Yo no pedi esto

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Se levanto esa mañana con el corazón en la mano. Se arregló lo más posible para aguantar el frío ambiente que le esperaba. No hizo ruido, agarro su cartera y salió de la casa. Bajó las escaleras con mucho cuidado y pensó a donde se dirigía, no tenía donde ir. No tenía amigos, ni algún lugar donde sentarse a tomar un café tranquila o alguien con quien hablar un buen rato.

El dolor que había sentido mucho tiempo atrás había regresado, el anhelo de regresar a casa era ahora más fuerte pero esta vez, no tenía una casa donde ir. Así que solo quería irse lejos, sola. Empezar desde 0 como pudiera y comenzar una vida más tranquila.

Amaba su familia. Amaba sus hermanos y su madre. Pero las peleas y discusiones que tenían todos los días eran tan tóxicas para su vida. El dolor empezó siendo mental, decaía mentalmente con tantas cosas hasta que empezó a enfermarse del estómago, sabía que dejar de comer no era sano pero era el único dolor que la hacía olvidar los problemas. No comía mucho porque no tenía apetito para nada, muchas veces se forzaba ella misma a comer aunque fueran un paquete de galletas.

Había invitado unas compañeras del trabajo para comer en su casa, había hablado con su familia días atrás para que ese día por favor no discutieran pero la noche anterior había sido tan desastrosa que mejor lo cánselo todo.

Así que simplemente camino, a donde sea que llegara era mejor que estar en casa.

Tenía tantas metas, había encontrado un trabajo. No uno que ella hubiera escogido, terminaba con las rodillas dolidas, las manos cortadas de tantas cajas, moretones gracias a las cajas caídas en sus piernas. Pero también quería estudiar. Quería ser alguien de quien ella misma estuviera orgullosa. Quería viajar, encontrar una pareja, hacer más amigos.

Sin embargo estaba estancada en su casa, ayudando su familia. Tenía que ayudar con la renta, con los celulares, con la ropa, la gasolina y otras cosas necesarias en la casa. Su cheque se gastaba en un abrir y cerrar de ojos y ni si quiera podía decir que se había comprado un helado.

Caminaba dando vueltas en el mismo lugar, la diferencia de su casa era tanta que dolía mirarlo. Se imagino cómo sería morir. Era la primera vez que sentía pensar en desaparecer por todo. ¿Quien ayudaría en su casa? ¿Quien sería el pilar de la familia? ¿Como mantendrían comunicaciones? ¿Cuanto dolor le causaría aquellos que la amaban? Ella no lo sabría jamás. Cuantas lagrimas se derramarían por ella, cuantas personas lamentarían no haberla aprovechado. Y ella perdería la oportunidad de ver el mañana, quizás la solución de los problemas o nuevas puertas abiertas para ella. Que se sentiría estar en paz. Dejar de luchar y de sostener cosas que no le pertenecían.

Por más consciente que estuviera de el trabajo que tenía en las manos que le pertenecía y el que no,simplemente  lo Tomaba todo para arreglarlo. Pero tenía que ser fuerte, sabía que tendría que regresar a su casa y aguantar los gritos e incultos, tenía que aguantar las ganas de llorar, tenía que sostenerse parada, no podía permitirse un breakdown en ningún momento. Porque los únicos brazos que podían sostenerla cuando llorara no estaban nada cerca.

Se repetía a ella misma todas las mañanas " soy fuerte" y en la noche lloraba mientras se dormía porque sabía que se estaba mintiendo a ella misma.

No sabía que tenía este lugar, no podía reconocer porque lo odiaba tanto. Cada segundo que pasaba le recordaba lo mucho que detestaba estar hay. Quizás eran las casas, todas eran iguales. Tal vez la indiferencia de las personas, o la comida.. quizás solo era el ambiente. Cada día que pasaba, empeoraba más.

Le gustaba mirar al cielo, eran las mismas estrellas y el mismo sol que en casa pero no se sentía igual. Añoraba regresar a su hogar tanto que dolía demasiado. Llego el punto que las personas a su alrededor se daban cuenta de lo mucho que detestaba estar tan lejos de casa. Sus ojos siempre hablaban más de lo que debían y su pecado capital siempre fue la honestidad por lo cual ella no podía negarlo tampoco.

Esta era su vida, no estaba completa. Estaba empezando, pero estaba rota y perdida. Ella no conocía cuando podría acabar, hasta cuando tendría que caminar esperando aliviar un poco el dolor.

Esta no era la vida que ella quería.

Entonces se rompió. Callo en la cera con las manos en la cara limpiando las lágrimas que desconocía que caían. Intentaba respirar profundo pero solo salían más sollozos de un dolor despedazado. Su corazón dolía tanto que empezó a darse puños ella misma en el pecho. Los carros seguían su rumbo mientras ella intentaba arreglarse, recoger sus propios pedazos y pegarlos lo mejor posible. Era injusto, era totalmente injusto que ella tuviera que darlo todo y nadie diera nada por ella. Que cuando un plato se rompía en la sala ella tuviera que recoger los pedazos de cristal esparcidos por el piso. Ella no pedía la perfección, solo pedía paz.

No supo decir cuando dejó de llorar, tampoco cuánto camino o cómo regreso a su casa. Solo se enteró de cuando abrió la puerta y la recibieron las palabras más repetidas en su hogar de cartón " Me voy a vender para pagar las cosas aquí" y así continuaron sus días. Ella se negaba aceptar que su casa fuera a terminar de esta manera, algún día todo se resolvería, más allá de las lágrimas y el dolor todavía quedaba algo de esperanza escondida en lo más profundo de su alma.

Suspiro profundo una última vez y se dijo a sí misma " Yo no pedí esta vida"

Sentimientos de una chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora