Epílogo.

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Era una noche tranquila, o eso aparentaba ser. Nadie se imaginaba lo que estaba sucediendo en el muelle de Sicilia. Dos grupos enfrentados cara a cara, cada uno estaba armado. El primero en hablar fue el jefe del grupo que se hacía llamar Los Rossetti.

-Me da mucho gusto que vinieras, Carlos Babussi... ¿Cómo has estado?

-No creo que te importe como este realmente. Así que dime... ¿Para qué me citaste?

-Eres igual a tu padre, tan directo como él.

-Tsk. No me hagas perder el tiempo, Rossetti. Tengo asuntos más importantes que tener una patética charla sin sentido contigo.

-Qué carácter, como se esperaba del único hijo de Benjamín Babussi- el pelirrojo solo le ve sin ninguna emoción- Siempre ha habido una rivalidad entre nuestros grupos ¿cierto?

-Si ustedes no se metieran en mi territorio no tendríamos problemas- le responde molesto.

-Es verdad, y es por eso que te propongo un trato- dice con una sonrisa calculadora.

-¿Qué quieres?- pregunto ya fastidiado de la conversación

-Me ha llegado el rumor de que aun, con la edad veintiocho años no te has casado; es por eso que te propongo que tengamos una alianza por medio de una boda con mi única hija y así podamos unir ambos...

-No me interesa- le interrumpe.

-Piensa en las posibilidades que tendríamos a través de esta unión. Seriamos el grupo más fuerte que puede haber en toda Italia; y si piensas que mi hija no es de tu altura te la presento- le hace una seña a unos de sus subordinados.

En pocos segundos, aparece una mujer de cabellos rubios, ojos esmeraldas y una figura bien proporcionada, que se nota desde lejos que había pasado por muchas cirugías para tener ese físico. Además de llevar puesto un vestido que no dejaba nada a la imaginación.

-Mucho gusto, Señor Babussi. Me presento, soy Laura Rossetti; única hija de Alonzo Rossetti. Estaría encantada ser su esposa y madre de sus hijos.

-Y... ¿Qué me dices? ¿Aceptas el trato?

El pelirrojo suelta un largo suspiro, y prosigue a responderle- Como te dije anteriormente; no me interesa. Que no me haya casado aun, es asunto mío y de nadie más. Si eso era todo lo que querías decirme, me retiro- se da la media vuelta, dirigiéndose a su automóvil, pero es detenido por la voz masculina del patriarca de Los Rossetti.

-Así que los rumores son ciertos. No aceptas a ninguna mujer o doncel para que se case contigo. Al parecer es verdad que a ti te gusta que te follen por detrás. El único heredero de Los Babussi es un marica, que chiste- se ríe él y sus subordinados.

De un momento a otro habían aparecido más de cincuenta hombres armados y acorralando a todos los del grupo Rossetti. Carlos se acerca con una pistola en su mano derecha apuntando a la cabeza a Alonzo Rossetti.

-Sabes que puedo deshacerme de ti y cada uno de los integrantes de tu grupo ¿cierto?- la hija, que en todo momento estuvo al lado de su padre, miraba con horror la escena que estaba delante de ella- Es mejor que tengas cuidado de las palabras que dices, porque en unos de estos días puedes convertirte en comida para los tiburones ¿entendiste?

-S-si

-Me alegra que esa cabeza tuya lo haya entendido- sin más, bajo el arma y se dio la vuelta encaminándose a su vehículo, seguido por todos su hombres.

Los Rossetti sin pronunciar alguna palabra, se subieron a su barco y se alejaron del muelle.

-¿Crees que con eso ellos aprenderán a tenerte respeto?- le pregunta Mateo que estaba en el mismo vehículo que él se encontraba.

"Me perdiste y ahora soy feliz sin ti."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora