El principio del fin

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Una hora después, Elisabeth vino a despertarme cómo prometido, cuando baje escuche voces y risas en la cocina, sentí como se me revolvía el estomago de los nervios, quería estar en cualquier lugar excepto aquí. Cuando entre en la cocina, las risas se detuvieron automáticamente, había una chica de unos catorce años y un chico de mi edad, la chica era igual de rubia que Elisabeth y se podía observar la misma belleza presente en su madre. El chico tenía el cabello castaño y los mismos ojos que mi madrastra, estos últimos eran cubiertos por unos lentes un poco gruesos, le daba un aire un poco nerd, pero quién era yo para juzgar sobre la apariencia, si alguien me viera en la calle pensarían que yo era una delincuente, aunque pensándolo bien...

-Coraline. Dijo mi padre. Te presento a mis dos hijos: Sophie y William, hijos ella es Coraline, su nueva hermana.

Lo admito, me dolió un poco que los presentará como sus hijos, mientras que yo fui ignorada toda mi vida. Maldito desgraciado, mi mal humor se transformó en furia en menos de un segundo, estaba tan enojada, quería gritar, mierda quería golpear a mi pad... digo a Marc, él ni siquiera merecía ser llamado padre, tal vez algunos pensarían que soy una dramática exagerada, pero si estuvieran en mi situación, si el padre que siempre espero, pensando que lo salvaría como todo un héroe, la había simplemente reemplazado, me entenderían. Pero después lo único que sentí, fue una gran tristeza, viéndolo así, con esta familia tan perfecta, con las arrugas delatando años de risa, entendí que él no era un mal padre, entendí que al contrario para estos dos muchachos era un padre perfecto, entendí que él estaba feliz, pero feliz sin mí, y quise llorar, después de tantos años quise llorar de verdad. Así que simplemente para no perder el poco de orgullo que me quedaba, me fui, huye como la cobarde que era en el interior, me encere en mi habitación y una sola lágrima escapó de mis ojos, rabiosa, limpie a la traidora y cerré los ojos para tranquilizarme.

Quince minutos después escuche como tocaban la puerta, suspiré pesadamente, claro, no podía estar tranquila. Decidí dejar el drama y abrí la puerta, cuál no fue mi sorpresa ver a mi hermanastro en vez de mi genitor, tenía un gran bulto en la mano derecho y una bandeja con comida en la otra, y tenía una cara de avergonzado.

-Hola, cómo papa dijo ahorita, me llamo William. Dijo con una pequeña voz, se veía tímido.
-Coraline, pero supongo que ya los sabes. Conteste de una voz seca, se encogió un poco.
-Hmm si, papá no paraba de hablar de ti. Dijo sin mirarme a los ojos.
-De eso lo dudo mucho.
-Pues no lo hagas, porque es verdad. Dijo esta vez mirándome directamente en los ojos. Yo simplemente vine a traerte tu comida y tus cosas de la escuela para mañana.
-Espera ¿que? ¿Escuela? ¡No! Exclamé horrorizada
-¿Nadie te aviso?, pues papá dijo que empezabas lo más pronto posible
-pero, ¿pero vas a una escuela pública? Verdad. Pregunte asustada, lo último que necesitaba era estar en un colegio privado de niños ricos
-no, estamos apuntado en un colegio privado, pero...

No le di tiempo de terminar, lo empuje y me fui corriendo a la cocina.

-Porque no me dijiste que empezaba el colegio mañana. Ataque a mi padre
-Bueno tenía planeado decírtelo en la cena pero te fuiste como una ladrona. Me contestó de una voz tranquila
-Ok, está bien, pero porque diablos me apuntaste en un colegio privado, esta bien bien que tus hijos sean niños ricos acostumbrados a cosas lujosas pero yo no. Estaré muy bien en una escuela pública. Dije enojada
-Ningún hijo mío va ir en una escuela pública mientras puedo ofrecerlos la mejor educación posible. Ahora estaba molesto. Elisabeth parecía incomoda, la entendía perfectamente a mí tampoco me hubiera gustado ser testigo de una conversación como esta.
-Bueno eso no parecía molestarte hasta ahora. Conteste sarcástica.
-Coraline. Suspiro pesadamente. Ya estoy cansado de tu actitud de niña malcriada, irás a este colegio y harás lo que te digan y punto

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