—¡Tu no eres nadie para reclarme, TaeHyung! ¡No eres nadie!—Jeongguk, no digas esas cosas. —Me acerqué a él despacio. —Sólo es el efecto del alcohol.
—Que afecto del alcohol y que nada, ¡¿Es que acaso no me escuchaste?!
—Jeongguk, por favor. —Estaba siendo fuerte, no lloraría frente a él. —Te arrepentirás después de esto.
—¡Vete a la mierda, TaeHyung! —Lágrimas cayeron de sus mejillas mientras hablaba. —¡No quiero verte más! ¡Deja de arruinar mi vida, deja de hacerme sentir como me siento!
—Te prometí que nunca me iría, Jeongguk..
—Sólo vete, alguien.. Alguien me espera en mi habitación. —Susurró aun con pequeñas lágrimas en sus mejillas.
—¿De que hablas?
—Estoy saliendo con alguien. —Limpio fríamente las pequeñas lágrimas de sus ojos y me miro directo a los ojos. —Y si me disculpas, no quiero hacerle esperar más.
—Estas bromeando ¿cierto? —Sonreí con mis ojos cristalinos con la esperanza de que dijera que si lo hacia, pero no fue así.
—Solo vete, TaeHyung. —Me empujó fuera de su casa y cerro la puerta de en mi cara.
Grité con todas mis fuerzas, halando de mi cabello. Empecé a correr por las calles, mientras gruesas lágrimas empezaron a caer ¿Qué había echo mal? ¿Por qué Jeongguk me hizo esto?
¿Qué había pasado con mi dulce pequeño de ojos lindos y sonrisa deslumbrante?
Mi alarma empezó a sonar, tuve que despertar.
—¿Algún día dejare de soñar estas cosas? —Toque mi frente, estaba sudando. Sin duda alguna, este sueño me perseguiría siempre.
Jeongguk, ¿Será que recordarás ese día?