Capítulo I

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Naruto sabía, desde pequeño, que lo normal para los humanos era que los hombres se fijaran en las mujeres y las mujeres en hombres, por algo se lo habían enseñado en las clases una y otra vez durante su infancia, así que cuando, a los 14 años, empezó a experimentar una cierta atracción hacia Sasuke Uchiha, el chico más popular y cotizado de su instituto, supo que algo no era normal en él.

Ahora a la edad de 16 años sabía que su "problema" era que tenía preferencia por los hombres. Llegar a descubrirlo no fue nada malo como se lo habían planteado, se lo tomó como algo normal, no se avergonzaba de ello y mucho menos intentaba esconderlo, formaba parte de su ser así que iba a aceptarlo tal y como era, era una persona que se apreciaba a sí misma por lo que apreciaba todo lo que fuera suyo.

Cuando se descubrió en su instituto su orientación sexual tuvo varios problemas, algunos llegaron a graves extremos y otros fueron bastante leves. Pero como pasa siempre con una novedad, con el paso del tiempo la gente se hizo a la idea y todo volvió a su curso normal, a pesar de haber perdido unos cuantos amigos, pero con ello aprendió a valorar a aquellos que se quedaron con él.

Esa mañana se levantó como de costumbre, sin nada fuera de lo normal, se alistó como acostumbraba, vaqueros enormes, una talla mayor a la suya y camisetas dos o tres veces más grandes que él. No es que careciera de ropa más adecuada, era sólo que su físico lo avergonzaba, era demasiado delgado y poseía caderas, atributo que según aprendió en anatomía sólo poseían las mujeres, aunque hubiera visto a algunas que carecían de ellas. No gustaba de mostrar la forma de su cuerpo por eso hacia todo lo posible para que no lo notaran aunque con ello tuviera la reputación de ser el peor vestido de su instituto. Antes de irse se miró en el espejo que tenía en el baño que se encontraba en su cuarto y la imagen no le gusto en lo más mínimo, un cabello que se asemejaba más a una selva, sus clavículas que se marcaban demasiado y cómo no, esas marcas que poseía en cada mejilla.

No le gustaban, nunca lo habían hecho, recordaba que cuando era pequeño y daba paseos en el parque con su hermano, se tomaba un tiempo para mirar detenidamente a cada persona que pasara a su lado en busca de alguien que también las tuviera o que al menos tuviera algo que se asemejara a ellas, pero nunca consiguió encontrar nada y terminó perdiendo las esperanzas de no ser diferente.

Bajó del segundo piso cuando terminó de verse y de estudiarse, y se dirigió a la cocina donde su hermano lo estaba esperando.

—Deidara-nii, que hay para desayunar— dijo sentándose en uno de los bancos de la isla, su hermano le daba la espalda, ocupado en acabar de preparar el desayuno.

Desde que tuvo la capacidad de comprender aquello que decían sus animaciones de televisión preferidas había desarrollado un amor incondicional por el anime, para después descubrir el Yaoi, que le apasionó desde el primer momento. Adoptó ciertas costumbres del género de animación, como la de llamar a su hermano añadiendo la terminación "nii" al final de su nombre, y aunque al principio Deidara tuvo problemas para acostumbrarse a ello, terminó por hacerse a la idea e incluso, por gustarle que le llamara así.

—Tienes huevos revueltos, bacon y cereales, date prisa que llegas tarde a clase— respondió Deidara mientras dejaba los utensilios de cocina y cogió su mochila con algunas carpetas más —. Yo me voy que estoy a punto de perderme la primera clase.

—Que te valla bien— dijo cogiendo los platos que contenían el bacon.

—Hasta luego.

Vivía en una calle familiar con su hermano y su tío, aunque éste último estuviera siempre viajando de un lugar para otro por razones de trabajo. Jiraiya les había cuidado desde pequeños, siempre procurando que tuvieran todo lo que necesitaran y quisieran, cuidando de su salud y haciendo visitas de vez en cuando para saber cómo les estaban hiendo las cosas.

Naruto no conocía a nadie más generoso que el peliazul y esperaba poder devolverle todo algún día.

Según tenía entendido Jiraiya era un empresario, ni era de esos demasiado ricos, pero tampoco era de los que no tienen en cuenta, ganaba lo suficiente para mantenerse a él y a sus sobrinos y era todo lo que necesitaba. No eran ricos, pero podían permitirse algunos lujos de vez en cuando, lo único que no le gustaba de su profesión es que no tenía tiempo para pasarlo en familia.

Deidara Uzumaki era su hermano mayor, con una diferencia de 4 años, fue su mayor apoyo cuando perdieron a sus padres en un accidente de tráfico, ahora cursaba el segundo año de carrera de arquitectura en la "Universidad Santo Odin", y al parecer, tenía ciertas complicaciones con ella pero tal y como le conocía, seguro encontraba un modo de salirse del apuro. Era sobremaneramente protector con Naruto, pero es lo que había que esperar al ser prácticamente quien le criara.

Naruto se acabó el desayuno, cogió su mochila y salió de casa, el día era soleado y soplaba un ligero viento agradable, así que respiró hondo y se encaminó a la parada de bus para irse a su instituto. El instituto "Emilie Forge", donde haría una de las cosas que más le alegraban el día.

Observar a Sasuke Uchiha.

Observar a Sasuke Uchiha

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Lo que vive un corazón adueñado (Saga Gaia's Tales I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora