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"¿Sabes... Sabes que es lo más gracioso?" Me pregunta y yo niego con la cabeza, una sonrisa torpe adorna mi rostro. "Que lloré como una puta niña cuando terminamos." Una carcajada acompaña al sorbo que toma del vaso, yo me río junto a él pero no porque encuentre gracioso lo que acaba de decir, me río porque estoy borracho y todo es gracioso.

No estoy taaaaan ebrio, solo lo necesario como para pasar un buen rato con un viejo amigo. Desde que llegamos Bert se la ha pasado hablando de su vida, dijo que decidió volver a Jersey cuando un negocio que tenía resultó demasiado bien, entonces se compró una casa bonita y ahora vive a las afueras de la ciudad, con un buen auto y una empresa de la que es jefe. No lo negaré, estoy un poco celoso porque ahora él es exitoso y yo apenas y voy a iniciar la universidad, no tengo empleo y mi madre acaba de darme la espalda, es vergonzoso tener que decirlo pero ni siquiera sé lavar mi ropa interior, creo que ser un niño mimado no es del todo bueno cuando un día te revelas contra tu madre y ella como castigo te quita el dinero. Da igual, no le iba a contar nada de eso, así que solo deje que él siguiera hablando.

Lo extraño es que no sé cómo terminamos llegando a este tema, no era mi cosa favorita el hablar de mis relaciones pasadas, menos aún con alguien a quien quise tanto.

"Eres un marica." Giré los ojos y tomé de mi cerveza.

"Bueno pues tú también lo eres." Ríe y yo vuelvo a girar los ojos, es molesto, siempre lo ha sido pero aún así es lindo. "Podría pasar toda la noche sentado aquí, viendo como tuerces los ojos y frunces el ceño y aún así sería la persona más feliz del mundo."

"Estas ebrio, cállate." Traté de cubrir mi rostro con el vaso de cerveza, me estaba sonrojando y era vergonzoso.

"Aún te quiero, y creo que está más que claro que no te invite aquí para hablar de  lo 'buena' que es mi nueva vida." Confiesa y yo quiero que la tierra me trague, seré sincero y diré que esperaba esto hace años, siempre quise despertar un día y ver a Bert parado en mi puerta diciéndome lo arrepentido que estaba... Pero ahora no era buen momento, las cosas habían cambiado mucho.

"No quiero que tomes esto a mal, pero tengo novio ahora, y lo quiero mucho." Hizo una mueca de disgusto y desvió la mirada avergonzado.

"Mikey no me dijo nada de eso."

"Mikey es un idiota, tampoco se lo había dicho a él porque..." Me miró expectante y yo suspiré. "Estoy saliendo con su hermano."

"¿Gerard?" Asentí. Bert tenía una baga idea de quién era, cuando todos éramos amigos en la preparatoria Mikey solía mencionar a su robusto y perdedor hermano. "Frank, yo aún te amo." El viejo Frank se habría puesto a llorar y se habría lanzado a los labios de Bert, pero ahora estaba comprometido con Gerard, incluso había aceptado ir a la cena con sus padres y...

"Oh, mierda." Susurre, ¿Cómo es que había olvidado la cena? Vi el reloj que colgaba en la pared, eran las siete y cuarenta. Gerard iba a matarme. "Tengo que irme." Me levanté y solo entonces me di cuenta de lo ebrio que estaba, de un momento a otro todo me dio vueltas y tuve que sostenerme de la mesa para no caer.

"Espera, si fue algo que dije lo siento, no te vayas." Escuché la voz de Bert pero negué un par de veces.

"Tengo que irme."

"Al menos déjame llevarte." Tomó mi mano y aún cuando estaba mareado asentí porque yo no había traído auto, y tomar un taxi sería imposible en este estado.

Bert también estaba borracho pero parecía llevar la situación mucho mejor que yo, me llevó hasta su auto sin decir una palabra y cuando ambos estuvimos dentro me miró apenado.

"Lo siento." Dijo en un susurro.

"Llévame a casa de Mikey, por favor." Fue lo único que le dije, entonces sin siquiera mirarme de vuelta encendió el auto y nos pusimos en marcha al otro lado de la ciudad.

El Hermano de Mikey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora