Capítulo II

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*Naruto*

El instituto ¨Emilie Forge¨ estaba situado al sur de Astapor y era uno de los institutos más famosos del país según había leído en la prensa, yo sinceramente creía que no tenía nada de especial, contaba con las mismas asignaturas que los demás institutos, las mismas actividades deportivas y los mismos alumnos divididos en grupos sociales de todos los institutos, no tenía nada que lo hiciera único salvo una cosa, él.

Se podría decir que era lo único importante en el instituto, al menos a mi parecer, era lo único que merecía de verdad la pena resaltar del lugar, lo único importante.

En "Emilie Forge" asistía la mayoría de los niños pijos y bien posicionados económicamente del país y para mi desgracia, no pude negarme cuando Jiraiya decidió matricularme en él, no es que no tuviera amigos, solo que la gente era demasiado materialista, los más importante para ellos era saber quién tenía más o quién gastaba más dinero en algo, pero eso era algo a lo que con el tiempo te acostumbrabas y dejabas de darle importancia.

Era lo mejor a hacer si no querías acabar siendo uno ellos.

Entré por el portal del instituto y miré alrededor por si hallaba a mi mejor amiga, de costumbre Hinata me esperaba en el portal para así ir a clases juntos, pero al parecer hoy era de esos días en los que se olvidaba y se adelantaba para poder ser la primera en entrar a la clase y enterrarse de los chismes que soltaban los demás alumnos según iban llegando.

Dejé salir un suspiro de resignación y entré al interior para luego dirigirme al aula de clases.

Caminé lo más rápido que pude hasta que divisé la puerta de mi primera clase del día, estaba por entrar cuando de repente en la puerta apareció un muro invisible que me dio un beso enorme en la cara, sí, fui directo a él. El impacto fue tal que me caí de espaldas y mi trasero recibió el peor golpe que puede recibir alguien en su vida, no estaba exagerando, de verdad había sentido como que me golpeaban una roca dura que me provocó un dolor horrible.

Solté un grito de dolor al sentirlo y me llevé una de mis manos a mi nariz al sentir que en cualquier momento podría empezar a sangrar, cosa que por fortuna no hizo, la idea de tener que volver a mi casa para cambiarme de camisa porque esa se manchara de sangre no era muy atractiva y mucho menos la idea de desfilar con la nariz llena de sangre frente a todos los alumnos del instituto.

Escuché un sonido de queja de alguien delante de mí pero estaba demasiado ocupado intentando controlar mis ganas de acariciar mi pobre trasero.

—Es que no miras por dónde vas o qué.

Vi unas piernas delante de mí, seguramente era la persona con la que me había chocado, por lo que acababa de decir. Pensé en ignorarla y centrarme en recuperar la compostura para poder entrar a clases y seguir con ese día que daba señales de que no iba a ser nada agradable, pero al reconocer la voz del que me había hablado me detuve en seco y me quedé congelado.

No podía ser quien pensaba que era, no podía ser que me hubiera chocado con...

—¡Sasuke!

La voz chillona que llamó el nombre de Sasuke en un grito que posiblemente todo el mundo había oído, confirmando mis dudas de que era él quien había sido el autor de mi caída, era la de Sakura, quien se pasaba toda la vida siguiendo a la persona de la que estaba enamorado.

Aun si hacía memoria no conseguía recordar o dar fecha al día en que Sakura empezó a intentar algo con Sasuke, a veces llegaba a pensar que siempre fue así desde el principio, que ella siempre había estado colada por él, pero se podía decir lo mismo de mí, había empezado a amar a Sasuke desde hacía tanto tiempo que no imaginaba una vida en la que no le amara.

Lo que vive un corazón adueñado (Saga Gaia's Tales I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora