Capítulo 8

16K 937 40
                                    

Narrado por Bradley

Estaciono el coche enfrente de la universidad esperando a que Mía salga de allí, se supone por medio de la información que me ha brindado Kim esta es la hora de su salida gracias a que indago en todos sus horarios. Saco mi móvil 3:23pm, si esta es su hora saldría en cualquier momento, salgo del coche rodeándolo y recostándome en este mientras ella sale del lugar, meto mi mano en el bolsillo.

Al levantar la vista, le veo salir, lleva un vestido color crema junto con una gabacha blanca, en su hombro cuelga un bolso café. Leva su cabello suelto y la vista directo al piso mientras habla específicamente con el idiota que le dije que no hablará.

Me cruzo de brazos y presiono mi mandíbula y aunque puedo ver que ella no se siente del todo cómoda hablando con él, me sobran las ganas de sacar mi arma y volarle la cabeza a ese hijo de su puta madre.

Mía asiente a lo que sea que el imbécil le dice y gira alejándose de él, parece haberme visto así que camina un poco ansiosa hasta mí.

El día como de costumbre esta frío más si se puede ver un poco de sol este ilumina su cara, lo que hace que el color de sus ojos se vean más intensos, mientras se acerca le veo serio, cuando logra estar frente a mí le atraigo. Poso mis manos en su cintura y la apego a mi pecho abrazándola, con mi brazo rodeo sus hombros y me apego a su oído.

—pequeña desobediente.

Mía suspira y se aleja de mí levantando una ceja, río amargamente.

—Ni me vengas jugando de ruda.

Advierto.

—No te he dicho nada Alto pero tampoco tienes que actuar así.

—Bien, dime cómo actuar Mía porque te dije que no te quería cerca de él.

Al ver que no contesta me separo del auto y abro la puerta para la chica cuando ella sube me aseguro de que nadie nos esté viendo, al confirmarlo subo como piloto.

Conduzco a una velocidad razonable hasta un restaurante italiano en donde estaciono, le veo directo a los ojos.

—vamos, tenemos de qué hablar.

Ella juega con sus dedos y asiente, deja su bolsa en el coche y la veo quitar su gabacha blanca.

Baja del auto y me apresuro a seguirle, me bajo del coche y camino a su lado. Estando adentro nos colocamos en unas mesas un poco alejadas de las ventanas y demás personas que se encuentran en el local. Tomo asiento al igual que Mía y pronto un camarero se nos acerca, ambos pedimos lasaña y un refresco natural.

—Bien— murmura. — ¿de qué quieres hablar?

Tomo su mano y la sostengo en las mías, viéndola directo a los ojos.

—¿Por qué no me haces caso?

Ella quita su mano y me ve levantando una ceja

—No eres nadie para reclamarme, no debes decirme con quién hablar Alto, no me gusta tu manera posesiva de tratarme, date cuenta que soy una persona no un objeto.

—Mía soy tu puto novio— le digo entre dientes —Soy alguien claro está.

Ella abre ligeramente su boca y la vuelve a cerrar para luego reírse divertida, lo que me hace verle serio y aún más molesto.

— ¿Qué coño te pasa ahora?

— ¿Cuándo me has pedido que sea tu novia? Y mejor aún ¿cuándo he dicho que sí? No aceptaré que te portes como quieras, me hablas como todo un imbécil.

Amor deséame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora