Capítulo 22: Ángeles vs. Demonios.

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✴✴✴✴✴ NARRA GIANLUCA ✴✴✴✴✴
Gianluca: ¿Qué... Qué es eso?
Alterné la mirada entre Igna y Piero, deseoso por escuchar una explicación:
Piero: Gian, tenemos que regresar, y rápido.
Alcé una ceja:
Gianluca: ¿Pero esto no es ninguna broma?
Ignazio negó rotundamente con la cabeza y se levantó de su asiento:
Ignazio: Ahora no te irás a quedar, ¿verdad, Piero?
Lo miré. Estaba embelesado contemplando la libreta voladora:
Piero: Por supuesto que no... ¡Esto sólo puede ser obra de los demonios!
Gianluca: ¿¡QUÉ!?
Me asusté muchísimo en ese instante porque nosotros la habíamos adoptado justo para protegerla... ¿Y ahora unos putos bichos así iban a echar todos nuestros esfuerzos por la borda?:
Gianluca: ¡¡¡Y UNA MIERDA, NADIE LE TOCARÁ UN PELO A MI BELLA!!!
Yo también me levanté lo más rápido que pude, pero cuando Piero iba a repetir mi acción, se quedó en el intento, ya que su hermanita Mariagrazia lo estaba sujetando por la manga de la chaqueta:
Mariagrazia: Piero... Me prometiste que no te irías otra vez.
Él se mordió el labio. Pobre, no era culpa suya nada de lo que estaba pasando, y ya empezaba a entender la razón por la cual tenía pensado quedarse aquí. Él era una muy buena persona, seguro que prefería hacerse daño a sí mismo antes que herir a alguien cercano, y mucho menos a un familiar:
Piero: Maria, escúchame... Es cierto que te lo prometí, pero nosotros somos ángeles, y los ángeles hemos surgido para...
Mariagrazia: No irás a romper una promesa, ¿no? Tú siempre has cumplido con lo que me prometiste... Desde que nací. ¡No te vayas, Piero, no quiero tener que esperarte de nuevo durante miles de años!
Era la escena más tierna y desesperante que había visto en mi vida. A mi lado, Ignazio resoplaba de frustración, pues el tiempo se nos acababa, y Piero se esforzaba de forma sobrehumana para no llorar mientras abrazaba a su hermana. De pronto, se separó de ella, sacó algo que tenía guardado y se lo tendió a Gaetano:
Piero: Ten, papá, las reservas. Tú podrás seguir gobernando con esto y yo tengo la obligación y responsabilidad de regresar a la Tierra y salvar a mi ragazza de todos los que quieran lastimarla.
A continuación, nos hizo unas señas para que lo siguiéramos hasta su habitación. Allí sacó de su armario un zurrón que llenó de pequeñas flechas y un arco:
Piero: ¿Quién lo quiere? No podemos ir desarmados.
Igna lo cogió:
Ignazio: Yo me ocupo de esto.
Luego, extrajo una cerbatana de oro y una bolsita con papeles:
Piero: Toma, Gianluca. Bien sabes que la saliva de ángel es altamente tóxica para los demonios, así que tú solo debes tener buena puntería, al igual que Ignazio.
Gianluca: ¿Y tú qué llevarás?
Sonrió débilmente y nos mostró un boomerang:
Piero: Si os dais cuenta, todas nuestras armas dependen de la puntería, aunque sean mágicas y por ello realmente peligrosas.
Y razón no le faltaba: Saliva de ángel tóxica, flechas que electrocutaban todo aquello donde se clavaran y un boomerang capaz de cortar y despedazar cualquier cosa. Visto así, parecíamos tres asesinos... Y quizá hoy llegáramos a serlo:
Ignazio: Hey, chicos, ¿y cómo estará Nemo? ¿Tendrán planeado atacarlo a él también los demonios?
Nos quedamos pensativos durante unos segundos, hasta que Piero gritó:
Piero: ¡TENEMOS QUE AVERIGUARLO!
Unimos nuestras manos y nos preparamos para teletransportarnos, ya que no podíamos perder más tiempo del que habíamos perdido.
✴✴✴✴✴ NARRA TN ✴✴✴✴✴
TN: ¡¡¡NEMO, SUÉLTAME, PEDAZO DE CEPORRO!!!
Traté de pegarle para poder librarme... Gran error. Justo cuando mi mano hizo contacto con su cara, un calor infernal me obligó a chillar y pude ver que mi palma estaba llena de ampollas y quemaduras:
TN: ¿¡CÓMO LO HICISTE!?
El muy hijo de puta se echó a reír como si estuviese loco (¡oh, vamos, se veía a leguas que estaba mal de la chaveta, era un demonio!):
Nemo: Los demonios somos calientes, ¿dónde te crees que vivimos, en una piscina de bolas?
Una lágrima pedía permiso para descender, pero no se lo consentí. No delante de él:
TN: ¡¡¡TÚ SIEMPRE HAS ESTADO EN EL ORFANATO DE LA SEÑORA CINZIA AL IGUAL QUE YO, Y ERAS AMIGO DE KÉMUEL!!! ¿¡CÓMO ES QUE AHORA TE HAS CONVERTIDO EN... ESTO!?
Y se transformó. Su cuerpo se tornó completamente rojo, los cuernos y la cola se hicieron presentes y tanto los colmillos como las uñas le crecieron. Enredó uno de sus dedos en mi pelo para jugar con un mechón... Que también terminó chamuscado:
Nemo: Oh, sí, el ingenuo de Kémuel y su condenada pulsera... Él nunca sospechó que, con ella, te estaba haciendo tanto daño como te lo voy a hacer yo. Pero bueno, ya no hablemos más de eso, ¿está bien? ¡¡¡ARRIBA!!!
Me elevó del suelo con un fuerte tirón. Yo quise resistirme, pero saltaba a la vista que era inútil. Me sentó en una silla y comenzó a atarme muy concienzudamente, pero, de pronto... Todo el salón sufrió algo así como un tornado y la estancia se iluminó. Y tres figuras conocidas para mí se volvieron visibles... Pero esta vez con un toque diferente: Alas:
TN: ¡¡¡CHICOS!!!
Piero: ¡¡¡RAGAZZA!!!
Gianluca: ¡¡¡BELLA!!!
Ignazio: ¡¡¡BAMBINA!!! ¿Estás bien?
TN: ¿Sois ángeles?
Gianluca: Escucha, nosotros...
TN: ¿Por qué no me lo dijisteis?
Ignazio: Podemos explicártelo...
TN: ¿¡TENÍA QUE SER ATACADA POR UN DEMONIO PARA QUE CONFESÁRAIS!?
Piero: ¡¡¡TN, YO TE LO CONTABA EN EL VÍDEO, Y CREÍ QUE IBAS A LEER MI CARTA!!!
TN: ¡¡¡PERO EL CD SE RAYÓ Y NO LO PUDE VER!!!
Piero: ¿Y la carta?
TN: ¡¡¡LA PERDÍ!!!
En ese momento, Nemo volvió a reírse:
Nemo: Sois tan estúpidos todos vosotros... Cada uno más que el anterior. ¡¡¡YO HICE QUE EL CD SE ESTROPEARA!!! ¡¡¡YO TE ROBÉ LA CARTA Y LA DESTRUÍ!!! Y ahora... Los 4 aprenderéis que ser inocente se paga caro.
Y, tras decir eso, me pegó un zarpazo en la cara. No me hizo falta ser muy lista para saber que estaba sangrando:
Ignazio: ¡¡¡NO LE HAGAS NADA MÁS!!!
Piero: ¿¡TÚ ERAS EL DEMONIO, NEMO!? ¿¡CÓMO NO PUDE VERLO!?
Nemo: ¡¡¡PORQUE LOS ÁNGELES SOIS BONDADOSOS Y NO PODÉIS RESISTIROS A ACOGER A LOS DEMÁS!!! ¡¡¡YO SALÍ DEL ORFANATO PARA NO PERDERLA DE VISTA, VOSOTROS QUISISTEIS RESCATARLA Y YO NO LO IBA A PERMITIR!!!
Vi cómo Piero fruncía los labios y lanzaba un boomerang envuelto en un halo de luz. Desgraciadamente, Nemo lo atrapó en el aire y lo acercó a mí:
Piero: ¡¡¡NO!!!
Nemo: ¡JÁ! ¡¡¡RENUNCIAD A VUESTRA FORMA DE ÁNGELES AHORA O, SINO, ESTE BOOMERANG LE COSTARÁ LA VIDA A LA DESGRACIADA!!!
Ignazio: ¿¡QUÉ!?
Nemo: ¡¡¡LO QUE HABÉIS OÍDO!!! ¡¡¡SI QUERÉIS LUCHAR, LO HARÉIS COMO HUMANOS!!!
TN: ¡¡¡ESO NO ES JUSTO, ESTÁN EN DESVENTAJA!!!
Nemo: ¡¡¡CÁLLATE, ENFERMA, AQUÍ VAN A JUGAR CON MIS REGLAS!!!
Piero: De acuerdo.
TN: ¡¡¡PIERO, NO!!!
Gianluca: Tranquila, bella, confía en él y en nosotros también.
Nemo: Buena elección, angelitos. Lástima que sea la última que vais a hacer... Al menos en la Tierra.
TN: ¿¡CÓMO QUE "AL MENOS EN LA TIERRA"!?
Ignazio: TN, somos inmortales, porque venimos del cielo... Pero tenemos una parte humana, y esa pequeña parte es mortal. Así que, si ahora no somos ángeles y Nemo nos mata... No podremos pisar la Tierra de nuevo y tendremos que quedarnos en el cielo para siempre.
No me dio tiempo ni a protestar. Los tres posaron sus armas en el suelo y esa bonita luz los invadió. De estar flotando en el aire con sus alas, pasaron a perderlas y a posar los pies en el suelo. Esas armas estaban desapareciendo, al igual que sus alas, pero Nemo hizo un giro de muñeca y todas ellas vinieron a parar a él. Ahora... Eran simples humanos y el demonio estaba más armado que nunca:
Gianluca: ¡¡¡MIERDA!!! ¡¡¡ESO NO ERA LO QUE HABÍAMOS ACORDADO!!!
Nemo: Ay, Gianluca, no seas así... Ya deberías saber que los demonios no somos de fiar. ¿Acaso tu hermano Ernesto no hizo cosas así cuando os traicionó? ¿Qué te creías, que aunque solo hubiese pasado unos días en nuestro terreno no lo íbamos a obligar a ser malvado? Qué pena me das... Tú más que ninguno.
Gianluca: ¡¡¡CÁLLATE, ERNIE NUNCA HIZO ALGO ASÍ AUNQUE SE FUERA CON VOSOTROS AQUELLA VEZ!!!
Nemo: ¿Que no? Cómo me encantaría que vieras la manera en la que tu hermano pequeño disfrutó derramando sangre... Pero eso ya podrá contártelo él. ¿¡NO QUERÍAIS PELEA!? ¡¡¡PUES PELEAD!!!
Pero ninguno se movió:
Nemo: Oh, ¿necesitáis una motivación para enfrentaros a mí? ¡Podríais habérmelo dicho antes!
Y ¡¡¡ZAS!!! El boomerang rozó la piel de mi cuello, abriendo un gran tajazo y dando vía libre a mi desangramiento. Me dolía, me dolía con toda mi alma y me sentía morir lentamente, pero lo peor no era eso... Era no tener la certeza de que mis ángeles sobrevivieran:
Ignazio: ¡¡¡TN!!! ¡¡¡APÁRTATE DE ELLA, MALDITO!!!
Vislumbré a Igna saltando sobre Nemo, y Piero y Gian iban en su ayuda, pero no sirvió de nada. Nemo había usado su propia arma para matarlo, colocó la flecha, tensó el arco y el pecho de Ignazio fue atravesado. Sin embargo, esa no fue la peor parte... Lo peor fue verlo en el suelo, retorciéndose mientras era electrocutado sin posibilidad alguna de salvación. Intenté pararlo, pero estaba débil, no podía casi hablar...:
TN: Ignazio... Ignazio, no...
Bajé la cabeza y aprecié mi sangre, cayendo como si de una cascada se tratara. Entonces me acordé de algo, hice un esfuerzo por ver a Igna de nuevo y observé su camisa blanca arruinada por una gran mancha azul: Su sangre. De repente, sentí una leve caricia en mi hombro. Giré para ver quién era, pero me hizo una señal para que no hablara y comenzó a desatarme. Él susurraba y yo seguía ahí, completamente moribunda:
Gianluca: Prométeme que cuando te desate vas a correr lo más rápido que puedas, te esconderás y no te pasará nada, prométemelo, bella... No cierres los ojos, sé que estás cansada, pero saldremos de aquí, ¿vale?
No recuerdo muy bien qué sucedió, pero creo que Gian sacó un pequeño bote con algo azul, lo abrió y lo vertió en mi boca:
Gianluca: Es la sangre de Piero... Mezclada con la plata de tu pulsera. No hagas preguntas, sé que, cuando la bebas, te sentirás como siempre y podrás pedir ayuda, no estarás moribunda ni nada por el estilo... Pero corre mucho. Oh, y... Bella. Te a...
Nemo: ¿¡QUÉ HACES, IDIOTA!?
Piero peleaba con Nemo, pero ni eso había servido de distracción para él. Había pillado a Gianluca, y solo cuando vi que le clavaba una cerbatana en el ojo y su rostro se bañaba de azul, solo entonces, comprendí que tenía que salvar mi vida, ya que Ignazio se había muerto y no iba a poder rescatar a Gian, aunque esperaba que Piero lo hiciera, o que, por lo menos, él no fuese el siguiente. Así que eché a correr, pero mi cabeza dolía. No era dolor físico, sino interior, porque los gritos de agonía de Gianluca me perseguían en todo el camino. Había sido lo más horrible que jamás había presenciado, y entonces sí, dejé que las lágrimas se abrieran paso y corrí y corrí sin parar, no sé durante cuánto tiempo, solo sé que estaba agotada de tanta carrera y, al detenerme, me dejé caer. Seguía sangrando, pero ya no sentía dolor, era como que mi salud estaba perfectamente, pero seguía desangrándome. Debí pasar unos 5 minutos recuperando el aliento en plena calle, hasta que...:
Piero: ¡¡¡RAGAZZA!!!
Miré hacia donde había escuchado su voz y sonreí con alivio:
TN: Piero...
Corrió en mi dirección, se agachó junto a mí y me apretó contra su cuerpo:
Piero: ¿Estás bien? ¿Te duele?
Negué:
TN: Estoy bien... No te vayas, per favore.
Piero: No me voy a ir, nunca te dejaría...
Pero reparé en una cosa:
TN: ¿Por qué tienes un pañuelo cubriendo tu mano? ¿Por qué sangras tanto?
Piero: Me he quedado sin mano, pero tranquila... No pasa nada.
TN: Piero, los ha matado. Ha acabado con Igna y Gian.
Piero: Ya lo sé, pero ellos siguen vivos. Están allá arriba, literalmente. Solo que... No volverás a verlos. Dios, ¡me siento tan culpable!
Tuve la necesidad de volver a llorar, y así lo hice. Al final, él también lloró:
TN: ¿Ya no corremos peligro?
De pronto, me miró:
Piero: Tenemos que escondernos, no he sido capaz de matarlo, solo logré escapar... ¡¡¡VAMOS, NO PODEMOS ARRIESGARNOS A QUE NOS ENCUENTRE!!!
Me agarró del brazo con fuerza y tiró de mí. Decidimos escondernos en un estrecho y maloliente callejón, donde solo había un mendigo cabizbajo frotándose para intentar tener calor:
Piero: Ragazza, quédate aquí... Yo iré a hablar con ese hombre.
Asentí y observé cómo entablaba una conversación. Todo parecía ir bien, pero divisé un resplandor rojizo en la mirada del vagabundo:
TN: ¡¡¡PIERO, CUIDADO!!!
Se dio la vuelta para mirarme:
Piero: ¿Qué pasa?
Y cuando miró al extraño otra vez... Este sacó el boomerang de debajo de su ropa y lo alzó en el aire para que fuera a parar... Justo en el cuore de Piero, alejando de mí al único ángel que me quedaba:
TN: ¡¡¡NO!!! ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOO!!!
Era Nemo. Me había destrozado la vida, él siempre había sido el culpable de mi tristeza y de mi mala suerte, ¡él era el causante de todo! Mientras lloraba, Piero cayó al suelo de rodillas, todo él cubierto de sangre también, y por fin, se desplomó en la acera:
TN: ¡¡¡HIJO DE PUTA, ELLOS NO SE MERECÍAN ESTO, YO NO ME MERECÍA ESTO, TE ODIO, TE ODIO, TE ODIO, JODER!!! ¡¡¡ACABA CON ESTO YA, NO TENGO NADA NI NADIE A QUIEN PERDER!!! ¡¡¡MÁTAME, COBARDE!!!
Pero su insoportable risa retumbó en mis tímpanos:
Nemo: Estoy aquí para hacerte sufrir, obviamente no voy a matarte, mi objetivo es que no seas feliz en vida, y para eso... Espero que vivas durante muchos años más, zorra.
Estaba al borde de un ataque de ansiedad, pero me serené y pensé:
TN: Yo hago lo que quiero...
Nemo: ¿Eh?
TN: ¡¡¡QUE YO HAGO LO QUE QUIERO, IMBÉCIL!!! ¡¡¡ESTO SE HA TERMINADO PARA MÍ!!!
Escuché cómo me llamaba y corría detrás de mí, pero yo había tomado una decisión, tenía 18 años y hacía lo que me daba la real gana. Lo ignoré en todo momento, agrandé los pasos y me sentí triunfante al ver las vías del tren. Respiré hondo, cerré los ojos y sonreí:
TN: Nos vemos en el cielo, angelitos míos...
Y, cuando vi que un tren se acercaba, me lancé a las vías. Todavía oía los gritos de Nemo, pero me eran indiferentes. Si me moría, eran todo ventajas: Volvería a ver a los chicos, él ya no podría amargarme más... El ruido del tren sonaba a mi lado y solo pedí a mis ángeles que no fuese muy doloroso. Iba a ser aplastada, pero justo cuando la delantera del vehículo me rozaba...:
TN: ¡AH!
Me desperté en una cama, toda sudorosa y respirando agitadamente. Miré a mi alrededor y reconocí el lugar en el que me encontraba:
TN: ¿Qué hago en un hospital? Yo estoy muerta...
Debí medir mis palabras. Creí que estaba sola en la habitación, pero no era así. Un hombre con bata blanca se giró y, con los ojos muy abiertos, gritó:
Doctor: ¡¡¡HAS DESPERTADO!!! ¡¡¡OH, POR DIOS, TODOS PENSÁBAMOS QUE JAMÁS DESPERTARÍAS!!!
La curiosidad de saber qué hacía en el hospital y no en un ataúd se volvió secundaria al reconocer a ese "doctor". Totalmente sorprendida, titubeé:
TN: Ké... ¿Kémuel? ¿Eres tú?
Él también parecía estar sorprendido:
Kémuel: ¿Cómo es que sabes mi nombre?


๑ Adoptada por Il Volo ๑ {Il Volo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora