Capítulo 23: La venda cayó de tus ojos.

1.3K 91 112
                                    

✴✴✴✴✴ NARRA TN ✴✴✴✴✴
Kémuel: Dime, ¿cómo sabes mi nombre, TN?
Lo observé con atención, pero, aparte de que ahora era doctor, seguía siendo el mismo de siempre. Joven, me refiero:
TN: ¿Desde cuándo trabajas aquí, francesito?
Abrió los ojos como platos y se sentó conmigo en la camilla:
Kémuel: ¿Cómo sabes que soy de Francia?
Pensé en decirle todo, pero caí en la cuenta de que él no me recordaba, o al menos, no de la misma manera en la que yo me acordaba de él, así que le dije lo primero que se me ocurrió:
TN: Eh... Se te nota en el acento que no eres italiano.
Se rascó el cuello y sonrió:
Kémuel: Oh, ¿es tan evidente?
Asentí:
Kémuel: Dios, haberte quitado la pulsera esa ha sido la mejor decisión que he tomado desde que llegué aquí para tratarte.
Sentí que un escalofrío recorría mi espina dorsal de pe a pa:
TN: ¿La... La pulsera? ¿Qué pasó con ella, Kémuel?
Pero, en vez de despejar mis dudas, se colocó la bata y se levantó:
Kémuel: ¡Espera, tengo que ir a avisar a tu familia!
TN: ¿¿¿FAMILIA??? ¿¿¿YO???
Y se marchó, cerrando la puerta tras de si. Miré a ambos lados y vi que tenía el brazo derecho lleno de cortes, pero... ¿De qué eran? No podían ser de auto lesiones, yo no hacía eso... ¿O ? Y miré al brazo izquierdo, lleno de moratones y con una especie de suero clavado. Decidí llevar mis manos a las sábanas y las levanté con lentitud para ver que tenía una pierna escayolada y la otra como medio quemada:
TN: No entiendo nada... ¡¡¡NO ENTIENDO NADA!!!
Más gente entró en tromba en el cuarto. Sonreí:
TN: ¡¡¡SEÑORA CINZIA!!! ¡¡¡JADRYGA!!!
Pero también entró otra persona... Un chico:
TN: ¿Matías?
Él me saludó con la mano. Tenía la boca muy abierta, pero... ¿Por qué todos se sorprendían al verme? Ya tenía hasta miedo de enfrentarme al aspecto de mi cara. ¿Cómo estaría? ¿Por qué no había muerto y, en su lugar, estaba postrada en una cama con heridas no tan graves si nos estábamos refiriendo a que me había lanzado a las vías del tren? La señora Cinzia empezó a llorar y Jadryga corrió a abrazarme:
Jadryga: ¡Oh, ya te tenemos de vuelta por fin, hermanita! ¡No sabes cuánto te hemos echado de menos mamá y yo!
Le correspondí al abrazo, y pregunté:
TN: ¿Qué mamá? Si ambas somos huérfanas... La señora Cinzia nos crió en el orfanato, ¡y Kémuel y Matías también estaban! ¡Y Nemo!
Ella se apartó y las lágrimas de felicidad de la señora Cinzia fueron sustituidas por un rostro de preocupación:
Cinzia: TN, cariño... Si yo soy tu madre, ¿qué estás diciendo?
TN: ¿¡QUÉ!?
Miré a Kémuel para exigirle una explicación:
Kémuel: Eh... Per favore, déjenla descansar un ratito, tengan en cuenta que acaba de despertar y, tras estar en coma durante 8 meses, le va a costar un poco volver a ubicarse en el mundo real.
Los tres asintieron y se fueron:
TN: Kémuel... Dime por qué Jadryga y tú no estáis juntos, dime cómo es que no estáis en el orfanato y... Por el amore de Dio, ¿qué es eso de que soy la hija de la señora Cinzia?
Kémuel: ¿De verdad no te acuerdas? ¿Cómo puedes saber cómo me llamo si nunca me viste y no recordar a tu familia?
Comencé a chillar de la frustración:
TN: ¡¡¡QUE SÍ QUE ME ACUERDO DE TODOS, PORQUE NOSOTROS ESTÁBAMOS EN EL ORFANATO DESDE QUE ÉRAMOS NIÑOS, TÚ ESTABAS ENAMORADO DE JADRYGA Y AMBOS TENÉIS 17 AÑOS, PERO CREO QUE TÚ ESTÁS A PUNTO DE CUMPLIR 18 SI AÚN NO LOS TIENES, Y YO NO TENGO FAMILIA, SOLO OS TENGO A VOSOTROS Y A MIS TRES ÁNGELES DE LA GUARDA!!!
De nuevo, se quedó completamente anonadado. Solo dijo:
Kémuel: Tienes razón en que estoy enamorado de tu hermana pequeña, pero ella tiene novio, ¿no lo viste? Matías... Y sí, tengo 18 años recién cumplidos. Y, si me disculpas, creo que lo mejor para mí va a ser salir a tomar aire fresco un momento, después regresaré para examinarte, ¿está bien? Y no te alteres, yo personalmente estoy muy feliz de haber logrado que despertaras.
Salió por otra puerta distinta y me quedé sola otra vez. Antes de que alguien volviera a entrar, lloré cuanto quise. ¿Qué estaba pasando? ¿Dónde me encontraba? ¿Por qué nadie me decía nada de los piccolos?:
TN: Os necesito, chicos...
Escondí la cabeza entre las rodillas y seguí llorando, pero, cuando la alcé para limpiarme las lágrimas, vislumbré tres sombras en el suelo. Extraño, pues no había nadie:
TN: ¿Sois vosotros? ¿Sois mis ángeles?
Unas figuras se fueron perfilando, correspondiendo a las sombras proyectadas en las baldosas, hasta que por fin volví a recuperar la sonrisa. Había vuelto a verlos... Y sus alas blancas los acompañaban:
TN: ¡Chicos!
Ignazio estaba sentado sobre el escritorio del doctor, balanceando los pies. Gianluca se apoyaba en la pared mientras se lamía los labios. Y Piero... Estaba arrodillado a mi lado:
Ignazio: Hey, bambina, estamos muy orgullosos de ti.
Parpadeé unas dos veces para asegurarme de que mi subconsciente no me engañaba:
TN: ¡No estáis muertos!
Gian negó:
Gianluca: No, ya te dijimos que éramos inmortales, bella.
TN: ¿Y por qué estáis orgullosos de mí?
Piero se rió y me cogió de la mano:
Piero: Porque... Has despertado. Y esa era nuestra misión, ragazza: Ayudarte a despertar.
Bufé:
TN: ¿Por qué no soy capaz de entender nada? ¿Podéis explicármelo, per favore?
Ellos asintieron e Igna empezó:
Ignazio: Verás, TN... Todo lo que hemos vivido, todo lo relacionado con el orfanato, la adopción... Estaba en tu mente. Fue, por así decirlo, real para ti pero ficticio para nosotros.
Piero: Pero también hay cosas que, aunque hayan pasado en tu mente, eran reales.
Gianluca: Sí, pero mejor ir directos al grano, no tenemos mucho tiempo más.
Elevé una ceja:
TN: ¿Cómo que todo fue "ficticio"?
Ignazio: Mira, no queremos que te asustes, pero... Has estado en coma durante 8 meses. Y te preguntarás... ¿Por qué? Bien, estoy seguro que no vas a poder olvidar al gran hijo de puta de Nemo.
Gianluca: Y nosotros tampoco.
TN: Ya... ¿Qué tiene que ver él en todo esto?
Piero: Él era tu pareja, TN. Fue culpa suya que acabaras aquí y sufrieras un coma, porque te agredía.
TN: ¿Q-qué?
Ignazio: Sí, empezó a pegarte poco después de vuestro primer aniversario como novios. Se emborrachaba y se drogaba... Además, era muy celoso contigo. Y tú, bambina mía, pagabas las consecuencias sin tener ninguna culpa.
No podía creerme lo que me estaban contando. ¿Nemo y yo? ¿Juntos? ¿Desde cuándo?:
TN: No puede ser... No puede ser.
Piero me acarició la espalda y Gian siguió hablando:
Gianluca: Ya sé que ahora te cuesta mucho creerlo, porque también tienes amnesia. Pero tu mente ha sido lo suficientemente fuerte como para crear un mundo paralelo. Un mundo paralelo en el que... Había un espacio para nosotros.
Piero: Nemo te pegaba diariamente, incluso Jadryga lo sabía. Ella trató de hacerte ver que tenías que denunciarlo, que no podías seguir así... Pero tú tenías demasiado miedo como para ver el enorme peligro al que estabas expuesta. Fíjate que, incluso después de todo lo que te hacía, tú lo justificabas diciendo cosas como: "Los dos tenemos mucho carácter...", "También ha sido culpa mía...", "Tiene razón, no puedo salir a la calle con esta ropa, parece que voy provocando...", "Él solo quiere lo mejor para mí...", "Me ama, por eso es celoso..." y no sé cuántas tonterías más. ¡No, TN! ¡Eso no es amar, es ser posesivo!
Ignazio: Como sea, tú no dejaste que tu hermana lo denunciara, y mucho menos pensaste en hacerlo tú. Hasta que llegó un día, mucho peor a los demás. Nemo jamás había estado tan borracho y tan drogado, ¡estaba enloqueciendo! Tú habías quedado con él para cenar en un restaurante. Cuando Nemo llegó (tarde, por supuesto), te vio hablando con el camarero. Obviamente solo te estaba tomando nota de lo que querías comer, pero ya te dije que era muy celoso. Tú te enfadaste por la forma en la que venía, y al final ni siquiera os quedasteis. Fuisteis discutiendo en el coche y, al llegar, todo se intensificó.
Gianluca movió la cabeza de arriba a abajo:
Gianluca: Comenzó a golpearte como un animal, estaba desquiciado. Al intentar escapar, te caíste por las escaleras y te rompiste una pierna, la que tienes escayolada. Él aprovechó para cortarte en un brazo con una hoja de afeitar, estaba dispuesto a acabar con tu vida, pero quería que pareciera un suicidio. Y luego... Quiso quemarte viva. Te prendió fuego, pero justo cuando lo hizo, la señora Cinzia y Jadryga aparecieron. Tu hermana se lo había contado a tu madre, y ella no iba a permitir que te hiciera daño, no más, así que trajeron a la policía hasta vuestra casa, y ya no pudo salirse con la suya, pero tú estabas muy débil... Y caíste en coma. Ahora ya sabes por qué tienes una parte de la otra pierna quemada.
Entreabrí la boca y dejé salir un suspiro. Quise tocarme la cara, pero Piero no me lo permitió:
Piero: Per favore, no. No tienes por qué fijarte en eso ahora.
Le hice caso y miré a las sábanas:
TN: Así que... ¿Soy una víctima de la violencia de género?
Los tres me lo confirmaron:
Ignazio: Así es.
Piero: Y nosotros vinimos a ayudarte con toda esta situación.
Gianluca: Y es la mejor decisión que pudimos haber tomado.
Sonreí sin muchas ganas y les pregunté, porque sabía que ellos eran los únicos que me lo iban a decir:
TN: Entonces... ¿Jamás me adoptasteis? ¿Y en realidad, la señora Cinzia es mi madre?
Ignazio: Exacto.
TN: ¡De esa manera, no soy española, sino italiana, y Jadryga igual!
Gianluca: ¡No! No, no, ni tanto. No sabemos quién es tu padre, pero sí que la señora Cinzia y él estaban de viaje en España cuando te tuvieron. Pero ese hombre terminó abandonándola, así que ya no tienes padre, jamás volvisteis a saber nada. Y ella quería otra hija. Como no tenía a alguien con quien concebir, decidió ir a un orfanato y adoptó a Jadryga. Tú eres nacida en España y ella, en Alemania, eso es correcto. Espero que ahora lo entiendas todo, y estamos seguros de que tienes una mente muy poderosa, pues no todos tienen la misma capacidad que tú para crear un mundo irreal a partir de gente conocida tras una paliza semejante.
Rodé los ojos y los cerré:
TN: ¿Y qué condena le pusieron a Nemo?
Piero: Ese desgraciado está entre rejas, como debe ser. No sé exactamente cuánto tiempo debe pasar ahí por violencia de género e intento de asesinato, pero no será poco. Además, tiene una orden de alejamiento. Y los tres... No vamos a permitir que el muy estúpido vuelva a ponerte una mano encima, aunque no podamos regresar a la Tierra contigo.
Eso realmente me hundió, porque sabía que los iba a echar muchísimo de menos. Pero, antes de que pudiera decir nada, Ignazio exclamó:
Ignazio: ¡Bambina, ahora que me doy cuenta, te hemos escondido un montón de cosas! Y, como no vas a volver a vernos... Quizá no esté tan mal que te lo contemos todo.
Me incorporé bien en la cama, con los ojos muy abiertos y otra pequeña sonrisa:
TN: ¿Por fin lo sabré todo sobre vosotros, angelitos?
Gianluca: Si tú quieres...
TN: ¿Cómo no voy a querer? Seguro que acierto en que el que más me ha mentido ha sido Piero, ¿verdad?
Él se rió:
Piero: No seas injusta, es cierto que yo soy el que más tiene que contarte, pero también he sido el más transparente.
Quise acariciar su mejilla, pero mi mano traspasó su rostro, como si fuese un fantasma:
TN: ¿Por qué no puedo tocarte?
Piero: Porque no volveremos a vernos, seremos invisibles para ti y se supone que nadie sabe que los ángeles existen, nadie puede verlos ni mucho menos tocarlos. Ahora, déjame explicártelo todo.
Triste, me rendí:
TN: Vale... Empieza.
Piero: Bien. ¿Recuerdas el día en el que te llevamos al orfanato de nuevo y, cuando viniste a buscarnos, yo aparecí un poco... Desordenado, por así decirlo?
Lo recordé a la perfección. Piero había aparecido de la nada con la ropa rota, el líquido azul corriéndole por una comisura y con el pelo muy despeinado:
TN: Sí, ¿qué te pasó?
Suspiró y me apretó más las manos:
Piero: Venía de... Pelear.
Ahora la sorprendida era yo:
TN: ¿Pelear? ¿Con quién?
Gianluca e Ignazio levantaron las manos:
Gianluca: Con nosotros.
TN: ¿¡Con vosotros!? ¿¡Pero por qué!?
Ignazio: Porque él se transformó y fue a dar un paseo con su forma de ángel, necesitaba despejarse y creyó que esa era la mejor manera, y nosotros no podíamos dejar que alguien lo viera... Y, como no quería volver, no tuvimos más remedio que recurrir a la fuerza.
De repente, me acordé de aquellos bichos gigantes que volaban y que había visto con Kémuel desde la habitación de los niños:
TN: Así que... Lo que vimos Kémuel y yo... ¿érais vosotros dos persiguiendo a Piero?
Gianluca: ¿Nos visteis?
Negué:
TN: No, pero sí que vimos la sombra.
Gianluca: Oh... Y todo por culpa de estos idiotas.
Ignazio: ¡Hey, cuidadito con lo que dices! ¡Al menos a mí no me metieron una cerbatana en todo el ojo!
Gianluca: No, es verdad. A ti te chamuscaron como si fueras una hamburguesa en una barbacoa, bonito.
Ignazio: ¡Mira, Gianluca, te juro que...!
Piero: ¡Silencio, que se supone que se lo estamos explicando todo!
Gianluca: Perdón.
Ignazio: Lo siento.
Piero: Bueno, pues sí, eran ellos. Y la pintura azul... No era pintura, TN. La sangre de los ángeles es de ese color.
TN: Oh, bueno, eso quizá sea lo que menos me sorprende...
Piero: ¡Ah! ¿Y te acuerdas de la pulsera de Kémuel?
Mi cara cambió radicalmente:
TN: ¿Qué pasó con ella?
Piero: Yo te iba a dar algo cuando regresé, y... Era eso. Encontré la pulsera y te la quise devolver, esa también fue una de las razones por las cuales Gianluca e Ignazio se enojaron conmigo. Resulta que esa pulsera, en realidad, te la puso el doctor Kémuel cuando llegaste. Esta desprendía un calmante que, al principio, se creía que te iba a hacer bien, pero lo cierto es que te hacía todo lo contrario, te prolongaba más el estado de coma. Por eso te la quitamos, nunca la perdiste. Si no llegáramos a arrebatártela, no hubieras despertado aunque volvieras a hacer lo que hiciste.
Me mordí el labio. ¡Todo lo que había vivido no era más que una vil mentira aunque ahora ellos me lo estuviesen aclarando todo, punto por punto!:
Piero: Y también me pillaste con una vía intravenosa en el brazo una noche, ¿sabes?
Asentí:
TN: ¿Te estabas sacando sangre?
Piero: Sí.
TN: ¿Por qué?
Piero: Para mandársela a mi padre. Yo era el heredero del trono, no debería estar ayudándote a ti, sino gobernando el cielo para darle un descanso a papá, pero no quise. Entonces, decidí ayudarlo compartiendo mi sangre con él, para darle más fuerza y vitalidad y que así pudiese seguir al mando de todo sin mucha dificultad. Y yo lloraba porque echaba de menos a mi familia, pero sabía que, si volvía, intentarían por todos los medios que me quedara para cumplir con mi deber. Yo jamás renunciaría a ti, TN.
Ignazio: Oh, y si quieres saber qué hicimos con tu pulsera, la fundimos. La plata, al mezclarse con la sangre de un ángel, proporciona un elixir muy poderoso que es capaz de infundir la máxima energía que alguien puede soportar, así que la vertimos en las reservas del padre de Piero para echar una mano y así poder tener a este tonto a nuestro lado por más tiempo.
Piero le puso una mano en el hombro:
Piero: Awww, es lo más bonito que me has dicho nunca, Boschetto.
Ignazio: Cállate y sigue con las explicaciones, ¿quieres?
Piero: Vale, vale. Qué arisco eres... Ragazza, cuando vino mi hermano Francesco, estuvimos discutiendo en la cocina y tú nos escuchaste. Cuando subí a tu cuarto para dormir contigo, me preguntaste qué había pasado y no quise contártelo... Él estuvo a punto de gritar que éramos ángeles, y yo agarré lo primero que vi y lo herí para hacerlo callar... Con un cuchillo. Se tuvo que ir al cielo para poder curárselo. Una lástima, lo bueno es que terminó entendiéndolo y me perdonó. Y esa misma noche... Me transformé delante de ti para que me creyeras, pero te asustaste tanto que empezaste a gritar y yo no podía dejar que los chicos descubrieran que había sido un chivato, y te borré la memoria.
Gianluca: ¡Piero, eres terrible!
Ignazio: Terriblemente tonto e irresponsable, eso es lo que es.
Piero: Dah, que os den morcilla a los dos, el caso es que lo hice y claro, ahora no lo recuerdas, pero eso fue lo que ocurrió.
Efectivamente, no recordaba nada de eso, pero si él lo decía, yo confiaba ciegamente en que eso era cristalino:
Ignazio: ¿Sabes por qué nos fuimos?
TN: No, ¿por qué?
Ignazio: Cuando cumpliste la mayoría de edad, ya eras libre de hacer lo que quisieras, incluido irte de nuestro lado, y nos marchamos para que no pudieras hacer eso... Porque te extrañaríamos mucho. Y, sin saberlo, te dejamos a solas con el culpable de todo. Lo sentimos, los tres sabíamos que tu novio te maltrataba, pero no sabíamos quién era... Fue un error garrafal por nuestra parte.
Casi lloro de nuevo al recordar cómo Nemo les había dado muerte a sus formas humanas. Por su culpa, ya no podrían quedarse conmigo...:
TN: Da igual, yo os sigo queriendo con todo mi cuore, chicos.
Ellos sonrieron y Gian me desveló el penúltimo misterio:
Gianluca: ¿Recuerdas aquella vez cuando los dos nos escapamos por un pasadizo secreto que había en una de las habitaciones y que llevaba a la cocina?
TN: Sí...
Gianluca: Pues lo teníamos porque era el lugar perfecto para escapar y poder transformarnos tranquilamente sin ser vistos.
No pude contener una risa al acordarme de aquel día. Todo lo vivido con mis ángeles era... Simplemente mágico:
Piero: ¿Y quieres saber por qué despertaste, cómo lo lograste?
TN: ¡SÍ! ¡SÍ, PER FAVORE!
Piero: Te pusiste en contra de Nemo, por una vez no dejaste que te manejara, tú tomaste la decisión de suicidarte y así lo hiciste. Así... Pusiste fin a tu vida paralela para continuar con la vida real que dejaras olvidada tras la agresión. Por eso es por lo que estamos tan orgullosos de ti.
Acto seguido, vinieron a abrazarme. No sentí sus brazos pegados a mi cuerpo, pero sus aromas:
Ignazio: Ti amo, bambina.
Gianluca: Yo igual, bella.
Piero: Y yo, ragazza... ¿Qué decirte? Si ya sabes que me tienes loco de amore por ti. Ojalá las relaciones entre ángeles y humanos no estuvieran prohibidas...
Ignazio: Coincido contigo. Te juro que las ganas que me llevo aguantando de besarte desde que te conocí no son sanas.
Gianluca: Yo estuve a punto de besarte... Unas dos veces. Pero nunca llegué a hacerlo.
Bufé con mala cara:
TN: A mí también me gustaría besaros a cada uno, pero no puedo... Me sentiría como una fulana. Ojalá pudieseis ser una sola persona, piccolos.
Se miraron entre ellos y sonrieron:
Ignazio: Eso... Podemos hacerlo.
Juntaron sus manos y una ola inmensa de luz los cubrió por completo, uniéndolos en un único cuerpo. Me quedé asombrada ante el ser alado que se encontraba delante de : El cabello y la piel de Gianluca, los ojos y los tatuajes de Igna y los labios y la musculatura de Piero:
Il Volo: Por fin haremos nuestro sueño realidad, TN. Tener un beso tuyo guardado como el más hermoso de los recuerdos en nuestros cuores.
Se fueron acercando a , yo me incliné y cerré los ojos. Sabía que me estaba besando un ángel físicamente, pero también sabía que, dentro de ese ángel, estaban los míos. Y en el beso, lo mismo: Podía sentir el cariño de Ignazio, el de Piero y el de Gian fusionados, y jamás me había sentido tan querida y amada por nadie. Al separarnos, volvieron a ser tres... Y comenzaron a desvanecerse:
TN: ¡¡¡NO!!! ¡¡¡NO, NO, NO, PER FAVORE, NO ME ABANDONÉIS, QUEDAOS CONMIGO, YO OS NECESITO, VI VOGLIO BENE, OS AMO!!!
Ellos movieron las manos en un gesto de despedida:
Piero: Estaremos contigo per sempre, ragazza, nunca olvides eso.
Gianluca: ¡Ti voglio, bella, te estaremos cuidando desde arriba!
Ignazio: Que no nos veas no significa que no estemos, bambina.
Desaparecían cada vez más rápido, tenía que hacer algo:
TN: ¿¡NO HAY ALGUNA FORMA DE HACER QUE OS QUEDÉIS!?
Piero: Sólo una, que te conviertas en nuestro ángel de la guarda y así nosotros en humanos, pero no es tan fácil y tampoco queremos que lo hagas, ¿oíste?
Les faltaba muy poco para irse per sempre de mi vida, yo no lo iba a permitir y, aunque pudiese parecer una decisión algo precipitada, grité igualmente:
TN: ¡¡¡YO SERÉ VUESTRO ÁNGEL DE LA GUARDA!!! ¡¡¡DESEO QUE SEÁIS HUMANOS!!!

๑ Adoptada por Il Volo ๑ {Il Volo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora