Capítulo 6

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Narrado por Bradley


Salgo del baño envuelto en una toalla, Mía aún se encuentra en la ducha, con la toalla sujeta a mí cadera, camino hasta el escritorio donde está puesta mi ropa. Observo sus libros, todos son de medicina.

Hay una pequeña libreta y cuando la abro arrugo la cara al ver la cantidad de apuntes, más puedo ver lo bella que es su letra. Lo cierro mientras me apresuro a abrir una gaveta, tiene más cuadernos y una pequeña caja llena de lápices, marcadores entre otras cosas escolares, además de la caja hay un pequeño cofre donde al abrirlo encuentro un anillo de oro diminuto, especial para un bebe y una cadena que a simple vista sé que es de oro. En ella cuelga una gargantilla con la letra V.

Cierro el cofre y luego la gaveta, me dirijo a su armario y abro otra gaveta está vez topo con su ropa interior, antes de que siquiera pueda echar una ojeada Mía cierra la gaveta rápidamente y se cruza de brazos.

—No puedes husmear allí.

—Pensé que debíamos conocernos mejor.

Suelta una pequeña risilla, tomo su cadera y la alzo, enrolla sus piernas en mi cintura, tomo su cuerpo recostándolo a la pared. Luce en bragas y sujetador blanco, su cabello está un poco húmedo y moja mis brazos.

Sus ojos me ven con cuidado, me acerco delicadamente a sus labios y planto un beso allí, suelta un pequeño suspiro.

—Debo ir al supermercado no podemos pasar todo el día en cama.

Dejo que sus pies toquen el suelo.

—Está bien, yo te llevo.

—¿En serio?

—Claro ¿Por qué no?

Ella toma todas sus cosas y empieza a alistarse, en realidad no sé porque me ofrecí quizás quería demostrarle que no quiero solo acostarme con ella, una simple charla a veces puede resultarme muy agradable.

Tardamos unos veinte minutos alistándonos para marchar al supermercado, en el camino hay silencio, pero noto a Mía un tanto animada.

—¿Qué te gusta hacer?

—No hago mucho y lo sabes.

—Algo debes hacer cuando no estudias.

Ella se encoge de hombros —No sé, me gusta mucho escuchar música.

—Yo soy todo un profesional cantando.

—¿A sí? —dice volviéndome a ver curiosa.

Asiento divertido, estaciono el coche en el supermercado y bajo, Mía me sigue detrás, se cuelga de mi chaqueta mientras camina, me giro y paso mi brazo por sus hombros, tomo una de esas típicas canastas y camino guiándola por el pasillo, como si fuera un experto cuando en realidad nunca he salido a comprar víveres.

—Esa canasta es muy pequeña Alto.

Vuelvo a ver directo a la canasta

—va a alcanzar.

Afirmo.

Mía se cruza de brazos

— ¿Quieres ver la lista?

—Toda el arca de Noé entraría aquí pequeña.

Ella ríe y niega —bien, compraré todo lo que tengo en esta lista —dice sacando una lista de su bolsillo trasero —Y sí no cabe en esa canasta...

Amor deséame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora