Algunas veces hasta los monstruos de historias de terror tienen más conciencia y valores que simples humanos.
Recuerda que los verdaderos monstruos no están a la vista de todos.
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❝ Pijamadas y accidentes ❞
Al llegar al hotel pidió servicio a la habitación, había perdido el apetito pero necesitaba comer algo. Después de todo no comió nada en el restaurante y no iba a regresar para pagar la botella de vino que pidió.
Tras ello se desvistió rápidamente, ansiosa por quitarse el vestido que Pennywise había hecho para ella. Cuando se miró en el espejo, paso los dedos por los moretones oscuros que cubrían su cuello.
—¿Te gustan mis pequeños obsequios?
Giro, casi cayéndose por la rapidez con que se volteó. Un brazo cubría sus pechos.
—¿Pennywise? —Canturreó no pudiendo verlo. —¿Dónde estás?
Dos orbes amarillas emergieron repentinamente de la esquina oscura del techo en el otro lado de la habitación. Rápidamente se movió para ver su forma retorcida en la esquina del techo. Se quedó sin aliento cuando comenzó a estirarse, sus huesos se resquebrajaron cuando sus miembros se deshicieron mientras se arrastraba por la pared como una araña.
Cogio una vieja camisa larga y se la puso, apreciando el hecho de que fue lo suficientemente larga como para cubrir su mitad inferior. Parecía vestido por el largo.
Mirándolo mientras caminaba más cerca de ella, extendió su mano, indicándole que se detuviera, lo que para su sorpresa, obedeció.
—Tienes que irte —Exigio —Estoy agotada ¡Sin mencionar que eres un cretino!
Su maquillaje blanco se agrietó alrededor de sus labios mientras su boca se convertía en una sonrisa malvada.
—Oh, mi melocotón, es hora de nuestra pijamada —Respiró mientras se acercaba a ella.
—Para —Gritó, cortándolo, a lo que él se rió a su vez.
Él permaneció en silencio, inmóvil mientras sus ojos se posaban en los suyos como si esperara más instrucciones. Decidió aprovechar el silencio mientras se acercaba a la cama para meterse bajo las frazadas.
—Penn, puedes ser honesto conmigo? ¿Por favor?
Acercándose un poco más, él inclinó su cabeza hacia ella en burla antes de contestar.
—Siempre he sido completamente sincero contigo. No he mentido.
Suspiró con frustración.
—No, pero tampoco has sido completamente sincero. Necesito saber ... ¿Tienes a Peter?
—Sí —Respondió sin rodeos.
—¿Lo has lastimado?
—Sí.
Ahogando un sollozo asustado, realmente no quería saber la respuesta a su próxima pregunta.