-Cora
Mi mente se encontraba en otro lugar, estaba perdida en mi propio mundo, creando fantasías donde yo era única protagonista, me imaginaba bailando, corriendo y simplemente viviendo, sin preocupaciones, sin dolor, sin madre alcohólica incapaz de ocuparse de mí y sin novio de mi madre con las manos un poco suelta. Mi vida era un total cliché, la típica niña abandonada por su padre con una madre alcohólica que tenía una mala costumbre de buscarse novios abusivos. No, yo no era una puta, tampoco me consideraba una rebelde, pero no era una cerebrito, tenía notas decentes, no era invisible pero discreta, tenía un par de amigos pero disfrutaba de la soledad, en mi colegio me llamaban misteriosa, incluso algunos chicos pensaba que yo era linda, tenía el cabello de un marrón claro y los ojos azules, no era gorda pero tampoco era una plancha, tenía algunas curvas notables, más atrás que delante; yo no me quejaba, no era una modelo pero para mí estaba bien, yo no era una obsesionada de la apariencia, me importaba muy poco.
Solo que aveces la vida te jugaba trucos muy sucios, como el caso de ahora, después de darse cuenta del trato que recibía en mi casa y siendo una menor de edad, los servicios sociales decidieron que lo mejor de todo sería contactarse con mi padre o donador de esperma y de dinero (según yo), el cual se encontraba sentado al lado de mí hablando con el trabajador social, aparentemente se ponían de acuerdo con mi mudanza, porque si, me estaba mudando con un hombre que la última vez que lo había visto apenas tenía siete años de edad.
-Coraline, ¿me estás escuchando?
-Claro....papa- era una palabra extraña.
-Como te estaba diciendo estoy seguro que te encantara tu nueva casa en la costa oeste y que amaras a tu madrastra y tus hermanos- dijo con una sonrisa dudosa.
-Hermanastros- corregí automáticamente.
-¿Perdón?- me preguntó extrañado.
-Dijiste "hermanos", no son mis hermanos ya que ni siquiera son tus hijos, según lo que dijiste son de tu esposa.
-Si pero los considero como mis hijos- dijo sorprendido.
-Más que a mí según lo que veo- dije con una pequeña voz, pero creo que me escucharon ya que vi mi padre bajar la cabeza avergonzado y el trabajador social se movía incómodamente.
-Hija- empezó, pero lo corte.
-Llámame Coraline y por favor terminemos con esto, me siento un poco cansada.
-Seguro, puedes salir a caminar si quieres terminare en un momento y así te llevaré a tu casa para que puedas terminar de preparar tus cosas ya que nos vamos mañana.
-Esta bien, gracias.Me levante del asiento incómodo y salí de este lugar tan sofocante. Ahora no sabía lo que iba hacer, me iría mañana a un nuevo estado desconocido,con una familia desconocida y un ambiente desconocido, odiaba esta palabra, no me gustaba no saber lo que me esperaba, me consideraba buena analizando las cosas o las personas, siempre sabía que esperar de la vida, no había sorpresa y me gustaba así, ahora solo me sentía perdida, no es que me haría falta los pocos amigos o debería decir conocidos que tenía y tampoco mi madre y Will su novio, no, no me haría falta nada de esto, ni siquiera me hará falta Nueva York y sus calles ruidosas (no me gustaba mucho el ruido excepto si era música), pero me hará falta la comodidad de ya conocer todo esto.
La vida era una mierda.
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Forgiveness
RomanceAlgo de lo que está muy segura Coraline, es que la vida disfruta ponerla a prueba. No pasa un día sin que se pregunte cómo diablos está viva, lo único que la mantiene cuerda hasta ahora es mantener el control y bailar, pero de pronto su mundo se pon...