Capitulo Ocho
Naruto pensó que, de momento, las cosas estaban saliendo como las había planeado. Himawari se estaba acostumbrando a el y, aunque todavía le quedaba mucho camino que recorrer con su madre, por lo menos sabia que no era inmune a el.
-¿Te enseño a mis demás muñecas?- le pregunto la niña en cuanto terminaron de cenar.
-Claro que si.
A la niña se le ilumino la cara, corrió alrededor de la mesa hasta llegar junto al Uzumaki, lo agarro de la mano y tiro de el para que se pusiera de pie.
-Hima, no se trata a los invitados como si fueran juguetes- le advirtió Hinata.
-Si, mamá- respondió la pequeña sin siquiera mirarla.
El rubio sonrío. La pequeña le recordaba a si mismo cuando era un niño lleno de energía y entusiasta. Aquello le llevo a preguntarse que partes de si misma vería Hinata en Himawari. Todavía no se podía creer que aquella niñita fuera hija suya. No podía defraudarla.
Veinte minutos después, cuando la ojiperla apareció en la puerta de la habitación de su hija, esta estaba instruyendo a Naruto sobre el protocolo para tomar el te utilizando su mesa y su silla de plástico.
El miro a Hina y se la comió con los ojos. Los recuerdos se apoderaron de el y recordó que solían salir a bailar a algunas de las discos, las mas conocidas de la ciudad. Mientras bailaban, sus cuerpos se encontraban, se separaban y volvían a encontrarse, explorándose antes de llegar a casa para hacer el amor apasionadamente entre sabanas de seda.
Al darse cuenta de que se había quedado mirándola fijamente, se sintió ridículo. Era absurdo estar pensado en acostarse con la morena mientras estaba sentado en una silla de plástico en una habitación rosa.
-¿Le enseñaste a Himawari su vestido de dama de honor?- le pregunto el. Ella dudo pero la niña fue más rápida.
-¿Que vestido? ¿De que color?
-Rosa- le contesto el y la pequeña sonrío encantada.
-¿Lo puedo ver? ¿Lo puedo ver?
-Esta en mi cama- Hinata suspiro.
El ojiceleste se dio cuenta de que no parecía demasiado contenta con el regalo. Ambos siguieron a Hima al dormitorio de su madre. Naruto se fijo en la cama, donde estaban algunas de las cosas que había comprado el día anterior. No había ni rastro de la lencería, pero si estaba el vestido pensado en su hija.
-¡Me encanta!- exclamo la niña acercándose.
-No estaba muy seguro de acertar con la talla- comento.
-Es de su talla- contesto Hinata con un tono un tanto irritable.
Uzumaki la miro divertido y ella enarco una ceja. Evidentemente aquello iba a desembocar en una batalla, pero el rubio estaba preparado para ella. Luego de que Himawari se probara su vestido y diera algunas vueltas, Hinata anuncio que era del postre.
Así que los tres volvieron para tomarse un helado, a continuación recogieron la mesa y la morena decidió que había llegado el momento de que la niña se fuera a la cama. La niña intento resistirse, pero se rindió cuando Naruto se ofreció a leerle un cuento.
Cuando Hima se durmió, solo entonces pudieron volver al salón. Una vez allí, Hinata se cruzo de brazos y lo miro.
-No puedo aceptar los regalos.
-Pues entonces no te va a gustar nada lo que te traje- contesto metiéndose la mano en el bolsillo, tomándola de la mano y poniéndole una alianza.
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La Venganza Perfecta
FanfictionPROLOGO El multimillonario de la ciudad del Remolino Naruto Uzumaki podía conseguir a cualquier mujer que quisiera y lo hacia, pero ahora el solo deseaba tener a Hinata Hyuga. Años atrás, 4 para se exactos ella había puesto fin a un apasionado roman...