Capitulo|4

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Hoy me dejan salir. Gregor ha estado muy extraño... O yo soy la que actúa extraño... No importa. Después de haber visto la foto en el teléfono de Jane y que me tuvieran que dormir, decidí dejar este extraño sentimiento a un lado. No le hablaré. Tampoco estaré con él más tiempo del necesario.

- Erin, cariño, ¿estas bien? - me preguntó Eric.

Asentí. Él es el mejor amigo de Gregor así que sería muy horrible de mi parte decirle que saber lo que había estado haciendo mientras yo estaba en el hospital, me había dolido. Por que es una estupidez. Yo no tengo el derecho de reclamarle nada. Y eso era lo más mierda.

Gregor me miraba de una manera extraña y en su mirada había un sentimiento que no podía descifrar y... Tal vez ni siquiera quisiera.

Jane me miraba y luego negaba con la cabeza. Eric sólo se limitó a entrelazar nuestros dedos y a arrimar su gigante cuerpo al mío.

Cogí mi tablero, que Jane me había traído al hospital, y comencé a escribir.

Mañana tenemos clases. ¿Nos llevarás, Nito?

Alce el tablero a la vista de los ojos de Eric y lo mire expectante.

Al terminar de leer el me miró y asintió vehemente. Estaba emocionado. Pero, ¿por que? No sabía.

(...)

Estábamos Jane y yo en la parte trasera de la enorme camioneta de Eric. Él iba muy contento conduciendo y tatareando a la vez. Al doblar la esquina y ya tener a la vista la U, Eric se puso mortalmente serio y enderezó la espalda. Hasta a mi me asustó.

Al bajar de la camioneta automáticamente Eric me llevó al amparo de sus anchos hombros. Le iba gruñendo a todo el que se atreviera a siquiera sonreír.

Lo mire perpleja.

- Jane me contó que eres toda una sensación aquí y que todos los jodidos críos se abalanzaban sobre ti - explicó - Yo me encargaré en este momento de que ya no te molesten.

Negué con la cabeza, resignada. Si eso lo hacia feliz... Pues ¿quien soy yo para negárselo?

Al entrar al campus se acercó a mi Isaac, un basquetbolista a quien las universidades más prestigiosas le estaban siguiendo la pista. Se movía con seguridad y arrogancia. No me caía mal, pero tampoco me caía tan bien que digamos.

- Hey, Erin. Preciosa, ¿vienes conmigo a la fiesta de este fin de semana?

Antes de que terminara de hablar yo ya estaba negando con la cabeza. Sentía a Jane haciéndole desesperadas señas a Isaac para que cerrara la boca antes de que Eric entrara en modo asesino.

- ¿Que no vez, crió, que no esta sola? ¿Eres sordo aparte que idiota? - amenazó Eric.

- ¿Cual es tu problema? Estoy hablando con Erin no contigo.

- Bueno ¿será que es su hermano? - ironizó Jane - Pierdete Isaac. Ella ni loca saldría con un arrogante como tu.

Isaac gruñó y se alejó refunfuñando como siempre.

Eric nos acompañó hasta los casilleros y cuando se alejó de mi para ir a tomar agua unos metros más allá, tres jugadores de fútbol americano y dos de rugby se acercaron con rápidez.

Yo suspire y seguí con lo mío. Ni siquiera me fue quienes eran.

Por el rabillo del ojo vi como tres se quedaban trabados en Jane y los dos de rugby pararon con migo.

No me voltee. Ellos creían que era sordo-muda así que ¿por que desilusionados?

Uno de ellos me tocó el hombro y voltee a mirar. Era Aidan. Un enorme chico que no tenía idea de que posición jugaba en su deporte pero su sabía que era muy importante.

Por medio de señas me saludo y yo le devolví el saludo. Así comenzamos a charlar sin palabras.

"¿Como estas? Supe que Isaac se acercó y te hizo pasar un mal rato" - señaló Aidan.

" Yo estoy bien. Sólo que mi hermano"- señale a Eric -"Se puso un poco posesivo y casi se lían a golpes"

"Oh, ¿sabe él hablar así?" - inquirió y yo sólo negué con la cabeza -" No sabia que tenías hermanos"

"Es una larga historia. Pero ahora lo tengo" - asegure.

Eric

Voltee a ver a Erin y me sobresalté al verla con un enorme chico riendo y moviendo las manos de una extraña manera para luego que él lo hiciera después.

Me llevó un momento entender que estaban hablando como hablaban los sordos. Mierda.

La sangre me hervía.

¿Es que no la podía dejar sola un momento?

Tengo que solucionar este problema.

Mí Demonio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora