Capítulo 18: ¡Tanti Auguri!

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✴✴✴✴✴ NARRA GIANLUCA ✴✴✴✴
Empecé a caminar con disimulo, tratando de no hacer ruido para evitar que TN se despertara, y consulté mi reloj. 03:30 am. De pronto, pude escuchar que alguien me llamaba:
Ignazio: ¡¡¡Pssst!!! ¡¡¡Pssst!!!
Seguí el susurro de Igna y me posicioné frente a él:
Gianluca: ¿La tienes?
Él asintió varias veces con la cabeza y mis ojos curiosos fueron a parar al objeto brillante que estaba sujetando en sus enormes manos. Suspiré con alivio al comprobar que se trataba de esa cosa que tantos quebraderos de cabeza nos había estado dando durante estos días:
Gianluca: ¿Cómo vas a deshacerte de la pulsera?
Ignazio esbozó una sonrisa:
Ignazio: Es fácil.
Gianluca: ¿Sabes? Creo que deberíamos contarle toda la verdad sobre esto a Piero. Lo está pasando realmente mal.
Ignazio: ¿A qué te refieres, Gian?
Gianluca: Me refiero a que está obsesionado con encontrar la pulsera y devolvérsela a TN. El pobre solo quiere hacerla feliz... Y, pensándolo bien, estamos los tres juntos aquí, esto no es solo una cosa de dos... Por eso pienso que debemos decírselo, porque lo cierto es que él no entiende la gravedad del asunto, no tiene ni la más mínima idea de por qué debemos destruir esta cosa.
Ignazio: ¡¡¡NI SE TE OCURRA CONTARLE NADA, GIANLUCA!!! Él es demasiado inocente y, teniendo en cuenta que ya ha puesto en peligro nuestro secreto una vez, no me cabe duda de que volverá a hacerlo de nuevo, incluso aunque esa no sea su intención, y ella... Ella es la peor parte. Se cree que esa puta pulsera le hace bien, cuando la realidad es que le está haciendo todo lo contrario. Y en cuanto a ti, Gian... La bambina no es inútil, bien sabrá ella cómo untar una tostada con el cuchillo... Tú mantente alejado de todos los objetos puntiagudos.
Bufé y cedí:
Gianluca: Está bien... Tú verás. ¿Cómo acabamos con esto?
No dijo nada más, simplemente cerró la mano en la que tenía la pulsera, poniéndola en forma de puño delante de sus ojos, y apretó lo más fuerte que pudo. En poco tiempo, todo él se encontraba temblando por la presión, sus sienes rebosaban de sudor y sus dientes permanecían apretados:
Ignazio: Gian... Ayúdame, haz lo que yo te diga, paso a paso.
Gianluca: De acuerdo, ¿qué hago?
Ignazio: Pon tu mano en la mía y haz lo que estoy haciendo yo, aprieta lo más fuerte que seas capaz, no me vas a hacer daño. Rápido, Gianluca.
Y le hice caso, coloqué la mano justo donde él me había dicho. Al cabo de un rato, yo lucía como él lo hacía antes, hasta que paró de presionar y se relajó:
Ignazio: Ya está. Quita la mano.
Lo obedecí y procedí. Él abrió la suya y vi que su palma estaba impregnada de un líquido también brillante que reemplazaba a la joya:
Gianluca: ¿Qué es eso?
Ignazio: ¿Qué va a ser? Plata líquida.
Gianluca: ¿Y ahora tendremos que mezclar eso con...
Ignazio: Ajá. Vamos, Piero tiene los botes arriba.
Sigilosos, nos adentramos en el baño, donde yo abrí el armarito y tomé un bote lleno de sangre azul de Piero. Le quité la tapa y se lo acerqué a Igna, que vertió un poco del fluido plateado y se lo metió en el bolsillo:
Gianluca: ¿Adónde vas a llevar eso?
Él se rió con obviedad:
Ignazio: Se lo tengo que enviar a Gaetano, y lo sabes. La sangre de su hijo no es tan potente como todos ellos creen, pero, al mezclarla con esto, podemos aumentar su calidad. Además, así TN no volverá a ver la pulsera nunca más.

๑ Adoptada por Il Volo ๑ {Il Volo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora