Tu sangre, mi deseo

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AUTORA: Duul / @DebryBlazen

Se encontraba sentado frente a la mesa; las velas iluminaban el lugar, la comida estaba servida.

Su mirada estaba perdida en algún lugar del salón pensando en aquella mujer que perturbó su cabeza, su vida y su ser completo.

Hace tan solo unos meses que buscaba el viñedo perfecto para cultivar las uvas que darían como fruto su más grande obra maestra: el vino "elegance". Había significado un completo desafío conseguir que alguno de los lugares visitados cumpliera con toda esa serie de características que él solicitaba, nada lo convencía y, por alguna razón extraña, eso mismo sucedía en su vida amorosa.

Fue hasta que llegó a México donde encontró las tierras perfectas que verían crecer su sueño, por fin algo se materializaría.

Recorrió todo el país siendo Guanajuato el elegido, en especial el viñedo que pertenecía a la familia Robledo así que en cuanto se enteró que estaba en venta no dudó en visitar al dueño y confiaba en que su gran carrera como hombre de negocios serían las armas perfectas para lograr que el dueño cediera sus tierras.

Kilómetros de tierras fértiles rodeaban una pequeña hacienda; bajó del automóvil con toda la disposición de lograr esa firma en el contrato que llevaba en el maletín. Sacudió su traje negro y dio un pequeño tirón de las solapas, muy a su estilo. Caminó con decisión, sintiéndose desde ese momento el dueño del suelo que pisaba. Dio unos golpes en la puerta de madera la cual se abrió casi de inmediato.

Y ahí estaba ella en un vestido blanco que dejaba ver sus piernas; no pudo resistirse a recorrerla toda completa con la vista llegando casi al punto de desnudarla e imaginar qué tan buena podría ser en esos aspectos de la alcoba.

La chica no tardó mucho en mostrar su molestia la cual se hizo presente en esa dulce voz que ella tenía- ¿Se le ofrece algo?

Los pensamientos de Adán se habían descolocado, volvió la mirada hacia los ojos azules de la chica y sacó su mejor sonrisa, esa que lo haría pasar como un pervertido fácilmente -Buenas tardes. Antes que nada me gustaría hablar con el dueño del viñedo ¿Sabe dónde podría encontrarle? -Su tono gentil pero a la vez seductor, tal como lo haría en una cita.

-Pues estás hablando con la dueña del viñedo y de ésta hacienda, en especial ¿A qué debo su visita? -su cuerpo se mostró más erguido de lo normal, adquirió la posición de una mujer con poder.

Solo tuvo que utilizar unas cuantas palabras como lo hacía siempre en los negocios que le interesaban y de inmediato obtuvo las tierras aunque ahora esa era su menor preocupación, encontró una nueva adquisición en sus planes y no pensaba darse por vencido. Nunca lo hacía.

Había tenido varias novias pero nunca se había enamorado aunque eso que sintió en su piel, en su cuerpo, eso que lo recorrió en cuanto la vio seguramente era lo más parecido a atracción y amor.

Recordó la última vez que le vioesta mañana, hacía tan solo unas horas, con el único fin de pedirle tan solo una última cita antes de que el momento de separarse llegase aunque no estuviera dispuesto a dejarla ir tan fácil, no después de todo lo que pasó entre ellos.

Le pertenecía, era suya desde aquella noche en que unas cuantas copas de vino los hicieron dejarse llevar por algo que sentían ambos en su interior, una chispa que incendió todo a su paso y fue difícil de contener hasta no verse culminada; un fuego que logró abrasarlos y unir sus destinos.

Habían pasado tan solo unas cuantas semanas de aquel encuentro que tuvieron sus cuerpos pero él seguía recordándolo como si no hubiera pasado el tiempo. De pronto algo lo volvió a la realidad, un rechinido sonó; la puerta se había abierto y ahora ella se encontraba bajando las escaleras hasta llegar a un lugar apartado detrás de los barriles con el vino más añejo. Sus tacones retumbaron en el lugar mientras el corazón de Adán latía fuertemente como si fuera a salirse de su pecho.

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