Enredada entre hilos

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AUTORA: Justina / @justinspika

Si hubiera tenido más cuidado, no tendría que tenerle miedo a la oscuridad o a una caja de fósforos.

El armario es tan pequeño, que apenas puedo moverme; ya estoy cansada de gritar y que nadie venga a ayudarme. Quisiera llorar, pero no tengo ninguna lágrima. Cómo me gustaría, volver a esa noche y cambiar las cosas.

Los días se hacen interminables y las noches aún peor. No sé cuánto tiempo pasó, sólo quiero que el dolor que siento se vaya aunque su precio sea mi vida.

Las campanadas del reloj marcando el comienzo de otra hora me dan nostalgia, su tic tac, es lo único que me salva de entrar en una completa desesperación, me hubiera gustado que mi corazón también acompañara al reloj pero, en otra vida será si es que algún día podré morir.

Quisiera regresar a casa, volver el tiempo atrás.

2 semanas atrás:

No tenía ganas de levantarme, nadie tendría ganas de levantarse un sábado a las ocho de la mañana e ir a hacer fila para una función de títeres en un parque de diversiones que quedaba en la otra punta de la cuidad. Mis dos hermanos pequeños, Jonathan y Sebastián, se colocaron al lado de mi cama para asegurarse que no volviera a dormirme, cuando se aseguraron que estuviera lo bastante despierta se fueron corriendo a arreglarse.

Cuatro horas después, ya había sacado las entradas y nos dedicamos a pasear por el lugar. Me llamó la atención el museo de marionetas al igual que mis hermanos por lo que simplemente nos dirigimos hacia allá.

Cuando entré, me quedé sin palabras.

--- Parecen de verdad- --me dijo sorprendido Jonathan

--- La verdad que sí--- le contesté, no sabía que más decirle, estaba igual de sorprendida que él--- Miremos las demás ¿dale?

Las galerías estaban llenas de marionetas encerradas en cristales. Realmente era sorprendente la cantidad que había, además, todas eran muy hermosas, como si fueran humanos atados con hilos. Las paredes estaban pintadas de un intenso color escarlata, también habían unos cuadros pintados en forma abstracta, eran un poco escalofriantes. Ni que hablar del piso, absolutamente negro.

Seguimos recorriendo, Jonathan y Sebastián fueron a ver unas marionetas de unos niños y yo seguí adelante mirándolos de reojo a cada rato para que no les pasara nada.

No había nadie en el pasillo, debido a la poca luz y el poco aire que circulaba me hacía sentir encerrada, el silencio me ponía nerviosa, no sé en qué momento nos alejamos tanto y sólo quedamos nosotros tres, a lo lejos se escuchaban unos susurros.

Dejando mis pensamientos de lado me quedé mirando una marioneta que llamó mi atención. Era de un chico de aproximadamente 20 años, cabello negro, ojos aguamarina y un rostro angelical. No podía dejar de verlo, era hermoso. Su vestimenta consistía en una camisa negra y unos jeans del mismo color al igual que sus zapatos. Un aire de misterio lo envolvía, aunque su mirada estaba vacía, daba la impresión que te estaba mirando y eso hizo que apartara la vista de él un rato.

La vida es cruel, cómo me gustaría tener un novio así. Eso me hizo acordar a mi ex, que hace seis meses rompimos. Cuando me dijo que sólo quería estar conmigo porque quería saber que se sentía salir con una pelirroja mi cara tomó el mismo color que mi cabello, cómo lamente no haber tomado clases artes marciales porque los golpes que le di, casi ni le dolieron. Era simplemente un idiota.

Unos pasos me sobresaltaron.

--- ¿Estás perdida?--- escuché

--- No, estoy con mis hermanos--- le conteste, buscándolos con la mirada y ahí estaban, un poco lejos, pero los podía ver y al parecer ni se percataron que estaba hablando con alguien.

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