Fiksi Remaja¿Nunca te has puesto a pensar en todas esas historias en las cuales, el chico se queda con la chica, y todos felices para siempre? Yo opino que son una completa mierda, que lo unico que hacen es darte falsas ilusiones del mundo real... Mi nombre es...