Capítulo 4

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Narra Bradley

Abro los ojos encontrándome en su cama, bostezo por el cansancio acumulado hecho un rápido vistazo a mi lado y la veo dormir tranquilamente, su cabello color negro esta esparcido por la almohada y parte de mi brazo, provocando una ligera picazón. Al sentarme en la cama intentando no despertarle observo la habitación.

Hay un pequeño escritorio y sobre este hay algunas fotos que cuelgan en la pared, en ellas veo a una chica sonriendo de quizá 16 años con sus padres. Esa chica está a mí lado, descansando tranquilamente.

Primero observo a su madre, Mía heredo el color negro de su cabello, noto que tiene la misma sonrisa y el mismo tono de piel, a diferencia de ella, su madre tiene los ojos color miel, al parecer heredo el color de sus ojos gracias a su padre, tenían el mismo tono azul cielo, era un hombre alto con tez bronceada, su cuerpo estaba trabajado, mucho a pesar de su edad, también usaba un uniforme de policía quizás eso explicara el porqué de su físico; Se notaba que entrenaba a diario, su madre era muy delgada y a pesar de que su esposo pareciera mucho más mayor se veían felices.

Me levanto para poder apreciar las fotos de menor tamaño, en una estaban solo sus padres, vestidos de traje, él besándole en la mejilla a ella mientras la abrazaba con cariño. Luego me quede viendo la foto de un hombre aún más mayor, de quizás unos cincuenta años, sentado en un viejo sofá, en el marco se veía resaltado el nombre James, su cabello era muy canoso y sus ojos tenían un color marrón. Me preguntaba si era quizás el abuelo de aquella chica.

Mientras seguía inspeccionando sus fotos me quede viendo fijamente a Mía, al lado de un chico, era por simple vista unos años mayor a ella. Este tenía unos ojos color miel y un cabello color castaño. Era un chico delgado, con un pequeño hoyuelo a un costado de su mejilla. Sonreía ampliamente al lado de la pequeña chica mientras su mano se posaba alrededor de su pequeña cintura.

Esa foto era más reciente que las demás debido a que ella lucía casi exactamente igual a como lucia ahora.

—Oye ¿Qué haces? — su vos soñolienta me hizo girar sin prisa.

Sus ojos van directo a la foto que acababa de observar, se incorpora de la cama y espera a que dé una respuesta.

—No sabía que tenías novio Mía.

Suelta una pequeña risilla.

—no lo tengo.

—¿Amigo beneficiario?

Se queda pensativa y luego niega.

—Ese no vendrías siendo tú, o casi ¿cierto?

Me quedo viendo a la pequeña chica para luego caminar despreocupado y sentarme a su lado, no quiero hacerle muchas ideas y sinceramente tampoco me las quiero hacer yo.

—él es John, mi hermano.

Confiesa.

—¿Vive contigo?

Niega, ve sus manos y luego sube su vista hacia la foto.

—se fue hace dos años.

Levanto una ceja un poco intrigado — ¿Quieres decir que murió?

—Se fue de casa, fue el día que mis padres murieron ellos... lo andaban buscando, al parecer un conductor ebrio iba a toda velocidad y los impacto antes de que siquiera pudieran reaccionar para esquivarle.

—Lamento escuchar eso.

Murmuraba con sinceridad, no podía asimilar lo difícil que pudo ser para ella perder a sus padres y a su hermano, el mismo día, de diferentes formas claro, pero que al final les perdía, pensaba en lo triste que podía ser regresar a una casa donde una vez hubo una familia y luego encontrarte completamente solo.

Amor deséame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora