La peor mentira*

45 4 3
                                    

Eran las 10:00 de la mañana.  Los lunes abrían una hora más tarde que lo usual para dejarlos dormir. Tenía cita con una chica. Problemas románticos. La psicóloga colgó en la pared una foto de ella en una boda con cierta persona que había pasado ya por una cita con ella. Se sentó cerca de la puerta y sonrío. Es cierto que terminaba totalmente cansada los dias, ayudar a los demás era algo que ella amaba pero tenia un problema, su trabajo necesitaba que no tuviera corazón o expresará algún sentimiento. Aveces llegaba drenada mentalmente a su casa, no podía pensar.

Cuando la chica entró, saludó a la psicóloga y se sentó. Era una chica joven, tenia el pelo pintado de un marrón rojizo pero se le podía ver su color natural creciéndole. Unos ojos marrones oscuros rodeados de eyeliner negro.

-Hola, ¿cómo te llamas?- le preguntó la psicóloga recibiéndola con una pequeña sonrisa. 

-Abigail Knight-

La psicóloga apuntó su nombre en los papeles, siguió preguntándole cosas que eran normales hasta que por fin llego al punto de la cita.

-así que dime.. ¿Porque estás aquí Abigail?-

-necesito un consejo-

-¿un consejo? ¿Sobre qué? -

-El amor.. Déjame contarte mi historia. Años atrás estaba en una escuela musical... Amaba estar hay, tenía muchos amigos que en poco tiempo se convirtieron en familia. Conocí un chico, alto, de ojos esmeralda. Se llamaba Joseph, no hablaba con casi nadie pero se llevaba bien con todo el mundo. Se la pasaba escribiendo o escuchando música. Me gustaba y yo le gustaba a él, pero nunca fuimos nada. Pasó un año después de eso y el dejo de hablarme, me contó muchas cosas sobre el antes de irse. Su padres murieron en un accidente de carro cuando tenía 9 años, su familia no lo quería porque lo culpaban a él de la muerte de sus padres. Era difícil para el, lo mandaron a una casa de adopción, pasó por tres casas. En las primeras dos no lo trataban bien y terminaba en adopción siempre, hasta que en la tercera se fue acostumbrando y le gusto. Pasaron varios meses antes de que volviera hablarme para decirme que estaba enfermo. - Abigail se quedó callada unos momentos, intentando que las lágrimas que gritaban por salir no salieran.

-La enfermedad era hereditaria, su padre también la tenía pero el papa había aceptado la cura o medicina que tenían para ella.. El no la quizo. Me enojé mucho con el. Me pidió que fuera su novia por una semana, solo una semana lo haría feliz a él. Ya no vivía aquí, se había ido a Estados Unidos. Quería hacer 3 cosas antes de morir, viajar y ver nieve. La tercera no la sabia en aquel momento. Le dije que si, sería su novia. Todos los días recibía mensajes de él, buenos días, buenas noches, un día recuerdo haberle preguntado porque no aceptaba la cura, que siguiera viviendo. No tengo a nadie que se preocupe por mí si muero. "Mi familia no me quiere y mis padres ya no están, no tengo nada que perder en este mundo. " fueron las palabras que me dijo. Aunque tenía razón, todavía estaba yo. No tenía edad suficiente para hacer las cosas pero en cuanto pudiera me casaría con el, viviríamos juntos. Lo amaba. - la chica comenzó a llorar, la psicóloga le pasó unas servilletas para que se limpiara.

-Nunca entendí porque, porque decidí amar a alguien que sabía que tarde o temprano se iba a ir. Claro que antes de amarlo, cuando estaba enamorada no sabía que se iría en algún momento, pero no sé, fui lo suficientemente estupida como para llegar a amarlo. ¿Cómo no hacerlo? Era precioso por adentro y por afuera, podía ver el dolor de sus ojos y su alma, cuando compartía su música conmigo era como si me diera un poco de su alma a mi. Cada vez que le hablaba sabía que él estaba en el hospital, nunca supe cómo podía hacerlo pero no me importaba. Murió. Lógicamente. Recuerdo que el día que murió me había enviado un mensaje, me hizo prometer que no lloraría, que no dejará que nadie me hiciera daño o me utilizará como un juguete. Pero rompí la promesa, lloré. Sentí que mi corazón fue apagado por unos segundos ese día, le envié un mensaje y contestó, su hermano mayor adoptivo lo hizo. Entonces lo supe. Después de hay, nunca más sentí amor por ningún chico. Hasta ahora. -

Sentimientos de una chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora