Su mundo y el mio

32 6 0
                                    

Encuentro gracioso como dos personas una al lado de la otra pueden estar viviendo en dos distintos mundos

Me explico, en un día de campo hay dos personas sentadas debajo de arboles muy cercanos, ambos estaban en el mismo sitio y al mismo tiempo pero no estaban conscientes el uno del otro.

Recuerdo hace mucho tiempo atrás. Quería esconder la persona que era tras la oscuridad de mi mirada, mis ojos tenían la mirada fuerte y producían miedo a los demás. Quería eso, que se alejaran de mi. Yo era una bomba de tiempo que podría explotar en cualquier minuto y heriría a todo el que estuviera de paso.

Podría usar las metáforas más conocidas en el mundo.

Él era el verano y yo el invierno.
El era caliente y yo fría.
El era feliz y yo era tristeza.
El era todo lo que yo quería, yo era todo lo que odiaba.

Pero no es justo estas meras comparaciones, el merece mucho más.

No recuerdo cómo nos conocimos o cuando empezamos a hablarnos. Siempre que lo miraba parecía estar demasiado lejos de mí alcance.

Podía intentar hacer tantas cosas para impresionar, pero él nunca me miró. Yo estaba escondida en una esquina de la tarima mientras el era el protagonista de la historia.

¿Amores no queridos? ¿Amores no buscados? ¿Es así como les llaman? A esos amores que simplemente aparecen, los que no puedes controlar. Son los más dolorosos.

Mi mundo estaba rodeado de libros y fantasías.
Su mundo eran películas y efectos especiales.

Hablábamos de muchas cosas, pero nunca llegué  a decirle mis sentimientos. Estuve a punto de poder entrar en su mundo, estuve tan cerca que podía ver la hermosura de su creación.

Pero él se abrió a mi. Su mundo ya quería ser compartido con otro... Y no era el mío.

Lo ayudé a compartir con quien quería. Cuando se quedaba sin oxigeno le prestaba un poco del mío para que el algún momento pudiera virar, mirarme y decirme "gracias" pero nunca fue así. Él estaba cegado por el amor.

Lo veía de lejos abrazar el mundo que el quería, la chica era única. Era un mundo pintado de azul y negro, tenía líneas verdes alrededor de su mirada y una sonrisa tan hermosa que podría ser la luz de la luna por las noches.

Y dolía. Dolía querer a alguien que estaba prohibido tocar, era como mirar al cielo y preguntarte si de verdad existe, estirar la mano y no poder tocarlo. Los miraba, me hería y caminaba lejos de ellos. Esos momentos fueron rodeados de una felicidad mentirosa.

Delante de mis amigos y delante de él, todo estaba normal.

Más allá de mi sonrisa, solo existía la oscuridad vacía del dolor.

Muchas veces no podía dormir, imaginándome como sería si él me hablara y me dijera que me amaba. Era un sueño bonito... Bonito y cruel.

Mi mundo estaba cubierto de sábanas blancas rotas y sucias. Intentando esconder los colores que estaban ya marchándose.

Quería apagar el sol, quería que lloviera todo el tiempo, quería que el mundo real se compadeciera del mío y me cumpliera un sueño.

Fui poco a poco quitando pedazos de mi mundo para ayudar el de él cuando lo necesitara. El tiempo dejo de pasar lento, parecía que corría porque iba tarde a la fiesta de la reina.

Un día paró. Dejo de correr. Lo último que quedaba de mi mundo fue brindado a el mundo vecino porque se necesitaba más utensilios para crear el puente que uniría dos mundos más tarde.

Deje de sentir. Deje que soñar. Deje muchas cosas... Pero no deje de amar.

Su mundo estaba ahora unido con otro. Un corazón en medio del edén que no podía ser tocado había sido unido. Adán y Eva habían conocido lo que era la fruta prohibida.

Mi mundo, estaba en el espacio. Divido en piedras. Hay me encontré yo, sentada mirando la galaxia. Preguntándome cuantos mundo más habrían de estar como el mío.

Quería crear un mundo diferente, de color pastel. Llenarlo de flores y distintos colores. Pero lo que una vez fue mi mundo, era oscuro y solitario.

Había aprendido, me había enseñando a mí misma. Me había entrenado para no enamorarme, pero supongo que falle grandemente.

Éramos amigos, mi miedo de perder eso me hizo perderlo a él. Nunca le conté mis sentimientos. Los escribí en un papel y lo tiré a la mar. Junto con la historia una carta.

Querida persona:
Si encuentras esta botella, y la carta aún puede leerse solo te pido que prestes atención a esta historia.

Él me gustaba. Yo no quería amarlo pero termine haciéndolo en contra de mi propia voluntad. Fui su amiga. Quería ser más que eso, quería ser la razón por la cual él se levantara en las mañanas y sonriera. Quería ser la persona a la que él le entregara su corazón. Pero su corazón pertenecía a otra persona. Y yo lo ayudé a cumplir su deseo. Dolió, estoy segura de que dolió como jamás pudo haber dolido. Es preferible el dolor de una muela a el dolor del corazón. Las muelas pueden dormirse, pueden arreglarse. El corazón no puede dormirse, mueres. No se puede arreglar después de dañanado, solo puedes ponerle una curtía y dejar que cure por sí solo.

Yo morí en el momento que él dijo que "si" y no era a mi. Aquí te mando mi corazón, puedes enviarlo a nadar alrededor del mundo para que conozcan esta historia, estoy segura que muchas se vana a identificar.

Una última cosa. Si amas a alguien, cuéntalo. No sólo porque no sabemos si mañana vamos a verlo o no, también para que te liberes una carga del corazón. Tengo razón al decir esto: éramos mundos diferentes, pero yo estaba dispuesta a abrirme hacia el, a enseñarle mi verdadero hogar. Podía aceptar vivir en su mundo, que nunca sería mío pero sería suficiente.

Hola a todos! Gracias por leer mis pequeñas historias. Si les gusta, voten, comenten, aceptó críticas constructivas y espero poder hablar con los que leen mis historias en algún momento, aprecio que tomen su tiempo para leer. Dios les bendiga

Sentimientos de una chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora