Capítulo 3

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Me siento tranquilo y con mucha confianza... a quién engañó estoy que me muero de nervios, se preguntarán el porqué de mis nervios, pues es simple, estoy en un nuevo país donde no conozco a nadie, llegó a Los Ángeles y lo primero que tengo que hacer es ir a Stanford, presentarme ante el director del colegio. Tomo un taxi, en el trayecto me dediqué a mirar por la ventana, impresionándome con el paisaje que tenía esta ciudad, ni cuenta me dijo cuando llegamos.

Me bajé del vehículo y me adentre al colegio asombrado por lo grande que era, iba tan distraído caminando con mi equipaje, hasta que de repente chocó con alguien cayéndome al suelo.

-Auch! Carajo eso duele, lo siento andaba distraído que no me fije...-fui interrumpido por la persona que choque

-Fíjate por donde andas niñato, es que acaso estas tan caliente y necesitado que ocurren a estos métodos para llamar mi atención

En ese momento se me acabo toda amabilidad con él, me enoje tanto que le contesté de la misma forma.

-Y a ti ¿qué mierda te pasa?, es que acaso crees que tropecé contigo sólo por tu atención. Ja! No me hagas reír, para que querría la atención de alguien que ni conozco y ni siquiera me interesa, ni que fueras un top modelo- lo mire directos a los ojos tan azules como el océano profundo, dándome cuenta de que si era atractivo, con esos labios carnosos, pelo rojizo, rostro varonil, con ese cuerpazo que volvería locos a cualquiera y además de lo alto que era.

Mis pensamientos fueron cortados por su ronca voz-Terminaste tu escaneo, y así me dices que no te interesaba.

Me sonroje y rogué para que mi voz sonara firme, no le dejaría ganar- Solamente veía la poca cosa que eras, enserio ni me importas, así que con tu permiso me retiró.

Empezaba a caminar cuando este peli rojo agarra mi brazo y me detiene.

-¿Quién te dio permiso para irte? Aún no hemos terminado de hablar

-Acaso al Señorito Tomatito tengo que pedirle permiso.

-¿Cómo me llamaste nenita? -Lo dijo de una manera enojada y burlona. Este tipo me está empezando a cabrear.

-Te dije tomate idiota, ¿es qué acaso no escuchas?, y no me digas nenita que no lo soy mastodonte.

-Al menos los tomates son jugosos- me lo dice con una sonrisa socarrona. En el momento que le iba a contestar lo llaman

-Carlos, apúrate que llegaremos tarde a la reunión.

-Ya voy- le contesta al parecer a su amigo- te salvarte por esta vez pulga, espero no encontrarme de nuevo contigo.

-Lo mismo te digo- lo mire con odio al igual que el peli rojo me mira a mí, juraría que se veían chispas en nuestros ojos de puro odio. Me coloque a caminar al igual que Carlos que al parecer ese su nombre, espero no volveré a encontrar con ese bastardo.

Llegue a la dirección, me informaron sobre las reglas del colegio que eran demasiadas. Me dijeron que tendría a un compañero de habitación, en el internado separan a los hombres, donceles y mujeres por sectores. Mi sector es el edificio B donde están los donceles, el A es de los hombres y el C de mujeres.

Estaba en el pasillo camino a mi habitación, rogaba para que mi compañero de cuarto nos lleváramos bien. Toque la puerta y escuche un "pase", me adentré.

-Hola, me llamo Demian Castillo y seré tu compañero de habitación.

-Así que tú serás mi compañero, bueno me presentó soy Dylan Hernández, voy en el último año de Secundaria High School.

-Estas en el mismo grado que yo, ¿en qué cursó estas?

-En 12vo. C ¿y tú?

-Igual, seremos compañeros no sólo de cuarto-le sonrió amablemente- espero llevarme bien contigo.

"Me perdiste y ahora soy feliz sin ti."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora