No me pidas que me quede

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Después de un tiempo de vacaciones, la psicóloga regresó a su oficina esperando los retos que siempre llegaban cuando empezaban las clases.

Estudiantes que sufrían de bullying, fobia a los demás estudiantes, fobia a dar informes orales. Todo tipo de cosas podían traer los estudiantes de las escuelas. Los años más peligrosos de un ser humano son mientras estás en la escuela. Cuando estás descubriendo quién eres realmente, que te gusta y que no. Cuando te das cuenta que los amigos no son aquellos que están todo el tiempo contigo. Te enamoras y te rompen el corazón porque eres muy joven para entender las cosas. Cuando los problemas familiares afectan de gran manera todos tus estudios.

Entonces de jóvenes se hacen una imagen de un mundo malo, dañado, destruido, donde el amor duele, los amigos no son reales, tu familia te abandona y lo que importa es ser inteligente, tener dinero y fama.

Tus padres y maestros te enseñan que tu vida depende de tus notas y se olvidan que tu salud mental es más importante que eso. Entrar a una buena universidad o un instituto no te va hacer una gran persona pero tus acciones si.

El mundo se había convertido en un lugar oscuro, creado por los mismos humanos y las creencias que ellos mismos se inventaban. La actualidad, el avance de la ciencia no estaba haciendo ningún bien al final del día. Pero el ser humano siempre quiere tener más, saber más, entender más, ser dueño de más cosas cuando al final, en la tumba solo te pertenece un pedazo de tierra que luego es de otro muerto porque tú regresas a ser polvo.

Entonces todo lo que una vez fue tuyo, las memorias que creaste y las personas que ayudaste no te pertenecen y no dependen de ti. Nunca te vas a enterar de quién te lloró, quién te amó realmente, si tus certificados de inteligencia te dan un puesto más alto en el cielo o si no llegas al cielo, recibes exactamente el mismo calor que los demás.

La psicóloga se abrazó a ella misma. Su capacidad de entender el ser humano lo había tenido desde mucho antes de empezar a estudiar a fondo el comportamiento. Era un peso grande pero ella había sido capaz de soportarlo y usarlo para ayudar a los demás. Aunque ella misma en algún momento necesito más ayuda de la que podía explicar.

Así que espero con ansias la chica que había pedido tantas veces tener una consulta. Solo un día había dicho ella. Era todo lo que necesitaba. Cinco minutos después de la cita, entró una muchacha trigueña, con el pelo marrón y los ojos verdes. Una persona completamente especial.

-Hola- la chica sonrío y la psicóloga pudo ver en sus ojos, la tristeza que cargaba encima.

-Por favor, toma asiento. ¿Cuál es tu nombre?- le dijo amablemente mientras tomaba el récord que debía llenar de paciente

-Alexandria June. Me dicen Alex.-

-Muy bien Alex, ¿cuantos años tienes? -

-Acabo de cumplir los 19.-

-¿Estás estudiando? -

-No he podido empezar la universidad-

-¿No sabes que estudiar aún?-

-Si sé lo que quiero estudiar, pero ciertas circunstancias no me lo han permitido- dijo la chica sonriendo amablemente.

-¿cuál es la razón de insistir en tener solo una cita conmigo?-

-Necesito algo que mi familia pueda utilizar para encontrarme cuando quieran hacerlo. Estoy pensando desaparecer de sus radares. No solo mi familia, mis amigos también. Nadie puede saber donde estoy, claro, si alguno quiere buscarme realmente entonces encontrará la forma de hacerlo si sigue los pasos que deje.-

Sentimientos de una chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora