Juegos nocturnos

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La oscuridad es una mezcla de todos los matices; enfatiza para los humanos el terror ante lo desconocido, puede convertir lo cotidiano en un solo instante en la mayor pesadilla; pero para el shinigami es una deliciosa invitación a fundirse con aquello que tanto placer le brinda, un manto negro que lo envuelve todo, incluso el alma inexistente en su esencia.

—Shhhh

Aquel sonido hizo eco en todo su ser dejándolo sorprendido, mucho más al sentir como la yema de ese dedo delineaba sus labios; pero abrió los ojos como platos al sentir como esta vez era su lengua la que hacia esa tarea e iba más allá, abriéndose paso entre sus labios, comenzando una danza venenosa y mortal contra la suya; su cuerpo había reaccionado ante ello, comenzaba a removerse inquieto, sentía algo de repulsión contra aquellas ropas que le evitaban el contacto con la piel del mayordomo; pero le arranco una sonrisa el sentir esa dureza contra su pierna.

El moreno le dejaba jugar mientras reclamaba esa boca con verdadera necesidad; ya antes la había probado, pero esta vez el encontrar sorpresivamente cierta resistencia por parte del otro, el que quisiera evitar el dejarse someter encendió su deseo; le sintió rodearle las caderas con sus piernas y frotarse seductoramente contra él; en el breve momento que sus labios enrojecidos se separaron, emitió un hondo gemido y noto una risa victoriosa en el otro; mejor que la disfrutara porque sería la única que iba a dejarle obtener.

Le empujo con fuerza contra la cama, apresándole con el peso de su cuerpo.

—Ahhh Sebas~chan...ahhh, que rudo eres...—.

Le ignoro mordiéndole el cuello, los hombros y el pecho; disfrutaba del breve placer de dejar esas marcas sobre su nívea piel; haciendo endurecer sus pezones al torturarlos a mordidas; y esa voz...la misma que era tan molesta, tenía un delicioso sonido mientras llenaba las paredes de su habitación con sonoros gemidos.

Grell se sentía como en un sueño y probablemente lo era, porque no había manera en que en sus cinco sentidos el sirviente lo tocara en esa forma, pues ya en más de una ocasión había tratado de seducirlo, pero ahora todo se sentía tan real que le daba vueltas la cabeza, y no pensaba negarse a ningún placer que ese exquisito demonio pudiera brindarle, pero hasta ese momento estaba siendo un poco egoísta ¿o no?; sonrió malicioso mientras buscaba entre las sabanas por aquel pequeño par de tijeras; unos cuantos corten bastarían.

De pronto se sintió desnudo y se levantó los jirones de lo que antes fueran sus ropas; por su parte el shinigami se había refugiado contra la cabecera de la cama; su cabello estaba completamente detrás de la cama, algunas marcas aún estaban desapareciendo de su piel, su miembro mostraba una clara erección y su pecho subía y bajaba con rapidez; mientras sostenía aquellas tijeras, conservando esa expresión de "yo no hice nada"; esa imagen al demonio le pareció completamente deseable.

—Grell Sutcliff,...este fue el último traje que me arruinas.

Atracción [SebasGrell]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora