Capítulo 2

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Me levanto un poco aturdido, mientras siguen golpeando la puerta, al levantarme escucho un pequeño quejido, sobre mi brazo se encuentra la chica, suspiro apartándola con cuidado y tirando una cobija sobre su cuerpo desnudo ahora lo menos que quiero es más problemas y si la encuentran aquí así los tendré.

Coloco mi bóxer junto con el pantalón, tomo mi camisa mientras troto a la puerta y abro esta, mi boca se abre ligeramente.

—Brian, que sorpresa.

Rasco mi cabeza, cierro un poco la puerta e intento verle despreocupado.

— ¿Bradley? — Me mira con sorpresa — ¿Qué haces aquí?

Me coloco en el marco, y le sonrío arrogante.

— ¿Desde cuándo no puedo dormir aquí?

Brian sube una de sus cejas y se cruza de brazos, me sonríe de la misma manera, mostrando sus dientes blancos y moviendo un poco su cabellera mientras niega. Sus ojos grises siempre me ven con autosuficiencia y puedo notar en ellos el dominio, control y superioridad que absorben su cuerpo.

—Sí, pero para eso tienes tú habitación.

Le veo serio.

—puedo dormir dónde me plazca.

Brian bufa y entra sin permiso al cuarto, cierro los ojos instintivamente, muevo mi cabeza e intento sonreírle al girarme. Su mandíbula esta apretada y me ve furioso, me empuja fuera de la habitación y cierra despacio la puerta. Pongo mi camisa, para luego verle a los ojos.

—Brian yo

Niega

— Bradley ¿No valoras tu vida?

—¿Estás molesto porque no la mate?

—Estoy molesto porque la trajiste, porque ponerte en peligro te dije que podías llamar a una prostituta.

—No quería que fuera así— murmuro algo molesto —Además, no dejare que le pase nada, la llevare a su casa, no dirá nada.

—¿No querías que fuera así?

Ríe.

—¿Querías que ella te lo pidiera? Que te dijera sí quiero que me folles.

Le veo furioso — ¿puedes ser menos imbécil?

—No Bradley ¿Qué te hace pensar que puede pasar? Escucha, si tuvo relaciones contigo con su consentimiento fue solo para que no la mataras — me dice seguro. Me quedo callado viéndole directo a los ojos.

—Asegúrate que no hable.

Pasa a mi lado para marcharse, suspiro pensando en lo que me ha dicho, me resigno, entro y cierro la puerta con llave volviendo a la cama, me acuesto en ella pensando en cómo voy a sacarla sin que la vean, me empiezo a sentir inquieto así que tomo el teléfono y reviso miles de correos provenientes de nuevos negocios, intentando dejar de lado la pizca de preocupación.

—¿Qué haces?

Vuelvo a ver esos dos hermosos ojos celestes verme con curiosidad y timidez. Su cabello esta desordenado y rasca sus ojos evitando un bostezo.

—Mía no necesitas saber todo de mí — contesto para seguir con el teléfono.

—¿A qué te refieres?

—No te debe interesar mi trabajo, o en realidad nada de mí.

Frunce su ceño.

—Ah, hablas de la mafia.

Amor deséame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora