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El viaje fue callado e incómodo. Gerard no dijo ni una sola palabra, a decir verdad ni siquiera me miró.

Para cuando llegamos a su casa yo ya estaba bastante molesto y cansado. Estacione el auto en el garaje y antes de salir él me detuvo con sus palabras.

"Gracias" susurró sin moverse del asiento.

"De nada, Gerard" hubo un silencio después de eso y él suspiró.

"Ya vete, Frank" Ahí estaba otra vez, él antipático Gerard que me hacía querer golpearlo.

"¿Qué mierda te pasa a ti?" Gerard me miró confundido levantando una de sus cejas. "Un día me tratas bien y al siguiente ni me hablas"

"Tú siempre lo arruinas todo" Me dijo furioso como si en verdad me odiara. "Eres solo un jugador*"

"¿Disculpa? No fui yo quien te buscó esa noche"

"Pero me besaste, y me dijiste cosas lindas" Bajó el tono de la voz y alejó sus ojos de mi. "Y unas horas después estás encima de mi hermano riéndote mientras él tocaba tu trasero"

"¿Es por eso que te comportas como un idiota conmigo? ¿Estabas celoso?" Volteó su cara evitando mirarme pero pude ver en su cuello que se había ruborizado.

Apesar de ser un idiota la mayoría del tiempo era muy tierno, y lindo. Su cabello grasoso estaba pegado a su cara gracias al sudor y aunque olía a cerveza había un toque de café en su sudor, era extraño pero Gerard siempre olía a café... Y eso me volvía loco.

Antes de que dijera algo más y arruinara el momento, lo besé, y él abrió su boca y dejó entrar a mi lengua para que se encontrará con la suya. Húmeda, inexperta y juguetona. Recorrí su cabello con mis dedos y tiré de el dejando al descubierto su cuello, su pálido cuello que llene de moretones y besos.

Él gimió bajo mi tacto y susurró mi nombre suavemente. Volví a apoderarme de su boca con pasión y él me recibió contento. Deslizó sus manos hacia mi cintura y desató mi correa, la lanzó al asiento de atrás y yo reí.

Pocos minutos después estábamos subiendo las escaleras torpemente dirigiéndonos a su habitación. Cuando entramos cerré la puerta tras de mí y empuje a Gerard contra la cama, me subí en él y le quité la camisa mientras besaba su pecho, sus manos torpes me desabrocharon el pantalón y este fue a parar al suelo junto con su camisa.

Para cuando toda nuestra ropa había abandonado nuestro cuerpo, Gerard estiró su mano hasta su mesita de noche y del primer cajón sacó un bote rojo en el que se leía 'Lubricante'.

Lo miré intrigado y él se encogió de hombros.

"Nunca sabes cuándo tendrás suerte con un chico ardiente" Río y yo tomé el bote de sus manos para aplicármelo.

No podía creer esto pero iba a tener sexo con el hermano de mi mejor amigo y más que todo con el chico que me volvía loco desde que lo conocí.

Lo besé suavemente mientras me abría paso a su cuerpo, el gimió y gritó en mi boca pero eso lo hacía más excitante. Su estrechez y temperatura me volvían loco. Me moví con suavidad al principio pero después todo fue más rápido y apasionado.

"Me gustas mucho, Gerard" Le dije entre susurros y él sonrió. Poco después de eso terminé en su interior y él se vino después de mí.

Escuchar a Gerard gemir mi nombre fue el placer más grande de mi vida.

Para cuando terminamos Gerard me abrazó y besó mis labios, se acurrucó en mi pecho y ambos nos quedamos dormidos.

El Hermano de Mikey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora