Capitulo 17

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Mi padre me mira en busca de una respuesta.
—Entonces... ¿Qué pasó?—me dice.
—Nada papá, simplemente me dieron ganas de cortármelo.
—Mía, no me mientas... No te conozco hace dos días, podes confiar en mí, en nosotros—se corrige— podemos ayudarte con lo que sea que esté pasando.
—Enserio papá, me lo corte y listo.—dije casi sollozando.
—¿Y entonces por qué lloras?—me pregunta mientras se acomoda en su sillón.
—Papá—le empieza a decir Juan—te está diciendo que se lo corto... Además si algo hubiese pasado nos habría contado, ¿Verdad?—pregunta está ves dirigiéndose a mi.
Asiento muy despacio.
—Mía, ¿Qué pasó?—insiste mi padre.
—No importa, es solo pelo.
—No Mía, no es solo pelo. Algo te está pasando y deberías de ser capas de decirnos.
Todos se mantienen en silencio.
—Lucas...—le dice mi padre—¿Qué le pasó a Mia en el pelo?
—Se lo cortaron—dice enseguida. Me mira y se da cuenta de lo que dijo.
—¿Qué?—pregunta mi padre exaltado.
—Me refiero a que se lo cortaron en la peluquería... No que alguien se lo corto, en realidad alguien si se lo corto, pero ese alguien era de la peluquería ya que...—es interrumpido por Teresa.
—Lucas ya dejaste claro lo que tenías que decir.
—Mia, ¿Quién te corto el pelo?—me pregunta mi padre.
—Nadie—respondo en vos baja.
—¿Quién fue Mía?—me pregunta está ves Juan.
—Nadie—digo esta ves más alto.
—¿Quién?—me pregunta más alto mi hermano.
—¡Nadie!
—¡Mia!
—Fue Lucía—digo bajando el tono.
—¿Qué?—me pregunta papa.
—Lucía, Lucia me lo corto.
—¿Y tú sabías de esto?—le pregunta Teresa a Lucas.
—No.—miento—él sabía que me lo habían cortado, pero no quien.
—¿Porque?
—Nose
—¿Porque?—insiste mi padre.
Me paro rápidamente y subo las escaleras hasta llegar a mi cuarto.
Me tiro sobre la cama y me quedo mirando las pequeñas estrellaras fosforescentes pegadas en mi techo.
Siento que alguien toca mi puerta.
—¿Qué?—pregunto.
Juan entra a la habitación.
—Mia, sabes que pedes confiar en mí, ¿verdad?
—Si lo sé, es que...—me interrumpe.
—Mía sé que quizá no estoy presente los trescientos sesenta y cinco días del año, pero cuando lo estoy espero poder pasar un buen rato con mi hermana, poder charlar con ella, que me cuenta sobre la secundaria, sus amigos, algún chico del cual no me haya enterado, no se algo, lo que sea, pero me gusta charlar con mi hermana.
Se sienta a mi lado y se acuesta, mirando también las estrellitas pegadas al techo.
—Pero, lo único que he recibido de tu parte ha sido un abrazo, uno solo Mía. En un mes es muy probablemente que me vaya, y no nos vemos por mucho tiempo. Así qué solo te pido que confíes en mí...
—Yo sí confió en ti...
—No Mía... Por lo menos no como antes.—me siento—solo piénsalo, ¿sí?
Se sienta también me da un abrazo rápido y sale del cuarto.
Me pongo mi pijama, me acuesto y dejó correr la música de mi celular.

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Me despierto con el ruido de mi celular.
Cinco llamadas perdidas de Ben y un mensaje.
Mensaje de: Ben (9:14)
"Paso por ti a las 9:30, necesito ayuda! "
Miro mi reloj eran las nueve menos diez. Pero Ben siempre llegaba tarde a todos lados lo cual me daba diez minutos extras.
Me metí en el baño  me di una ducha rápida y me vestí.
Baje agarre una barra de cereal la cual comí rápido mientras escucha una pequeña discusión entre papa y Teresa sobre el casamiento.
Volví a subir las escaleras, me lave los dientes y tome mi mochila.
La cual llevaba a todos lados, aquella la cual tenía todo lo necesario.

Al salir de mi cuarto me encuentro con Juan quien está saliendo del suyo todavía en pijamas.
—¿A dónde vas?—me pregunta.
—Voy a salir.
—¿Papa sabe?—me pregunta mientras bajamos las escaleras.
—Planeaba decírselo ahora.—le informo.
—No está en su mejor humor Así que te aconsejo ser breve.
—Ok gracias—le digo mientras lo veo meterse en la cocina.
—Papa, me voy a lo de Clara, tenemos unos trabajos pendientes—digo entrando a su oficina tras tocar la puerta—Adiós—le digo saludándolo para luego saludar a Teresa.

Salgo para afuera y me encuentro con el auto de Ben aparcado en la calle de enfrente.
Veo como asoma su cabeza por la ventana y me grita mientras se ríe.
—¡Tarde! Esta vez no fui yo el que llegó tarde, fuiste tú.
Me subo al auto, me da un beso.
—¿A dónde vamos?—le preguntó mientras me pongo el cinturón.
—Necesito tu ayuda — se ríe.

entre ellos y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora