Capt. 26 Eso pensaba

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—¡Escuché y vi como te le subías a mí padre! – gritó molesta.

Suspiré furiosa y me acerqué hasta ella -me parece el colmo que me trates como si fuera una p*ta, de todos modos  le estaba agradeciendo que me hubiera dejado dormir fuera de esta casa, en mi propio departamento para no invadir tu espacio personal – gruñí antes de salir cabreada de la oficina.

Ella no hizo ningún intento por pedir disculpas o mejorar nuestra relación, así que rápidamente me dirigí y me encerré en mi habitación.

No debo darme el lujo de desperdiciar mi felicidad o mi relación por una niña mimada como Cora. Si, a ella la hemos consentido demasiado, incluyéndome.

Tomé mi maleta y al milisegundo abrí mi armario y saqué cada ropa que estaba guardada en él.

La cargué y ejerciendo toda la fuerza posible me dirigía hacia la salida de la hermosa mansión de los Evans.

—¡Para! – gritó Cora agitada detrás de mí.

Bajé la maleta y con el semblante más serio que pude hacer me volteé y la miré directamente a los ojos — nada, ni nadie impedirá que me vaya, primero, me tratas como si yo fuera una cualquiera, y no cabe mencionar que me conoces de toda la vida, segundo, te reúnes con mi peor enemiga a mis espaldas, tercero, me alejas de ti, me gritas y yo sólo quiero tú felicidad – gruñí exaltada — llegó el momento Cora, no toda la vida iba a sostener la ira que se iba acumulando cada vez que hacías cosas que me lastimaban – susurré tristemente — creo que es mejor darnos un tiempo y luego hablar seriamente sobre lo que está pasando – gruñí retomando mi camino — me duele mucho dejarte en las condiciones que estas, pero estoy cumpliendo lo que tú me pediste – susurré al darme media vuelta y caminar hacia la salida — hasta luego –murmuré antes de salir disparada de la mansión.

Tomé el primer taxi que vi y le indiqué que me llevara a un hotel donde pudiera alquilar o comprar una habitación en buenas condiciones.

A los treinta minutos ya me encontraba firmando un contrato para tener mi propio apartamento en un lujoso hotel.
Murmuré un gracias y rápidamente me introduje en mi habitación. No era tan grande y hermosa como la mansión de Evans, pero es fantástico, tiene una enorme sala, en donde se encuentran diferentes aparatos electrónicos y un ventanal hacia la hermosa ciudad. Llevé mi maleta a mí habitación, que estaba conformado por dos mesas de noches en donde estaban ubicadas unas finas lámparas, una hermosa cama matrimonial y no cabe mencionar que sus paredes están pintado de blanco.

Me acosté en mi cama y por un momento dudé en llamar a Evans, pero no pude negarme a escuchar su irresistible voz.

Tomé mi teléfono y marqué su número, que por cierto me lo sabía de memoria — Haló – gruñó Helen molesta — acaso no te basta vivir en su casa, ¿para que lo andas llamando? – preguntó irritante.

Suspiré algo molesta, pero decidí sonreír de oreja a oreja al pensar mi pequeño plan - Helen... Necesito hablar contigo - fingí una voz dolorosa.

-A mí me da igual tú y tu miserable vida - gruñó entre dientes.

Apreté mi mandíbula al sentir el impulso de dejarme llevar por la rabia que corren por mi sangre — Es sobre Gabriel, he decidido mudarme, de hecho ahora vivo en un apartamento, no soporto ver como Evans te tiene como novia, juega conmigo, y se acuesta con muchas – susurré tristemente — ¡No aguanto! – grité histérica. Creo que debo mejorar mis clases de actuación.

— ¿Ha si? – preguntó nerviosa — está bien, a las cuatro nos reuniremos en un restaurante, y no hace falta mencionar que no lleves tus jeans o shorts, vestido, lleva un vestido – gruñó antes de colgar.

El papá de mi mejor amiga (Sr. Evans)#1 *Editando*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora