Capítulo 10

14.6K 959 112
                                    

Narrado por Bradley

Mientras me encuentro acostado en la cama con los ojos cerrados, siento la mirada de Mía clavada sobre mí, me mantengo quieto para que siga pensando que duermo mientras mis pensamientos empiezan a aturdirme, con esa pequeña pero significativa palabra me ha dejado a su lado.

Todo dentro de mí sabe que esto acabará mal. Y lo repito constantemente en mí cabeza, más ver a Mía llorar estrujó algo en mí pecho quizás fue ahí donde me di cuenta que podía querer, que en mí se encontraba un débil corazón y se llamaba Violet.

Pues claro que se su nombre si estos últimos meses me he encargado de saber todo sobre ella. Lo que aún me pregunto es ¿Qué ve Violet en mí? ¿Por qué siquiera le importa tenerme a su lado? Quizás somos tan diferentes que eso es lo que realmente nos atrae, conocer el mundo de cada uno.

A pesar de la perdida de sus padres, ella lleva una vida normal y estable, estudia, tiene su casa, sabe que está segura no debe preocuparse pues su conciencia siempre está limpia. Ya saben tiene su pequeña rutina eso que yo obviamente carezco.

No hay lugar al que vaya que no deba echar un vistazo, no hay noche que pueda dormir sin pensar ¿en qué sería de mi vida si fuera diferente? Me levanto siendo consiente que quizás ese sea mi último día, todos los días son diferentes, inestables, agotadores siempre llenos de la misma mierda y esa no fue mi elección. Sin embargo, Mía puede elegir y no la quiero en esto, es algo que no me gusta admitir, pero no quiero que sufra lo que yo sufro y he sufrido.

No sé cómo luchar por lo que quiero en mi situación, quiero que funcione sin que sea un riesgo para ella ¿pero eso sería posible?

Sus manos tocan mi cabello, siento sus dedos pasar suavemente por mi espalda desnuda.

—Mía deberías dormir— mi voz suena ronca y le hace pegar un ligero respingón

—No sabía que seguías despierto.

Sonrío.

—Bromeas cariño, siento tu mirada sobre mí.

Abro mis ojos contemplando su curiosa carita, admiraba aquellos ojos celestes se veían alegres y llenos, decido levantar mí brazo para que se acerque a mí, no lo duda y se acuesta sobre mi pecho provocándome cosquillas con su respiración, sus dedos tocan mi cara con cuidado y sus ojos se posan sobre los míos

— ¿De quién heredaste tu color de ojos?

Intento no mostrarme incomodo sin embargo en ese corto segundo mis pensamientos me llevaron a cuando solo tenía siete años, mi madre pasaba mucho tiempo en casa, preparaba la cena, era amorosa y actuaba casi como cualquier madre, pero cuando mi padre llegaba a casa todo cambiaba, desde sus prendas hasta su forma de actuar, sus ojos siempre se mostraban furiosos cuando le veía como si odiara cada parte de él, en ese entonces no lo entendía pero después de algunos años entendí a la perfección a mi madre y el porqué de su odio sin embargo, nunca podre perdonarle.

¿Cómo pudo dejarme con aquel hombre? recordé mu-chas veces la mirada malvada de mi padre, sus ojos tenían un verde más oscuro que el de mi madre, este me veía furioso cuando me negaba a hacer lo que pedía, pude recordar casi a la perfección como incluso su mirada disfrutaba mientras a su hijo le daban fuertes palizas.

—Ambos— contesto sin importancia pero con un odio interno.

—Vaya, ya veo porque son tan intensos.

Río amargamente, mi pequeña sí supieras.

— ¿Vas a dormir ya?

Niega.

Amor deséame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora