Caminaba por las grandes calles de Seúl, estaba en invierno ya, así que por necesidad tomaba un café muy caliente. Miraba como las marcas de mis pies quedaban dibujadas en la blanca nieve, era realmente lindo.
—TaeTae, hagamos ángeles de nieve, ¿Si?
Camine hacia una muy grande montaña de nieve y me lancé a ella, empecé a mover mis brazos y piernas, creando un gran ángel de nieve, sonreí al levantarme y ver como había quedado.
—¿Y si vamos por chocolate caliente a tu casa mientras vemos películas abrazados en una manta calentita? —Me había sonreído muy tiernamente a lo que no pude responder que no.
Como ya era costumbre pase toda una fría tarde contigo, comiendo malvaviscos con chocolate, viendo películas tristes pero románticas que de alguna manera te hacían llorar tal cual nene.
—Te cargue entre mis brazos mientras dormías y te lleve a mi habitación.— No sabes cuanto significas para mi, pequeño JungKook. —Besé su frente y me senté a un lado de la cama.
Me dí el atrevimiento de tocar tu rostro, acariciarlo, admirarlo tal cual obra de arte, me acerce despacio a ti, y rocé mi nariz con la tuya, apenas toque tus labios con los míos. Sonreí.
—¿Será que yo... —
—Sólo bésame. —Susurraste lo suficientemente fuerte para que yo escuchará.
Y sin pensarlo dos veces, uní mis labios con los tuyos, besándote tal dulcemente que parecía irreal.
—TaeHyung.. —Te separaste, ¿Por qué?
—¿Ocurre algo, pequeño? —Acaricié tu rostro nuevamente, mientras te sonreía.
—Te amo.
Me amabas, JungKook, tú me amabas, y yo te amaba a ti.
Jeongguk, ¿Recuerdas que fuiste el primero en decir "Te amo"?
