capitulo 6

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Escribo desde la resistencia, querido Diario:

Estoy en casa de mi abuela. Vine a buscar los regalos, ¡claro!, y pienso quedarme unos días, por lo menos hasta que se me pase la bronca. Deje una nota en casa y chau, me fui. Hoy andaban desesperados todos, como siempre que tengo que poner los puntos sobre las íes. Mamá me llamó al celular tres veces, tratando de conformarme y dándome un permiso que no le pedí para venir a lo de mi Abu. Papá con lo suyo, peleando con mi vieja por que por culpa de su descuido me había arruinado la ilusión de la fiesta (cualquier pretexto le sirve a esos dos para seguir batallando y yo soy su excusa perfecta,por supuesto ). Hasta Javier me llamó pidiéndome disculpas, obligado a punta de cañón por Rubén, seguro. Más de lo mismo. La cuestión es que me fui de ese loquero y acá estoy en paz.

Cuando llegue, vi un camión en el portón de entrada al jardín. Era de la empresa que contrataron pera mi fiesta. Varios obreros desmontaban la carpa. Otros cargaban cajones con vajilla.

La abuela revisaba sus canteros y recogía papeles alrededor de la fuente.

Abulinda ( le encanta que la llame así) me abrazo como siempre. Adivino que iba por mis regalos. Me esperaba para abrirlos juntas. ¡Es tan curiosa la abuela! Conociéndola, raro no sería que ya no los hubiese estado espiando.

Nos sentamos en el sillón de mimbre de la antesala. La luz del jardín del patio interno entraba por el vitral, destellando rojos y violetas por entre los helechos colgantes.

Los regalos desbordaban dos enormes bolsas de consorcio. Abu Yamile los acomodo así, y al tanteo, según ella, los organizó: regalos de la familia en la bolsa negra, y de los amigos, en la verde...mmm.... ¡Lo que inventó para hurgarlos!, pero a Abulinda le perdono cualquier cosa. Bueno, casi cualquier cosa, tampoco es cuestión de entregarse atada.

Alcancé a decidir que abriríamos primero los regalos de mis amigos. Como indica la tradición, empezó a romper paquetes para atraer a la buena ventura (cábalas de familia).

Siete collares y once anillos de acrílico, de plata, con canutillos; algunos lindos y otros descartables. Un atrapa sueños que sonaba a viento, ¡precioso! Abu leía las tarjetas y escribía en ellas el contenido del regalo para que luego supiera agradecer a cada quien. La miré con cara de pocos amigos y se comprometió a ayudarme. Lo hará ella, claro.

Sebas me regaló una caja de música de palo santo que Perfumo el ambiente apenas lo abrimos. Cuando le di cuerda, sonó una versión metálica de imagine, de Jonh lennon, que a Abu le hizo saltar un par de lágrimas. A mí me pareció bastante anticuado el regalo. Me hizo acordar de la cajita de música laqueada que mamá tenía ( esa si que es prehistórica con la melodía del para Elisa ), regalada para sus 15 por su amigo del alma, el tío Esteban ( bah, tío de sangre no es, pero para mi siempre fue como un tío... Al fin y al cabo de sangre, sangre, yo no tengo parientes..). Si habré jugado con esa cajita, la armé y desarmé como doscientas veces.

Entre todas mis compañeras de vóley, me compraron un equipo deportivo con la marca de la selección. Está rebueno, ¡ siempre quise uno así !, pero me dio vergüenza pensar que me lo regalaron por que ya les daría pena verme con el conjunto azul que uso desde hace dos años para todos los campeonatos. ¡Se jugaron! Claro que se los agradeceré.

Mis amigos del barrio ( los de la casa de mamá, por que los del edificio de pa no trajeron ni saludos...son unos miserables, esos...) también se pusieron de acuerdo para comprar un par de zapatillas. Pasables, sí, aunque ese color verde... Veré si puedo cambiarlas.

Isabel me trajo un libro de poemas muy raro, hecho con tapas de cajas de cartones, muy original. Leeré de que se trata. Pedro y Analía, dos más: una novela y uno ilustrado de mitos. Maria Eugenia, una agenda con poesías de Federico García Lorca, una para cada día, con tapas de cuero y papel sedoso, preciosa. Mis amigos saben que me gusta leer y escuchar música. ¡Seis discos nuevos! ¡Genial!.

Bueno, me esta llamando Abu para ir almorzar. Después te sigo contando, sobre todo por que voy a necesitar tiempo para comentar algo sorprendente...¿inquietante?...no se si te querrás enterar...

Siempre tuya (las tripas me llaman a gritos... ya vuelvo).

Ceci

El jamón del sándwichDonde viven las historias. Descúbrelo ahora