Me siento tranquilo y con mucha confianza... a quién engañó estoy que me muero de nervios, se preguntarán el porqué de mis nervios, pues es simple, estoy en un nuevo país donde no conozco a nadie, llegó a Los Ángeles y lo primero que tengo que hacer es ir a Stanford, presentarme ante el director del colegio. Tomo un taxi, en el trayecto me dediqué a mirar por la ventana, impresionándome con el paisaje que tenía esta ciudad, ni cuenta me dijo cuando llegamos.
Me bajé del vehículo y me adentre al colegio asombrado por lo grande que era, iba tan distraído caminando con mi equipaje, hasta que de repente chocó con alguien cayéndome al suelo.
-Auch! Carajo eso duele, lo siento andaba distraído que no me fije...-fui interrumpido por la persona que choque
-Fíjate por donde andas niñato, es que acaso estas tan caliente y necesitado que ocurren a estos métodos para llamar mi atención
En ese momento se me acabo toda amabilidad con él, me enoje tanto que le contesté de la misma forma.
-Y a ti ¿qué mierda te pasa?, es que acaso crees que tropecé contigo sólo por tu atención. Ja! No me hagas reír, para que querría la atención de alguien que ni conozco y ni siquiera me interesa, ni que fueras un top modelo- lo mire directos a los ojos tan azules como el océano profundo, dándome cuenta de que si era atractivo, con esos labios carnosos, pelo rojizo, rostro varonil, con ese cuerpazo que volvería locos a cualquiera y además de lo alto que era.
Mis pensamientos fueron cortados por su ronca voz-Terminaste tu escaneo, y así me dices que no te interesaba.
Me sonroje y rogué para que mi voz sonara firme, no le dejaría ganar- Solamente veía la poca cosa que eras, enserio ni me importas, así que con tu permiso me retiró.
Empezaba a caminar cuando este peli rojo agarra mi brazo y me detiene.
-¿Quién te dio permiso para irte? Aún no hemos terminado de hablar
-Acaso al Señorito Tomatito tengo que pedirle permiso.
-¿Cómo me llamaste nenita? -Lo dijo de una manera enojada y burlona. Este tipo me está empezando a cabrear.
-Te dije tomate idiota, ¿es qué acaso no escuchas?, y no me digas nenita que no lo soy mastodonte.
-Al menos los tomates son jugosos- me lo dice con una sonrisa socarrona. En el momento que le iba a contestar lo llaman
-Carlos, apúrate que llegaremos tarde a la reunión.
-Ya voy- le contesta al parecer a su amigo- te salvarte por esta vez pulga, espero no encontrarme de nuevo contigo.
-Lo mismo te digo- lo mire con odio al igual que el peli rojo me mira a mí, juraría que se veían chispas en nuestros ojos de puro odio. Me coloque a caminar al igual que Carlos que al parecer ese su nombre, espero no volveré a encontrar con ese bastardo.
Llegue a la dirección, me informaron sobre las reglas del colegio que eran demasiadas. Me dijeron que tendría a un compañero de habitación, en el internado separan a los hombres, donceles y mujeres por sectores. Mi sector es el edificio B donde están los donceles, el A es de los hombres y el C de mujeres.
Estaba en el pasillo camino a mi habitación, rogaba para que mi compañero de cuarto nos lleváramos bien. Toque la puerta y escuche un "pase", me adentré.
-Hola, me llamo Demian Castillo y seré tu compañero de habitación.
-Así que tú serás mi compañero, bueno me presentó soy Dylan Hernández, voy en el último año de Secundaria High School.
-Estas en el mismo grado que yo, ¿en qué cursó estas?
-En 12vo. C ¿y tú?
-Igual, seremos compañeros no sólo de cuarto-le sonrió amablemente- espero llevarme bien contigo.
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"Me perdiste y ahora soy feliz sin ti."
RomanceUno no se da cuenta lo que tiene hasta después de perderlo... Esta es la historia de Demian que al ser un chico tímido, pero enamorado de la persona incorrecta. Se da cuenta que el amor no es igual que en los cuentos de infantiles que su madre solía...