Capítulo 1: ¿Quiénes son esos?

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✴✴✴✴✴ NARRA TN ✴✴✴✴✴
Cinzia: TN, pequeña... Es hora de levantarse.
Abrí lentamente los ojos para adaptarlos a la luz, y pude ver a la señora Cinzia a un lado de mi cama, sonriéndome... Como siempre hacía:
TN: Buongiorno, señora Cinzia... ¿Qué hora es?
Ella me acarició el cabello y miró al reloj que se encontraba en una de las paredes de la enorme habitación:
Cinzia: Son las 10:30 am.
Gruñí:
TN: Oooh, ¿por qué tan temprano?
La ancianita esbozó una tierna sonrisa y me respondió:
Cinzia: Oh, per favore... ¿Ya casi llevas 18 años aquí y todavía no te has acostumbrado a nuestros horarios?
Yo también me reí y luego me estiré para desperezarme:
TN: Es que... Yo siempre he sido muy despistada, señora Cinzia.
Cinzia: Bueno, eso no hace falta que lo jures. ¿Qué tal si te vas a la habitación de los chicos y despiertas a Kémuel? ¡Hoy el condenado tiene un sueño muy pesado!
Solté una gran carcajada y me levanté de la cama:
TN: Una pregunta... ¿Y qué pasa con Jadryga? Aquí no está.
Cinzia: Oh, no te preocupes, ella ya ha desayunado y la he dejado salir a dar una vuelta por el jardín. Al contrario que Kémuel, a Jadryga hoy le ha dado por madrugar. Mira que son unos auténticos polos opuestos esos dos, ¿eh? Como el día y la noche, como el blanco y el negro... Tú ya me entiendes.
Asentí y me dirigí a la puerta para ir a buscar a mi amigo Kémuel. Aunque, la verdad sea dicha... Esa NO era solamente mi habitación. En ella, convivía con todas las demás niñas del orfanato. Éramos unas 30 aproximadamente, así que el cuarto era gigantesco por la simple razón de que las 30 camas debían coger. La de los chicos, en cambio, era igual de grande y tenía el mismo número de camas, pero algunas de ellas estaban libres. Nunca me dediqué a contar cuántos niños había en este orfanato italiano, pero sabía de sobra que eran menos que nosotras. Cuando estuve frente a la puerta de la habitación masculina, me aseguré de llamar antes con varios golpes fuertes para no entrar y ver... Algo "inadecuado". De repente, alguien la abrió y sacó solamente la cabeza para ver quién era:
...: Disculpa, ¿quieres algo?
Era uno de los chicos. No lo conocía ni sabía cómo se llamaba pese a que siempre lo veía por ahí (al igual que los demás):
TN: Eh... Sí, la señora Cinzia me ha mandado para despertar al francesito.
Él me miró con cara de estar confuso:
...: ¿A quién?
Me reí en mi interior y se lo aclaré:
TN: He venido a por Kémuel.
...: ¡Oh! Pues... Pasa, creo que ya casi todos se han ido a almorzar. Yo también estaba tratando de despertarlo, pero... Ya que lo vas a hacer tú, si no te importa...
Negué con la cabeza:
TN: Tranquilo, yo me encargo. Vete a desayunar.
Me sonrió y abrió más la puerta:
...: Grazie mille. Es que me estoy muriendo de hambre.
Al ver que se marchaba dando unos pasos tan agigantados que parecía que iba a echar a correr en cualquier momento, me adentré y cerré con cuidado. Kémuel yacía sobre su cama con la baba cayéndole por un lado de la boca, y pude observar que tenía puesta una pulsera de cadena plateada con una bandera de Francia enana. No se la quitaba ni para dormir, como estaba comprobando ahora mismo. Según él, incluso se duchaba con ella, pero... Esperaba realmente no tener que ver eso. Me incliné y lo moví un poco, pero no funcionó. Aunque... Yo sabía qué era lo que le haría abrir los ojos:
TN: Je soulève quelques poids et haltères,
Mon corps est une machine de guerre.
J'ai tout ce qu'on rêverait d'avoir,
J'ai peut-être tout c'est vrai.
Mais moi j'voulais une moustache.
Une moustache, une moustache.
I wanna have a moustache,
a moustache, a moustache.
Quería un bigote.
Je veux ci, je veux ça.
Il y en a jamais assez pour moi.
C'est comme ci, c'est comme ça.
Il y a toujours un truc que j'ai pas.
Y, efectivamente, abrió los ojos justo cuando yo me callé y paré de cantar:
TN: Bonjour, Kémuel.
Él sonrió y se incorporó:
Kémuel: Bonjour. ¿Te ha mandado la señora Cinzia?
TN: Demasiado obvio, ¿no?
Kémuel: Ni que lo digas. ¿Y Jadryga?
Yo me encogí de hombros:
TN: No la he visto todavía. Dice la señora Cinzia que estará dando vueltas por el jardín. Hoy se ha levantado antes de lo previsto.
Kémuel: Oh...
Cuando salió de la cama, se calzó y revolvió su pelo. Luego, clavó su mirada en mí y me preguntó:
Kémuel: ¿Nunca te has parado a pensar en lo gracioso que es esto?
Yo elevé la vista y alcé una ceja:
TN: ¿A qué te refieres?
Soltó un bufido y prosiguió:
Kémuel: Me refiero a que ya no nos van a adoptar, ya no. Eso cae de cajón, pero, sin embargo, a nosotros no nos importa. Estamos tan bien aquí... ¿Verdad? Míranos. Tú eres de España, yo soy de Francia y Jadryga es de Alemania. Y, como nosotros tres, todos los demás. ¡Aquí no sólo hay gente italiana, sino de todas partes! Haber estado en este orfanato desde que éramos pequeños ha sido una gran ventaja, así hemos aprendido el idioma de este país. Además, siempre nos llevan de excursión para que podamos culturizarnos más sobre Italia. Y aquí no hay malas personas... Lo único malo es que no nos han querido al nacer, y nos abandonaron como si fuésemos perros.
Oh, no. Kémuel casi nunca se ponía a hablar con el cuore en la mano, pero cuando lo hacía, decía las cosas más profundas que yo jamás había oído:
TN: Bueno, ya no pienses en eso, que no quiero que te deprimas. Ya mejor vayamos a llenar el estómago y a buscar a Jadryga, ¿vale?
Kémuel: Vale...
Así que bajamos para que nos diesen algo que llevarnos a la boca. Como no había comedor y solo pedían la comida para alimentarnos, íbamos zampándonoslo todo mientras caminábamos por el jardín. De repente, sentí que alguien se colocaba en medio de Kémuel y yo:
Jadryga: ¡Buongiorno! ¿Ya habéis almorzado?
Ambos asentimos:
Kémuel: Vaya, mira por dónde andaba la desaparecida, ¿eh? ¿Por qué has madrugado hoy?
Jadryga: Porque soy impredecible y no puedo ser controlada, francesito.
Kémuel: Por favor, tú no eres impredecible, eres alemana.
Jadryga: Si me pagaran por cada estupidez que sueltas al día, sería millonaria.
Kémuel: Si me pagaran por cada vez que pronuncian mal tu nombre, sería MULTIMILLONARIO, querida.
TN: ¿Ya de mañana vais a empezar con vuestras escenas de matrimonio o qué?
Los dos se sobresaltaron al escucharme decir eso:
Jadryga: ¿¡QUÉ!? ¿¡YO!? ¿¡CON ESTE!? ¡¡¡ANTES ME VUELVO TORTILLERA!!!
Kémuel: ¡Hey, eso debería decirlo yo! Ya quisieras tú tener a este pedazo monumento escultural profanándote el juju...
Jadryga: ¡¡¡DIOOOOOS, ERES INSOPORTABLE, YO TE MATO!!!
Pero, antes de que volvieran a las andadas, la voz de la señora Cinzia se escuchó por el megáfono que había afuera:
Cinzia: Niños y niñas, debo anunciaros que mañana tendremos la visita de tres chicos que quieren adoptar. Son muy famosos aquí en Italia... Así que debéis poneros guapos y portaros muy bien. ¡¡¡MAÑANA VENDRÁN LOS CHICOS DE IL VOLO!!!
Lo único que vino a mi mente en ese momento fue:
TN: ¿Pero quiénes demonios son esos?


๑ Adoptada por Il Volo ๑ {Il Volo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora