Capítulo 8

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POV JACOB:

Mi padre se había empeñado en ir en coche, y yo odio su coche, odio que me lleve en su coche, odio que me lleve. Es como si me estuviera haciendo un favor que no necesito.

Me senté en el asiento del copiloto y me miró:

-¿ A dónde te apetece ir? -dijo con un tono "amigable".

- Al metro a tocar.

- Hijo, es en serio.

- Bien, entonces pregunta a dónde me apetece ir dentro de lo poco apetecible que es hacer nada contigo. - un suspiro y quedamos en silencio.

- ¿Qué te parece el centro comercial?- esta vez su tono era casi una suplica.

- Supongo que esta bien.

 Entonces empezó a conducir. Sería un viaje de quince minutos muy largo.

Encendí la radio y sonaba una canción de esas que ponen mucho en las radios durante unas semanas y que después todos la olvidan como si nunca hubiera sido lanzada. Estuvimos escuchándola hasta que termino y comenzaron los anuncios. Mi padre tiene la manía de hablar mientras hayan anuncios en la televisión o en la radio.

- ¿Por qué te gusta tanto ir a tocar al metro?

- Porque sí - dije seco.

- Algo tiene que haber de eso que te guste.

- No estar en casa contigo, por ejemplo. -¿me pasé? No.

- Y ¿nada más? Es decir, una cosa es estar fuera de casa todos los días y otra diferente es que pases todas las tardes en el metro y no con tus amigos y ese tipo de cosas.

- Ya veo a mis amigos por la mañana.

- ¿Es alguna chica? ¿Hay alguna que pase a diario por allí que te guste o algo así?

- No, no es ninguna chica- lo cierto es que no pude evitar pensar en ese momento en Karen. No tenía ningún sentido pero simplemente pensé en ella.

- Henrie llamó el otro día a casa y le dije que no estabas y mencionó algo de que no se acordaba de que habías quedado con "esa chica". - Mataré a Henrie por esto.

- Esa chica es una cantante del metro con la que quedé para tocar el otro día. Pero yo no voy al metro por ella. Solo la conozco desde hace una semana y llevo yendo al metro dos años.

- Vale. Discúlpame pero comprenderás que tengo derecho a saber si al menos tienes novia ¿no? - No. No lo tiene. He tenido novias antes y él ni se ha enterado.

Silencio. Solo se oía otra de esas canciones comerciales en el coche. Las radios necesitan empezar a poner más canciones buenas.

Y al fin llegamos. Ambos salimos del coche en silencio y nos dirigimos a las escaleras mecánicas. Éstas estaban rodeadas de columnas con forma triangular. Y entonces mi padre habló:

- Esa idea de las columnas triangulares es buena. Puede que la utilice para alguno de mis trabajos. - mi padre es arquitecto y de los que cobran bien. Aunque debo admitir que merecidamente. Para él hasta una pared blanca es arte y al mismo tiempo perfeccionable.

-Me gustan - esa fue mi limitada respuesta.

Al llegar a la primera planta empezamos a caminar sin rumbo, como hojas llevadas por el viento - esto ha sonado cursi, ugh-.

Él decidió entrar en una tienda de trajes; de esos que él se pone todos los días y  que yo uso una vez cada dos años para la boda de una de mis tías o el bautizo de algún primo.

Al compás del metroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora