Capitulo|5

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No entendía nada de lo que estaban hablando esos dos. Pero no es como si importara.

Me encamine hacia ellos dos y me paré ahí, mirando fijo al chico.

- ¿Quien eres? - gruñí al no conseguir que me prestaran atención.

- Oh, disculpa. Soy Aidan. Amigo de Erin.

Su respuesta fue indiferente, como si no fuera consiente del peligro que corría si me hacia enojar.

Erin me tocó el brazo y la ira se disipó. La mire y al ver sus tranquilos ojos, me relajé.

La cogí entre mis brazos y, sin importarme menos ese tal Isaac, me la lleve de ahí.

(...)

Erin

Las clases habían sido muy raras. El receso aún más raro. Por todos lados habían muchachos preguntando por el hombre que me había traído. Jesús, eso fue exasperante. A la salida me había llegado un mensaje de Eric. Este decía que estaba ocupado y que por eso Gregor vendría por nosotras.

Por eso ahora yo estaba en el asiento trasero, me negué a estar adelante con él, y Jane estaba "conversando" con él.

Miraba por la ventana, ajena a toda la conversación del auto, cuando, al moverme ligeramente, una bala atraviesa el cristal de el auto. Por poco y me da en la cabeza.

Abrí los ojos como platos y chillé horrorizada.

Lo próximo que supe fue que estaba en el suelo del auto, hecha un ovillo y llorando desconsoladamente. Que patética soy.

Gregor

El sonido de una bala atravesar cristal seguido de un chillido, me sobresaltó.

Por instinto acelere el auto y luego de unos segundos escuche el llanto en la parte de atrás y los gritos desesperados de Jane.

Erin...

Su nombre arrasó con todo pensamiento cuerdo y me hizo entrar en un frenesí compulsivo.

No la veía desde el retrovisor. Y su llanto iba en aumento. ¿Y si esta herida?

El corazón se me encogió de dolor. Un nudo se formó en la boca de mi estómago.

Justo cuando iba a gritar su nombre, una pequeña mano apretó la tela de mi camisa en mi abdomen. Mi mano voló a esa zona y cogí la mano que me buscaba.

Los sollozos se calmaron un poco y sentí como la otra mano de Erin rodeo el otro lado del asiento y me abrazo a través del respaldo de la silla. Poco a poco se calmó del todo y, a pesar de la situación, me sentí orgulloso de eso.

Yo la tranquilizó.

El sonido de otra bala me saca de mis inoportunos pensamientos. Una ráfaga de balas nos ataca y no es hasta que un grito agudo de dolor se escucha desde la parte de atrás del auto que freno y devuelvo las balas con mis propias pistolas.

Los dos hombres en la moto caen al suelo inertes y yo me apresuró a llegar con Erin.

Repaso su pequeño, pero voluptuoso y sensual, cuerpesito con la mirada. La bala le había dado en el muslo derecho. Había mucha sangre.

No es que a mi me molestara la sangre. Es que era SU sangre. Eso si que me hizo perder la calma.

Ella tapaba su hermoso rostro con sus manitos, ocultando su dolor.

Quite con delicadeza, surgida de no se donde, sus manos del rostro y vi que sus ojos estaban cerrados.

No se me ocurrió nada más.

Sólo la cogí de la nuca y la bese.

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O.O

Una estrellita plis

Mí Demonio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora