Capítulo XXXI

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Hola, cómo están, espero que bien. Hace mucho que no actualizaba esa historia así que antes que nada os pido un montón de disculpas por ello.

No voy a eternizarme ya que seguramente quieren saber qué pasa a continuación así que... QUE DISFRUTEN DE LA LECTURA.

El capítulo está dedicado a SONIMOON, JESSY_218, BELENAGUIRRE11, MOLLYBACALEMANGUE, ALICEANO50 y DANICLACE, muchas gracias por todos los votos, los comentarios, y el apoyo. Muchísimas gracias por todo.

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*Sasuke*

Itachi estaba conduciendo de vuelta a casa, no tenía ni los ánimos ni las fuerzas para hacerlo. Naruto se había ido, se había ido y no podía hacer nada al respecto.

Sé que hice las cosas mal, debí haber empezado con la verdad desde el principio, decirle todo lo que pensaba hacer para recuperar la herencia de mis padres, pero tenía tanto miedo de que él no lo entendiera y me dejara que me negaba a arriesgarme.

Ahora me doy cuenta que era un pensamiento estúpido, Naruto me amaba y me lo había demostrado de varias formas, podía haber aceptado lo que le hubiera propuesto.

Ahora me doy cuenta de ello.

El coche se detuvo frente a la casa y me bajé inmediatamente.

Itachi había insistido en venir conmigo a casa a pesar del estado en que estaba Deidara, no necesitaba que estuviera a mi lado, no pensaba hacer nada raro como cortarme las venas o colgarme el cuello. Pensaba que lo mejor que podría estar haciendo ahora era acompañar a su novio en el dolor, pero él era un insensato y quería venir conmigo, allá él, a mí me daba igual.

Caminé hasta la puerta de la casa y nada más entrar, sentí la presencia de Itachi detrás de mí y eso me molestaba, no tenía que seguirme a todos lados, era molesto.

Lo ignoré todo lo que pude y me dispuse a ir a mi habitación, necesitaba estar un tiempo a solas, sin nadie que estuviera detrás de mí como una maldita sombra.

Entré y cerré con un portazo la puerta de mi habitación, un claro mensaje para Itachi, que entendiera de una vez que no quería que me estuviera siguiendo. Me dejé caer en la cama y miré al techo. Recordar todo esto me estaba dando un dolor horrible de cabeza, pero no podía no pensar en la razón por la cual Naruto ya no estaba a mi lado.

Siempre supe en el fondo de mí que tenía que decirle la verdad, que tenía que contarle cuáles eran las cosas que tendría que soportar si quería estar conmigo, que tenía que decirle que en esos momentos lo más importante para mí era recuperar las empresas de mis padres, pero no lo hice.

No lo hice y todo por miedo.

Por miedo a que decidiera dejarme al darse cuenta de que no sólo iba a traerle problemas al convertirse en mi pareja, sino que también iba a tener que soportar verme con otra persona, con Konan.

El plan de casarme con Konan para poder heredar las acciones de Horochimaru una vez que este muriera fue una buena solución al principio, el que era amigo de mis padres iba a morir dentro de poco de cáncer, su muerte era inevitable ya que la enfermedad se encontraba en metástasis. Y cuando eso ocurriera, Konan como su única hija iba a ser la heredera de todo lo suyo, y yo como su esposo y también heredero de las empresas controlaría todo lo que tuviera que ver con ellas, permitiéndome llevarme algunas de sus acciones, pasando a controlar la mayor parte de esas.

No había dudado ni un segundo a la hora de aceptar el plan, de todos modos, en esos momentos Naruto y yo todavía no salíamos y él no había cometido la estupidez de cambiar de aspecto para que casi todo el maldito instituto pasara a querer hincarle el diente.

Lo que vive un corazón adueñado (Saga Gaia's Tales I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora