AUTORA: Nailel / @GoMiTa17LuNa
Una gran ráfaga de viento atravesó su cuerpo, Anib se despertó sintiendo un fuerte dolor en su cabeza, sus muñecas estaban atadas al igual que sus pies. En su boca tenia un pedazo de cinta. Estaba desorientada, pero más que eso, estaba aterrada por encontrarse sin poder ver absolutamente nada. No recordaba nada mas que su nombre, su piel se erizo de inmediato, no sabia donde estaba o que es lo que le había ocurrido, el miedo se apodero de ella. Trato de gritar pero su voz era amortiguada por aquel pedazo de cinta, su cuerpo estaba completamente inmóvil. No podía zafarse de aquellas sogas que le impedía liberarse, su cabeza comenzó a darle vueltas debido al golpe que algo o alguien le había provocado. Lo único que logro con el movimiento constante fue deshacerse de aquella venda que cubría sus ojos. Observo los grandes arboles con aquellas ramas esqueléticas, las hojas estaban esparcidas por todo el terreno, secas y amarillentas, dando comienzo al otoño. A lo lejos observo una gran rueda de la fortuna al igual que la montaña rusa, pero estos estaban inmóviles y aunque estaba bastante lejos podía observar que se encontraban oxidados y llenos de moho. Posiblemente era un parque de diversiones abandonado. En el cielo el sol se ocultaba dando paso a la noche, provocado que los árboles se vieran espeluznantes bajo la luna que estaba asomándose por el Este.
Un movimiento detrás de ella la alerto, se oían pisadas más y mas cerca, su corazón se acelero cuando aquella persona se paro frente a ella viéndola con aquellos ojos verdes que solo transmitían furia. Sintió un fuerte golpe en su mejilla, haciéndola girar su cabeza.
-No debes portarte mal- el aliento de aquel hombre era horrible y su voz sonaba rasposa.
Sintió como aquel hombre posaba una mano sobre su pecho, casi a la altura de su corazón. Se tenso al instante y se sacudió haciendo caer la mano del hombre. Él se acercó asu oído y susurro produciendo un escalofrió que recorrió todo su cuerpo.
-Eres perfecta, y no podrás evitar lo que lograremos gracias a ti
Entonces un fuerte golpe la hizo perder la conciencia y adentrarla a la profunda oscuridad
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Al volver a abrir los ojos, Anib se encontró con el rostro de aquel hombre. Esta vez, Anib no tenía cubierta su boca, pero estaba encadenada a un gran tronco de madera. La rueda de la fortuna que había visto a lo lejos ahora estaba frente a ella al igual que los demás juegos de un típico parque. Solo que estaban cubiertos de moho y todo el fierro estaba oxidado dándole un color café. -¿Qué quieres de mi?- la voz de Anib sonó como un simple susurro, que se pregunto si aquel hombre la había escuchado. -Tu corazón- esa voz no provino de aquel hombre que la había golpeado, si no de alguien mas. Poco a poco se dio cuenta que no solo era el hombre frente a ella si no, otras cuatro personas, mas solo que estos tenían grandes capuchas negras que cubrían sus rostros. El corazón de Anib se aceleró, la desesperación y el terror aumento cuando todos se acercaban lentamente a ella, formando un círculo. -¡Aléjense!-su voz se quebró al final al ver que uno de ellos tenia un largo cuchillo.
En el cielo, las nubes se movieron dando paso a la luz de la luna llena, haciendo que Anib fuera bañada con esa luz. Ella sintió un fuerte dolor por todo su cuerpo haciéndola gemir como un animal, su cuerpo estaba recibiendo grandes punzadas de dolor que la hacían querer morir en ese mismo instante. Alzo la cabeza y observo a la luna, mirándola con suplica, pero volvió a sentir otro dolor mas grande que los demás.
-¡¿Qué esta sucediendo?!- gimió mientras observaba a aquellas personas que la observaban con adoración.
-La transformación esta comenzando.- dijo la persona encapuchada que sostenía el largo y afilado cuchillo- Un alma pura en todos los sentidos , descendiente del cuerpo de un licántropo, podrá iniciar su transformación bajo la luz de un gran luna llena. Tu corazón me pertenecerá, desde ahora.
Se acercó con el cuchillo en alto dirigiéndolo hacia el corazón de Anib, pero un movimiento brusco hizo caer al hombre. Anib estaba completamente libre de aquellas cadenas que hace un momento la sujetaban. Pero su forma ya no era humana, se había convertido en un licántropo, un enorme lobo con el pelaje iluminado bajo la luz de la luna. El hombre sintió pánico, había perdido la única oportunidad de ser poderoso y ahora solo estaba frente aquel monstruo como una cena servida a sus pies.
Anib no sabía lo que sucedía, el dolor se desvaneció poco a poco, pero no se sentía ella misma. Se sentía fuerte e imparable, al alzar la vista los hombres con capuchas la miraban con horror al igual el hombre que sostenía el cuchillo antes dirigido hacia ella. Un impulso que Anib no pudo comprender, hizo que se abalanzara hacia aquel hombre, mordiéndolo, descuartizándolo y saboreando la dulce sangre. No comprendió lo que había hecho pero se dio cuenta, que ya no era una humana, sino un gran lobo. Un licántropo.
Anib se sentía fuerte, invencible, llena de venganza y odio, sin pensarlo, siguió a los hombres que habían escapado mientras ella probaba aquella sangre, sangre de venganza.
Primero encontró al hombre que la había golpeado, este trato de defenderse con un pedazo de vidrio, pero Anib lo tomo del pie con su gran mandíbula, mientras el gritaba por ayuda. Anib gozo de esa sensación, pero no era ella, la venganza la consumía, y pedía más y más.
Encuéntralos, encuéntralos, encuéntralos, encuéntralos
Corrió esquivando todo juego que atravesaba, y uno por uno, fue encontrándolos, oyéndolos gritar con terror y desesperación así como ella se sentía hace unas horas. Se sentía imponente, pero de repente, un pequeño recuerdo de su familia atravesó su mente. Se detuvo, el recuerdo volvió a atravesar su mente, comenzó a recordar su vida, su familia, sus amigos. Desesperada, trato de deshacerse de esos pensamientos, pero no pudo. La perseguían, se alejó de aquel parque, tropezó con un pequeño caballo del carrusel, se cortó con los espejos de aquellos puestos. Su mente estaba cubierta de pensamientos de ellos, de los hombres descuartizados, la sangre en su boca le repugno. ¿Qué había hecho? Era un monstruo Daba vueltas en círculos sacudiendo su cabeza. Anib sintió un dolor muy fuerte en su pecho, primero pensó que había sido su imaginación, pero al mirar más allá, se encontró con el rostro de su padre, que sostenía una pistola. Camino hacia él, aliviada y feliz, pero otro dolor atravesó su pecho. Su padretenía las mismas capuchas que aquellas personas que trataron de asesinarla. Entonces lo comprendió todo. Su vista se volvió negra, desplomándose en las hojas secas de los árboles, mientras se adentraba en un sueño eterno.
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Concurso Halloween 2015
General FictionEn Octubre, la pared que separa nuestro mundo del de los horrores inenarrables se fisura y deja la puerta abierta a toda clase de espantos hacia nuestro plano, siendo el 31 del mismo mes el punto en el que la brecha se hace mas delgada. ¿Qué mejor a...